2

24.4K 1.2K 269
                                    

   Terminé de mudarme completamente, entre Lauren y yo combinamos mis cosas con las de ella para darle un toque al lugar y sentirnos como en casa.

—¿Y tu novio? ¿Por qué no he conocido a mi otro roommate? —Comentó en tono burlón aun riéndose por esta situación.

Nos sentamos en el sofá a comernos una pizza que ordené.

—Si bueno, tuvo que irse de viaje por trabajo. —No quería darle muchos detalles, pero siguió preguntando.

—¿Y cuánto tiempo llevan? —Suspiré.

—Bastante, con decirte que hace poco nos comprometimos. —Le dije sin mirarla a los ojos.

—¿Es el amor de tu vida? ...Disculpa que te pregunte tanto, pero estoy intentando mantener una conversación.

—Él está en su viaje, se fue hace dos días, no sé cuándo regresa. —Respondí intentando evadir su pregunta.

—Es cuestión de suficiente tiempo, ¿para que las cosas cambien? ¿o se quieren tanto así? —Me sentí confundida, ¿qué me quiso decir?

—Sé que Shawn no es un pan de Dios, pero creo que no le cuesta nada respetarme. —Me sentí avergonzada por lo ilusa que soné, hubo un corto silencio. —Bueno, ¿qué hay de ti?

—¿De mí? —Se sentó con sus piernas cruzada sobre el sofá, agarró su soda para darle un pequeño sorbo.

—Cuéntame algo de ti, novios, eres rompe-corazones, ¿estudiosa? —Sonrió un poco y me miró.

—Bueno soy Arquitecta, pero trabajo en casa más que todo, solo hago los planos y diseños de las obras junto con mi amiga Ally, quien se encarga de producir los proyectos.

—¿Por qué no lo haces tú misma? —Suspirando, procedió a responder.

—Solía hacerlo, pero mi madre enfermó algún tiempo atrás, tuve que abandonar por un periodo mi trabajo, ya cuando mejoró, no me agradeció en lo absoluto, me dijo que ella nunca me pidió que hiciera algo así. Pude volver, pero una chica también rompió mi corazón al dejarme por un inútil. De todas maneras, ella me dijo que no estaba segura de lo nuestro y yo aun así seguí enamorándome.

—Ósea que eres... —No pude terminar de hablar.

—¿Lesbiana? Si, o como quieras llamarlo gay, homosexual, del otro lado, amantes de la anatomía de la mujer —Reímos. —¿No te molesta verdad?

—No no no, tranquila, creo que eres muy linda y esa chica fue una imbécil al dejarte. —Sonrió —¿Qué?

—No nada. —Miró el lugar y vio mis zapatillas de ballet —Oye no me había fijado eres bailarina. —Asentí —Me encantaría verte bailar algún día, debe ser algo mágico y hermoso.

—Eso creo, aunque una vez que me case lo tendré que dejar —Se levantó alarmada.

—¡Que! ¿Por qué?

—Shawn no le gusta que otros me vean bailar. —Alzó sus hombros.

—¡Pero estas bailando ballet! ¿Cómo puede ser tan idiota? Al menos, ¿te ha ido a ver alguna vez? —Me levanté a lavar los platos que habíamos ensuciado, ignorando su pregunta, me siguió hasta la cocina. —¿Lo vas a permitir? Dejar lo que te gusta por un simple imbécil machista, ¿qué vas hacer después? ¿Embarazarte y ser ama de casa?

—¡Ya Lauren no es para tanto! —Se fue algo molesta hacia su habitación no sin antes decirme.

—No puedo creer lo poco valiente que estas siendo, sé que llevas un par de días conociéndome, pero si fueses mi novia iría a todas tus presentaciones y te apoyaría en todo, lo siento si estoy asustándote, pero no te entiendo. —Se retiró.

   Lance con fuerza un vaso al lavabo, porque ella tenía razón, su estúpida confesión de que si ella fuese mi novia haría esto y lo otro por mí me estremeció, pero, ¿en qué estaba pensando? Acaso... ¿Lauren Jauregui estaba despertando ese amor que nunca he sentido?

   A la mañana siguiente salí de mi habitación y pasé por la suya, dejó la puerta abierta, ya ella no estaba allí, decidimos que ninguna de las dos usaría la habitación principal, igual la acomodamos, pero yo no quería y ella tampoco, sentíamos que si una de las dos dormía allí una iba estar de arrimada, extraño pero razonable, así que usamos los otros cuartos que sobraban.

   Bajé las escaleras y la vi en el comedor principal dibujando, tenía lentes de lectura y se veía demasiado sexy, respiré hondo y me acerqué.

—Buenos días Lauren. —Alzó su vista y me sonrió.

—Buenos días Camila —Volvió su vista a lo que estaba haciendo.

—Bien, ¿ahora vas a ignorarme? —Sin mirarme me respondió.

—No estoy ignorándote, te respondí a tus buenos días —Eso me hizo enojar.

—Lauren si me estas ignorando, no me estás viendo a la cara —Se quitó sus lentes y me miró.

—A ver dime, tienes toda mi atención, porque ya yo di mi punto de vista anoche y quiero disculparme por si te ofendí, si vamos al caso yo soy una simple extraña.

   No supe que contestarle y me marché molesta hacia mi cuarto, no soportaba esto, cuando me calmé, bajé nuevamente, ya se había ido, imaginé que se fue al trabajo, pero recordé que me dijo que más que todo trabajaba desde casa, tal vez quería despejar la mente al igual que yo, me cambié de ropa y salí hacia el estudio de baile.

[...]

   Llegué de nuevo a casa, ya había oscurecido, sabía que tenía que arreglar las cosas con Lauren, ésta chica solo me estaba hablando de cuanto quería verme feliz y no por los demás, si no por mí, en mi ensayo supe reflexionar, y conviviría un año con ella, tampoco podía dejarle de hablar. En cambio, no sé cuánto sea su orgullo, o tal vez, ¿yo sea la orgullosa y malcriada?

   Al entrar la vi en el sofá recostada pasando los canales sin darse cuenta que pasaban en cada uno de ellos, me senté a su lado y carraspeé mi garganta.

—Eh... Lauren, me quería disculpar... —Me interrumpió.

—No Camila, no te disculpes, fui yo la que te atacó con un tema del cual ya tú has tomado una decisión, pero no me digas que te entienda porque no lo haré —Volvió su vista al televisor y siguió cambiando los canales sin rumbo. Fruncí mis labios y solo le di un beso en la mejilla, subí a mi cuarto, sentí como se tensó al yo acercarme así, pero no porque le molestara, fue algo diferente.

   Al llegar a mi cuarto, me bañé y me coloqué mi pijama, al quitar las sabanas de mi cama, debajo de ellas estaba un dibujo de una bailarina de espaldas, estaba como en un escenario y los reflectores solo la alumbraban a ella, sentí una lagrima correr por mejilla, cuando salí, su puerta estaba cerrada toqué varias veces, pero no respondió.


*****

Mi hogar es Contigo | CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora