El campo es bonito. Te hace pensar en la conexión que tiene el hombre con su entorno, la felicidad, la calma que se produce al percibir la tranquilidad de los pajaritos cantando, el viento soplando con suavidad, los colores brillantes que hechizan sin ningún tapujo. En Gurye-gun los campos verdes de té se lucen a la luz de un apacible sol, y de noche las estrellas tienen una fuerte delicadeza que no hace más que desearle a los visitantes quedarse más y más tiempo.
Pero lo desconocido llama. Y Doori conocía muy bien los campos de té, el ambiente lleno de turistas en verano y nieve en invierno. Se conocía de memoria los trayectos hacia Nogodan y Banyabong, los precios del ramyeon y el udon, los días en los que los museos y hoteles cerraban al público. Conocía todo demasiado bien, y quería cosas nuevas, quería ir en busca de lo que aún no conocía. Buscando cosas en internet, leyendo guías turísticas en los anaqueles de la biblioteca local, yendo tras lo que quería descubrir sin importar si era algo bueno o malo, sólo descubrir.
Doori era tan volátil, curiosa, que la gente ya se había acostumbrado a su naturaleza impredecible, y cuando ella se fue a Seúl en búsqueda de cosas nuevas a los diecisiete años, no les sorprendió. Quizás la empezaron a extrañar. Eso sí.
La muchacha era atrevida a pesar de su introversión, y poseía una gran madurez, por lo que sus padres no pusieron mayores problemas a su decisión y la apoyaron desde el inicio. Los lugareños de Gurye-gun no sabían qué se fue hacer la pequeña Noe Doori a Seúl, con los ojos grandes y las manos largas, ¿a intimidar a la gente? ¿A ganarse la vida con mayor éxito del que ellos se atreverían a tener? ¿A pasarla bien y ya? No sabían. Y los padres de ella no quisieron decírselo a sus vecinos, pero Doori fue aceptada en una agencia de estrellas del canto.
Y fue a Seúl a empezar su entrenamiento.
El campo es tranquilo, está en contacto con uno, con su propio ritmo, pero la ciudad te obliga a acelerarte, a superarte cada vez más. Los horarios de entrenamiento agobiaban a Doori, porque ella se aburría fácilmente con tanto papeleo, tanto orden impuesto, tanta gente también. Cantaba, rapeaba, bailaba, y repetía el ciclo todos los días mientras se preguntaba cuándo sería su fecha de debut.
Cuándo.
¿Cuándo?
¿Ese «cuando» llegaría alguna vez?
Con veintiún años internacionales, Doori aún no conseguía convencer a los productores de debutar. La rutina la estaba cansando, quería estar agotada por lo impredecible, buscar lo nuevo, sacar canciones con una sonrisa adelante y encantar a la gente. Ser más de lo que esperasen de ella. El CEO de su agencia veía el talento en Doori, estaba tan ansioso como la chica por debutarla, y el tiempo se agotaba porque en la industria surcoreana la juventud lo es todo. Doori se veía como una adolescente, sí, pero su edad también era un gran factor. Era excelente en el escenario, pero el público buscaría cosas en la chica para hacerla sentir más vieja de lo que realmente era.
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THE VIXEN . FAKE CO-ED GROUP.
General FictionCANCELADO/en edición. Las líneas se borraron cuando todo inició una vez más, y me aferré a la oportunidad de que todo saldría bien, junto a mis sueños y esperanzas. No copiar ni plagiar doooorida © 2024 / 02 Libro de Doori, integrante del grupo fals...