12 SE MI MODELO

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La atención de los chicos era algo que Alexanderina Sutherland nunca se había permitido experimentar. Le temía a las personas. Sentía que su voz susurrante, su tartamudez cuando se ponía nerviosa y la poca presencia que tenía con su menudo cuerpo la hacían inferior a aquellas chicas carismáticas de sonrisa radiante.

Ni siquiera quiso estudiar en una escuela con los chicos de su edad; le aterraban las multitudes. Sus clases en línea desde Escocia le proporcionaban toda la educación que requería. Y en casa, tomaba clases de arte con su hermano, convirtiéndose en la mejor alumna.

Pero un día, practicando sus acuarelas, lo vio. Ese chico que sin darse cuenta estaba empezando a poner su mundo de cabeza. Se atrevió a hablarle a desconocidos, se atrevió a tomar clientes para hacer cuadros y pudo concertar citas con compradores y coleccionistas de arte. Quería ser alguien en quien él se pudiera interesar.

Quiso aprender a escribir Hangul con el único propósito de conversar juntos, y gracias a eso había conocido a Jay, un chico callado y tímido como ella.

Es ahí donde empieza la ironía. ¡Qué caprichoso y cambiante es el corazón de los adolescentes! Ahora, que ya tenía la atención de Goo, la mirada de Alexanderina se había desviado.

-Alex, ¿ese chico es tu novio? -Pregunto Gabrielle mientras lavaban los platos de la cena.

Ella solo negó con la cabeza sin voltear a verlo.

-Lo digo enserio Alexa.

-No -respondió en voz baja.

-¿Y él te gusta?

-Solo es un amigo, Gabrielle ¿Que más quieres que te diga? -Alexa respondió poniéndose a la defensiva.

-Ey, tranquila. Solo fue una simple pregunta.

-¡No es mi novio ¿Ya?! -arrojó la cuchara que estaba secando al lavaplatos.

-¡Alexanderina? ¿Que es lo que te ocurre?

-No, yo... l-lo siento -suspiró profundamente y siguió con su labor- Es que... No le gustó a los chicos, Gabrielle.

-Ojala pusieras más atención. ¿Tu crees que ese chico, el que viene a las clases por la tarde, lo hace por amor al arte?

-No es por mi, es para estar entre todas esas chicas que viene a verte.

-Ay, mi pequeña hermana.

Gabrielle estaba cada vez más preocupado. Había imaginado que estaba saliendo con alguien, pero resultó no ser cierto. Y por la forma en la que hablaba y veía a Jay, se imaginó que le gustaba, pero al parecer no era correspondida- Se que aún es una niña, pero pronto crecerá y no estaré ahí para protegerla.

No, las intenciones de Gabrielle no eran que su hermanita consiguiera un novio, él tan solo quería que se diera cuenta de lo especial y linda que era, que se diera permiso de sentirse bonita.

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Al siguiente día:

-¿Crees que tengo tu tiempo? Fue un día largo, lo único que quiero es llegar a casa y ponerme la pijama.

-Vamos, solo quiero comas uno de esos panes de los que te hablé.

-Goo ¿Me trajiste aquí para que coma pan? Estoy a régimen de carbohidratos.

-Bla, bla, bla... ¡Si! ahí está -Goo la toma de la muñeca y la arrastra por el parque- ¡Ey, rojita! ¿Como estás?

Alexa estaba tumbada en el césped del parque, su lápiz de dibujo en mano y una hoja de papel extendida frente a ella. Concentrada en capturar la imagen de un pequeño pájaro que picoteaba a su alrededor, sus ojos seguían cada movimiento del ave con precisión. Estaba tan concentrada que no se percató de quienes se acercaban, hasta que el repentino alboroto asustó a la avecilla y salió volando.

UN TOQUE DE COLOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora