Capítulo veinte

770 119 22
                                    

20
𓍢ִ˚ ༘ ೀ⋆。⋆˚
[una semana después...]
Martín / Valeria

—¡Levántate, cabro pesao!

Mi mamá tiró lejos las sabanas de mi cama, pero me cubrí rápido la cabeza con una almohada. En eso, escuché sus pasos hacia la ventana y la cortina abrirse de golpe.

—Me llamó tu profesora anoche, Martín.—reprochó y supuse que estaba mirándome con desaprobación.—Me dijo que no hay ido en toda la semana al colegio.

—Me siento mal.—murmuré, sin quitarme la almohada de la cabeza.—No tengo ganas de...

—La Valeria está abajo esperándote.

Me incorporé de golpe y sentí mi respiración cortarse.—¿Qué? ¿De verdad?

—Ahí te levantai al tiro, cabro pesao'.—entrecerró los ojos, pero una pizca de preocupación se posó en ellos.—¿Qué pasó, Martín? Tú no faltai al colegio porque sí.

—Me siento mal nomás, cuando se me pase...

—¿Pelearon con la Valeria?—ladeó la cabeza y me dedicó una sonrisa triste.—Erí mi hijo. Te conozco más de lo que te gustaría, Martín.

—Terminamos.

—¿Terminaron?—preguntó sorprendida y negó rápido con la cabeza.—¿Por qué? ¿Qué pasó? Si estaban bien el otro día.

—Por mi culpa.—murmuré cabizbajo.—Yo la alejé, mamá.

—Martín,—me sonrió triste y llevó su mano a mi mejilla, dándome el consuelo que he evitado toda la semana.—sea lo que sea, estoy segura que van a poder solucionarlo.

—No creo, mamá.

—¿Por qué está abajo esperándote entonces?

—¿No me estabai agarrando pa'l huebeo?—pregunté atónito y me levanté de golpe.—¿De verdad está...?

—¿Por qué creí que te vine a despertar?—abrió sus ojos más que de costumbre.—Me iba a la pega y estaba afuera la Valerita, así que la obligué a entrar, porque se iba a ir.

—¿Qué...?—busqué rápido el uniforme y entré al baño para darme una ducha corta. Cuando terminé, bajé casi corriendo las escaleras, mientras me abrochaba los botones de la camisa y luchaba con la corbata.

En cuanto llegué abajo, me despreocupé por todo lo que estaba haciendo y fijé mi mirada en la cabra que estaba de espaldas a mí.

La extrañaba tanto.

Valeria...—la llamé y ella se giró en mi dirección, provocando que una sensación de felicidad y amargura se mezclara en mi interior.—¿Qué pasó?

—La profe me pidió que te pasara apuntes de las clases.—sacudió una carpeta que tenía en sus manos y desvió completamente su mirada de mí.—No pensé que ibai a ir hoy día, te los hubiera pasado en clases.

—Gracias.

—Me dijo que estabai enfermo.—me extendió la carpeta y yo la acepté rápido.—Espero que estí mejor.

Querido tú: ¿Creí en el arte del engaño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora