11 FLORES

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Goo dejó salir un enorme suspiro— ya me voy —se levanta cabizbajo y se aleja lentamente dejando a Alexa. Pero se detiene y da la vuelta para verla— Rojita, no me tengas miedo, porfavor. Y lo que te dije de ese imbécil casi todo era mentira. Solo... solo no quiero verte con él.

—Pero...

—Dije que ya me voy —le da la espalda y sigue su camino— pero si te veo de nuevo con él enserio me voy a enojar.

Alexa estaba confundida ¿Porque le desagradaba tanto Jay? Al final le dijo que no era mal tipo pero aún así no lo quería cerca de ella ¿Y si le estaba ocultando algo?

"화가 나서요?"
"¿Porque enojado?"

Goo vio el mensaje pero no respondió

—¿Que se supone que le diga? ¿Que casi me da un ataque de celos cuando los vi? Ni siquiera le pregunté si ese era el famoso novio ¡Ojalá que no! —lleno de frustración metió la cabeza en la almohada y ahogó un grito— No puedo competir contra un príncipe.

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Gabrielle se enojó mucho con Alex cuando le dijo que ya no tomaría clases y la obligó a seguirlas. Pero por alguna razón se sentía culpable. Goo había dejado de ir al parque y respondía sus mensajes con monosílabos. Llegó el punto en que se sintió una molestia y dejó de mandarle mensajes.

— ...

—¿Distraída? Lo siento, es solo que...

— ¿?

—Si, es ese chico. Tiene más de dos semanas que no lo veo y ya casi nunca me responde.

— ...

—Lo se, ya no le envío mensajes.


— ...

—No soy una niña pequeña para que me consueles con helado... Pero si, si quiero.

Jay y Alexa no tardaron en compaginar bien, ambos eran tímidos, callados e inteligentes. Sus encuentros pasaron de dos veces por semana a cuatro. Durante dos días, Jay le enseñaba hangul a Alexa y el resto, ella le enseñaba dibujo.

—No me lo tomes a mal, pero creo que tienes una obsesión con ese chico.

— ¡! —Jay lo negó y guardo apresurado sus dibujos.

—Pero has mejorado mucho.

Estaban en una cafetería en el centro de Seul. Esta vez tocaban clases de dibujo y Alexa le estaba enseñando un ejercicio para mejorar su técnica.

—No te preocupes por el resultado, solo concentrate en vectorizar sin ver la hoja. Pasa el lápiz una y otra vez por cinco minutos enteros.

Jay tomó su material y vio fijamente a Alexa.

—¿Me estás dibujando a mi?

Él solo respondió con una sonrisa sin dejar de verla.

—Bien, me quedaré quieta.

Ambos chicos se veían fijamente casi sin parpadear, llamando la atención de las personas "se ven tan enamorados" cuchicheaban entre ellos "miren cuanto amor en sus miradas." "Quisiera un novio así"

— ...

—¿Listo? Veamos.

—¡?

Alex soltó una enorme risa por el gesto que Jay hizo al ver el resultado: Un dibujo amorfo que parecía un perro peludo con rasgos humanoides.

UN TOQUE DE COLOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora