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   No puedo creer que mi hermano hizo lo que hizo, y todo, ¿por un enamoramiento que tiene con Lauren? Bueno no lo culpo, ¿quien no lo tendría? Pero ella es mía y será mi esposa, así que mi hermano tendría que acostumbrarse, eso se le pasará estoy segura, había pasado un mes del escándalo con Dylan, me dirigía al trabajo de Lauren ya que me llamó por algo importante, se mantenía en su oficina, le tenía prohibido acercarse a las construcciones, empezó a trabajar en una empresa que desde hace mucho estaban detrás de ella.

  Llegué al gran edificio y su secretaria me anunció, entré y la saludé.

—Sabes que puedes entrar sin permiso. —Dijo parándose dándome un beso.

—Eso lo sé, pero no quiero ser grosera —Asintió y nos acostamos en el sofá que tenía allí. —¿Estás cansada?

—Eso te lo tengo que preguntar a ti —Me acurruque en su pecho. —¿No te cansas? Osea, sé que es un trabajo y quieres hacer algo pero... —La interrumpí.

—Pero nada, por lo menos tengo un trabajo —Suspiró pesadamente. —¿Para que me llamaste?

—Para mostrarte algo, en realidad es un regalo. —Levanté una de mis cejas mirándola intrigada.

—¿Y dónde está? —Mirando a los lados.

—No es tan pequeño, aquí no cabría ni un millón de años —Suspiré.

—Dime que no me compraste un auto, el que yo tengo está bien, si, se daña muy a menudo, pero se vuelve a reparar. —Sonrió.

—Camila, ¿te puedes calmar? Y no, no es un auto nuevo, aunque ganas no me faltan para regalarte uno —Sujetó mi mano. —¿Qué te parece si te llevo? ¿No tienes que trabajar? —Negué.

—No, ya mi turno lo cumplí. —Me sacó fuera del sofá y salimos.

   Condujo unas cuantas calles y nos detuvimos en un edificio, no era tan grande, pero me preguntaba cuál sería su "sorpresa". Al verla tenía un pañuelo.

—¡Oh no! Ni creas que me vas a tapar los ojos —Respiró frustrada.

—¡Por favor! Coopera un poco. —La miré y me giré para que lo colocara.

Me guió unos cuantos pasos, admito que caminamos más de lo que pensaba, en el momento que nos detuvimos me dio un dulce en los labios y susurró muy cerca de ellos.

—Bienvenida a tu sueño mi Camz —Con eso dicho, quitó la venda de mis ojos y miré ante mi una sala de un estudio de baile.

—Lauren, ¿qué es esto? —Caminó por el lugar.

—Tu estudio, mejor dicho, tu academia de baile, este edificio es tuyo. —No podía formular ni una palabra. —No me digas que no lo puedes aceptar por blah blah blah y cuanta excusa me vayas a dar, esto es tuyo —Se acercó dándome las llaves.

—Lauren... —Le di un beso en los labios. —¿Qué supone que debo hacer con esto?

—¡Empezar a ser quien en realidad eres! Si quieres bailar, ¡Baila! Si quieres montar un musical o como se diga, ¡Hazlo! Yo estoy aquí para apoyarte, por favor no me digas que no te gusto.

—¿Eres la mejor sabías? —Sonrió —Yo no te he dado nada, como para que hagas esto. —Rebotó sus hombros una vez y se acercó envolviéndome en sus brazos.

—No se trata de dar y recibir, ya me has dado mucho, con algunas cosas que renunciaste por mi, te convertirás en la señora Jauregui o yo en la señora Cabello, eso después lo veremos, me harás la personas mas feliz del mundo, sé que odias el hospital, te oigo en las mañanas maldecir a quien sabe, porque quieres forzarte y hacerle creer a tu mente que estás feliz allí. —La abracé tan fuerte como pude.

—Te amo Lauren, lo digo en serio, ¿hace cuanto empezaste esto? —Camine apreciando el lugar.

—Hace unos 2 meses, tampoco es que se tenía mucho que hacer, solo acondicionar el lugar..

—Ni sé por dónde empezar —Se acercó a mí sacando su celular.

—Llamar a mi hermano y decirle que renuncias —Reímos y tomé el teléfono.

Llame a Chris, el cual al responderme me dijo que ya sabía que le iba a decir, ¿extraño no? Tenía una explicación y era Lauren, después de colgar, nos quedamos mirando.

—¿Qué? —Reí.

—¿Qué tal si estrenamos la sala de baile? Y no, no pienses mal, me refiero a.. —Agarró un control y empezó una dulce melodía.

—Amo esa canción. —Se acercó a mí colocando una de sus manos en mi cintura.

—Amamos esa canción. —Empezamos a bailar por todo el lugar, solo nosotras dos.

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Mi hogar es Contigo | CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora