UN TOQUE DE COLOR

9 ME GUSTA

Alexa corrió con lágrimas en los ojos. No podía soportar la vergüenza de ser descubierta.

--Debe pensar que soy una rara.

Llegó a su casa y entró a tropezones a su cuarto y se encerró.

--Alex --Gabrielle le llamo cuando escuchó el portazo-- Alexa ¿Que pasó?

--¡Nada, déjame en paz!

--¡Alexanderi..! --Esta por gritarle que no le faltará al respeto de esa forma, cuando una idea se le vino a la mente-- Entonces si tiene novio. Ay pobrecita, debió pelearse con él.

Gabrielle notó conductas raras en su hermana desde hacía unos meses: la notaba inusualmente feliz pero intranquila, se arreglaba más de lo acostumbrado y llegaba de pintar del parque sin haber pintado. "¡Esta saliendo con un chico a escondidas!" Fue lo primero que pensó.

--Gabrielle, Gabrielle ¿Todo bien? --la simpática vecina de a lado le hablaba desde la ventana del segundo piso de su casa-- vi a la niña llorando.

--Si, si. Verá... --Gabrielle le contó sus sospechas a la vecina.

Y ella le confirmó que el otro día la esposa del señor de florería le dijo que su esposo la vio con un joven de lentes-- dice que el chico se quedó parado atrás de ella y le tomó una foto miéntras pintaba y luego se acercó.

--¡Entonces es verdad!

--Habla con ella, no está bien que se escondan.

--Si, es verdad --se llevó la mano a la barbilla y razonó por un momento que eso no hablaba bien del joven que prentedia a su hermana.

--Gabrielle --Alex lo llamó desde dentro.

--¿Que pasa? --él fingió.

--Ehm... ¿Recuerdas que me dijiste que necesitaba tutorías para aprender hangul? ¿Crees que podrías..?

--¡Claro! Ay una escuela no muy lejos de aquí. Los chicos ofrecen tutorías ¿Quieres ahora mismo?

--¡Si! Gracias.

Se apresuraron a la escuela más cercana. Mientras tanto, dando vuelta en la esquina, se acercaba un auto de lujo del que no se percataron.

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Goo se sentó en la saliente de la montaña a arrojar piedritas al vacío. ¿Que tenía de ilógico que Alexa tuviera novio? ¿Donde estaba el problema? Solo se trataba de una jovencita que conoció un día de casualidad. Ni siquiera habían pasado tanto tiempo juntos como para que le importara.

--He hablado más con el vendedor del parque que con ella --se acostó sobre la piedra a ver el cielo. De ese lado de la ciudad de veía más estrellado por la falta de iluminación. Entonces una pequeña sonrisita se le escapó

--A la rojita le encantaría ver es... Carajo, ya fue suficiente de esto.

Se levantó arto de su propia actitud y fue al único lugar que se le ocurrió.

--¡Ey, ábreme!

El sol había caído hace tiempo, dejando el cielo teñido de tonos morados y azules oscuros. Goo golpeó la puerta con impaciencia-- Se que estás ahí, Gun, ábreme.

Después de un momento, la puerta se abrió de golpe --¿Qué demonios quieres a estas horas?

--Necesito hablar contigo, hombre. Es urgente --respondió Goo, empujando la puerta para entrar sin esperar una invitación.