Capítulo 21

16 3 0
                                    

OJO: LEMON.

Capítulo 21

La boda continuaba igual que como la dejaron Hermione y Cormac. Los dos se dirigieron juntos de la mano a la pista de baile y con el compás de la música se mecieron mientras se daban sonrisas cómplices y susurros incontrolables sobre el rato que habían pasado juntos en el baño.

Severus Snape miraba la escena de los tórtolos con hastío mientras apuraba su copa de wiski, odiaba estar en la situación que estaba, anhelando a la mujer que quería en sus brazos y sin poder. Poder como poder podría, Hermione era su mujer y legalmente era suya como de los otros seis magos.

Hermione Granger era la bruja más guapa, más humilde y más brillante que jamás había conocido y sobre todo una de las brujas más valiente del mundo. No sabía cómo, no sabía cuándo, pero ese sentimiento, sus sentimientos siempre habían estado allí por ella.

Él creía que siempre iba a estar enamorado de Lily, su dulce flor, pero cuando conoció a Hermione en su primer año, algo en su corazón hizo click, había sido un proceso lento y paulatino. Poco a poco la voz de Lily se había distorsionado, su rostro había perdido nitidez y ya no eran los ojos verdes los que le ayudaban a conciliar el sueño, sinos unos hermosos ojos marrones, tan cálidos como una noche de verano.

Se acordaba perfectamente cuando Hermione fue a salvarlo en la casa de los Gritos, como fueron sus ojos los que le ayudaron a estar despierto, como fue su voz la que lo ayudaba a no perder la esperanza y fue en el hospital cuando ella lo obligaba a tomar miles de pociones cuando se dio cuenta de que estaba enamorado de ella.

De un amor imposible.

Como siempre.

Intentó con todas sus fuerzas olvidarse de ella, pero no podía, Hermione se había incrustado en su corazón como una flecha ardiente. La noticia de la Ley de Matrimonio lo había puesto de mal humor pensando con que bruja le tocaría y cuando vio la carta en donde ponía el nombre de su amada sintió una vorágine de sentimientos pero el que predominó fueron los celos.

Puramente celos.

Ya que por un momento imaginó la vida con Hermione, los dos a solas, comentando ingredientes de pociones, mientras desayunaban juntos o caminando juntos por la calle. Pero luego su esperanza cayó cuando se dio cuenta de que Hermione tendría seis maridos más, seis hombres con los que tendría que compartirla y competir por ella. Y no podía hacerlo, no se veía con fuerzas para ello.

Se sentía inferior a los otros magos que estaban con Hermione, quizás no fuera el más viejo, pero si el más desgastado, se sentía a años luz de la felicidad que le podían proporcionar esos magos a Hermione. Solo quería estar solo con su corazón.

No quería más decepciones.

La boda se prolongó hasta altas horas de la noche, en donde Hermione disfrutó con todos sus amigos y familiares, el único que no se unió a la fiesta fue Severus que poco después de que dieran las campanadas de media noche, se excusó con los novios y con su mujer y se marchó a Granger Manor.

Hermione se quedó un poco decepcionada al ver como Snape se iba solo, hizo un amago de seguirlo, pero se cortó al minuto ya que sabía que Snape era muy celoso con su intimidad y sabía que a lo mejor se ofendía si lo acompañaba.

Siete para mí (Harry Potter) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora