Capítulo 23

19 2 0
                                    

Capítulo 23

Los rayos de sol incidían directamente en la cara de Hermione, ésta al sentirlos intentó taparse con la mano, pero sintió que no podía. Al abrir los ojos a duras penas se encontró que tenía encima de su pecho la cabeza de Harry mientras que a su lado derecho estaba Draco y a su lado izquierdo Cormac, el cual le tenía sujeta la mano, motivo por el cual apenas podía moverse.

Hermione suspiró y una pequeña sonrisa se le escapó, nunca se había imaginado que ella sería una de esas chicas que se atreven a todo en el sexo con su pareja, pero lo era. Cuando estaban con ella, los chicos sacaban su lado más travieso y sensual y la convertían en una mujer dispuesta a todo. No se sentía mal ni culpable por haber hecho un cuarteto con ellos, ya que eran sus chicos, sus maridos y confiaba plenamente en ellos. Se estaba enamorado peligrosamente de todos ellos, y ¿cómo no hacerlo?

Harry siempre había estado allí con ella, desde el principio, había sido su príncipe encantador, su amigo, su amante primero y más fiel. Podía contar con él para todo, siempre tendría su apoyo y lo admiraba.

Draco por su parte había sido una sorpresa ya que nunca, ni en sus mejores sueños, había imaginado que sería así con ella. Se acordaba como en sus años de Hogwarts, él se burlaba de ella, por su sangre y por su forma de ser. De ese niño tonto y malcriado no quedaba nada, sino un hombre con ganas de divertirse, que la trataba como a una princesa y que estaba pendiente de ella.

Y qué decir de Cormac, su gran revelación. Si alguien le hubiese dicho en el pasado que estaría atada a Cormac y que disfrutaría con él, seguramente se habría reído en su cara. Pero lo era, no solo era guapo, sino que también era atento y considerado. Cormac era muy físico y eso era nuevo para ella, nunca dejaba de tocarla y de alabarla y había descubierto que le encantaba.

Se sentía querida y arropada, además de protegida y adorada; nunca había sentido nada igual. Los cuentos que había leído de pequeña siempre le habían hablado de un príncipe, pero ella tenía siete príncipes, cada cual de un color y no lo cambiaría por nada.

Hermione intentó deslizarse por la cama, pero le era imposible con Harry en su regazo y con Draco y Cormac sosteniéndola con fuerza, así que sintiéndolo mucho, con la mano que tenía libre, empezó a darles golpecitos suaves a sus chicos. Éstos gruñeron ante su insistencia, hasta que cada uno de ellos, con un sonoro bostezo, empezaron a abrir sus ojos y la miraron fijamente.

—Buenos días. —dijo Hermione con una sonrisa mientras los chicos se enderezaban y Harry se salía de su regazo para ponerse sentado en frente de ella.

Justo después de terminar su frase, Cormac le dio un beso enorme dejando a Hermione estática en un principio.

—Siempre tan visceral Cormac, espera que por lo menos me lave los dientes. —dijo Hermione sonrojada.

Cormac sonrió y la besó en la frente mientras que Draco y Harry hicieron lo mismo a ambos lados de la cara.

—Deberíamos levantarnos y desayunar. —dijo Hermione tapándose con la manta el cuerpo desnudo ya que le daba vergüenza que la vieran. Sabía que era una tontería porque ya la habían visto desnuda pero era la vergüenza innata del día de después al sexo.

— ¿Te arrepientes de lo que pasó? —preguntó Draco mirándola fijamente. Los chicos aguantaron la respiración porque esa pregunta les estaba rondando a todos.

Siete para mí (Harry Potter) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora