— ¡Hola chu! — los vídeos se repetían en la cámara, las luces estaban apagadas, y la cámara se repitió múltiples veces, grabación tras grabación.
La pelinegra escuchaba atenta, estaba lo suficiente ebria al igual que los últimos meses. Se veía mal, estaba perdiendo la cordura, tomaba botella tras botella, y sus ojos estaban completamente rojos.
Se alejó de sus amistades, empezó a trabajar desde casa, y se aisló de todas las personas que la rodeaban, Lisa y Jennie intentaron llevarla a terapia, pero jamás hizo caso, se rehusó a hablar con alguien de sus sentimientos.
Su hogar el cual antes era su sitio más cómodo, se convirtió en una prisión. Se sentía frío, y roto. Ya no estaba quien complementaba su hogar, ahora solo era una casa. Como cualquier otra.
Hank dormía en sus piernas, suavemente acarició la cabeza de canino, y suspiró aun mirando las grabaciones. Era su rutina ahora.
Pronto se escuchó en la grabación a Rosé llamar a Hank, el perro soltó un aullido triste.
— ¿También la extrañas, no? — simplemente la miró, y siguió recostada de sus piernas. — Es difícil no hacerlo.
Lamento no estar para ti, Hankie. — le dio una sonrisa triste al animal.— Sé que no debí hacer las cosas así, me hes difícil.— Pronto acabará esto, lo juro. — murmuró apretando sus labios y siguió acariciando al canino.
Pronto, se hizo media noche, dejó al perro durmiendo en el sofá y fue a la puerta del departamento, tomó el correo que normalmente recibía, nada importante, los dejo en la alacena y tomo su celular para revisarlo.
Tenía algunos mensajes de sus padres, igual que siempre, preocupándose por su salud. Los padres de rosé al igual se preocupaban por la pelinegra, pero esta simplemente seguía ignorando la gente. Nadie era consciente de el dolor de recordar.
Tomó su teléfono revisando las llamadas perdidas normalmente de Jennie, aunque también tenía muchas de Lisa, y cualquier otra de sus amigas.
Su vida se volvió triste, desolada, melancólica. Tomaba sus pastillas para evitar sentir aquel dolor en el pecho que la estaba matando, pero estaba cansada.
Tomó la cámara de la mesa y la acarició con amor, abriéndola y poniendo una cinta nueva, sin grabaciones.
Se sentó en el asiento de enfrente y empezó a grabar.— ¿Hola Rosie? Sé que no mirarás esto, pero.. no lo sé, no sé porque intento algo que no lograré. Te amo. Te extraño cada día más. Y cada vez este dolor se vuelve más intenso.. y me consume el pecho, es terrible, y me estoy rindiendo. Te prometí algo, lo sé. Pero ya no lo aguanto Rosie. Te necesito, y ya no estás, y ya no sé, no siento que vaya a sanar, la gente piensa que podré superarlo con el tiempo, pero ellos no entienden. No lo viven, así que es fácil decir que podré superarlo. Y quiero terminar las cosas bien con las demás personas.— hizo una pausa y miró al suelo.— Estoy enferma. — suspiró.— Pero yo no soy como tú.. yo no soy positiva para salir de esto. Lo siento mi amor. Lamento que nuestra cámara de recuerdos se haya roto, sabes que siempre te amaré, pero no puedo vivir sin tí.
— Hace mil seiscientos once días nos enamoramos, y hace cuatrocientos cincuenta y seis te perdí. Lo siento mi amor.
— Espero que en nuestra próxima vida nos hayamos enamorado más de lo que te pude haber amado con vida. Porque aunque no nos pudimos casar, te amaré después de la muerte.— sonrió con sus ojos aguados y el vídeo se apagó.
Dejó un mensaje en el teléfono de Jennie, pidiendo perdón por alejarse y por no poder volver a sanar como le había prometido.
Su mensaje fue leído a los pocos minutos, y un spam de mensajes de la castaña cayó en su buzón preguntándole a su amiga si estaba bien, estaba asustada, pensaba que era una despedida, desesperada tomó sus cosas lo mas rapido que pudo y decidió subirse al primer avión que se dirigiera a corea. Su vuelo era de doce horas, solo esperaba que Jisoo estuviera bien.
Por el lado de Jisoo, dejó su celular en su mesa de noche, miró su medicamento y lo guardó en su mesa de noche, sonriendo suavemente mientras cerraba sus ojos.
— Te amo, rubia. — fue lo último que murmuró para dormir.
Ella sabía que jamás volvería a despertar, y aún así, durmió con la mayor tranquilidad del mundo. Anhelando poder volver a sentir a su amada.
Horas después, ingresaba al departamento de la pelinegra, y la encontró en su habitación, suspiró con tranquilidad por un instante. Acarició la mejilla de la chica, era pálida y fría, el cuerpo estaba tenso, y al parecer no respiraba, se exhaltó y ,desesperada, llamó a emergencias. A los pocos minutos llegaron, pero todos habían llegado demasiado tarde.
— Lamentamos su perdida, señorita Kim.— susurró el doctor. La de ojos gatunos apretó su dentadura tensa, mientras se lamentaba. Debía haberse quedado con Jisoo y cuidarla, no pudo salvarla. No pudo salvar a ninguna. Las lágrimas rodaron por sus mejillas.
— ¿Qué tenía? — preguntó.
— cardiomiopatía de takotsubo, es una infección que provoca infartos, y deja de hacer funcionar correctamente el corazón, ya que se experimentan emociones muy fuertes que trancan estás. — leyó la carpeta de Jisoo.— según dice acá, la chica atravesaba una fuerte etapa, sufría ataques de pánico y generó ansiedad y depresión severa. Esto le provocó que su corazón poco a poco dejara de funcionar correctamente.
— ¿No tenía cura? — preguntó.
— la cardiomiopatía de takotsubo no tiene cura, porque jamás podemos elegir cuánto dolor podrá soportar nuestro corazón, al contrario de otros órganos corporales con los cuales solo tomas pastillas y te pondrás bien. Esta no es así.— mordió su labio.— También es conocida como El corazón roto.
Murió por amor, porque a veces tu mismo corazón roto puede terminar matandote. Murió por el amor de su vida.
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Camera of Memories .↛Chaesoo
Fanfic"¿Sabías que hace mil ciento cuarenta días nos enamoramos? Esta fue nuestra cámara de recuerdos. Adiós Chu." Contenía la última cinta con la que se despidió.