«Descuida, jefa, soy gay. La niña es tuya».
Llegó a dormir al nuevo dormitorio a las tres de la mañana, no porque hubiera estado bailando y rapeando hasta perder el aliento y comenzar a marearse. Esa era la excusa, claramente, porque a esas alturas de su vida sabía que debía priorizar su salud física y mental por encima de sus habilidades y si necesitaba practicar o no. La excusa era ese autosabotaje porque, ahora que Dan le había puesto palabras a lo que estaba sintiendo, no se sentía capaz de mirar a Miu a la cara otra vez. Le daba vergüenza la idea de tener que compartir los dormitorios con ella.
Pero ahora llegaba, y el apartamento estaba oscuro, en silencio. El ambiente exterior de una ciudad que nunca duerme era lo único que reverberaba entre las paredes sólidas y gruesas del hogar, la luz azul de la luna, la amarilla y roja deos focos de las calles y los automóviles que corrían a alta velocidad, a metros bajo ellas.
Al cerrar la puerta tras su espalda, Doori se preguntó por qué no era capaz de reconocer lo que sentía del todo. ¿Por qué no podía aceptar que le gustaba su menor? No era algo digno de ella, no era común que pudiera saber sus emociones, puesto que por mucho tiempo las negó. Al menos desde lo que sucedió.
O las muchas cosas que sucedieron.
Sin embargo, al cruzar el umbral de la habitación que compartían, vió su delicado perfil. Iluminado por la pantalla de su móvil, donde veía lo que parecía ser un episodio de My Little Pony, una serie que Doori a veces también veía, aunque a escondidas porque le hacía pensar precisamente en Miu. Y ella lucía preciosa en la penumbra, concentrada y tranquila. Dejó la puerta abierta tras suyo, sin saber si prefería eso a quedarse encerrada con una relativa desconocida. No podía evitar fijarse en los pequeños detalles de cómo era cada persona a su alrededor, Doori había aprendido a ser atenta de esa forma en Gurye-gun, a prestarle atención a la gente hasta en el más mínimo elemento del día a día de una persona.
Ver a Miu también era para fijarse en lo que ella necesitara, quería creer. Para pender su intelecto en el de la japonesa y no enfocarse en ella misma, quizás, en que realmente quería saber, descifrar si sentir cosas por Miu estaría bien, mal, si daba lo mismo, si Dan hizo ese comentario desde la malicia, la diversión o la curiosidad. Ser homosexual estaba ya no tan mal visto como hacía unos años, pero Doori tenía miedo todavía de decirlo ella en voz alta, aunque le diera lo mismo que otras personas a su alrededor incluso lo gritaran sin reproche. Ugh, qué molestia tener esa homofobia interiorizada. Se sentó al borde de su cama de plaza y media, evadiendo la atenta mirada de Miu como si ella misma no la estuviera mirando de esa forma segundos antes. Quería sonreír después de tantos años, incluso si físicamente le costara. Su corazón era feliz con más facilidad que nunca a su lado, era complejo de describir.
─── Hola, eonnie. ─── vió por el rabillo del ojo cómo se estiraba con un sonido agudo, parecido al bostezo de un gato, dejando el móvil a un lado. Adorable.
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THE VIXEN . FAKE CO-ED GROUP.
Narrativa generaleCANCELADO/en edición. Las líneas se borraron cuando todo inició una vez más, y me aferré a la oportunidad de que todo saldría bien, junto a mis sueños y esperanzas. No copiar ni plagiar doooorida © 2024 / 02 Libro de Doori, integrante del grupo fals...