capítulo dos: marjorie

985 130 17
                                    


— Te ves hermosa.

Claudia deja de mirar su vestido para poner su atención en su hermano. El mayor la mira apoyado desde el marco de la puerta de su habitación. Si no lo conociera bien, pensaría que su sonrisa es genuina, pero sabe que en el fondo, su hermano lo está pasando peor.

— Gracias. Elegí el color favorito de mamá, quizás así mi papá se da cuenta de que está haciendo las cosas mal —, contesta con frialdad. Se siente mal por contestarle así a su hermano, porque sabe que él igual está mal, pero necesita que Esteban saque su voz antes de que sea muy tarde. — No puedo creer que estés permitiendo este circo.

Esteban suelta un suspiro agotado y termina entrando al cuarto. Claudia lo sigue con la mirada. — Yo no permito nada, Clau. ¿Cuando vas a entender que mi papá es un hombre viejo? Nada de lo que digamos lo va a hacer cambiar de opinión —, por el tono de voz de Esteban, Claudia puede saber que el mayor no esta molesto, sino que está dolido.

Esteban es un tipo frío a los ojos de Claudia. La menor no recuerda haberlo visto llorar alguna vez en su vida. Lo ha visto sonreír muchas veces, pero la mayoría de veces son sonrisas falsas. Cree haberlo visto una vez soltar una lágrima; en el funeral de su madre, pero Esteban fue más rápido y limpió la lágrima antes de que alguien más lo notara.

A los ojos de las demás personas, Esteban es el hijo perfecto; ordenado, con muy buen vestir, respetuoso. Siempre era el niño a quien no castigaban, el adolescente que nunca salió de fiesta y el adulto que enfoca su vida a su trabajo.

Claudia está cien por ciento segura que Esteban nunca en su vida se ha divertido.

Y no quiere que tomen a Esteban como un asocial, de hecho, tiene dos muy buenos amigos, quienes para sorpresa de nadie, son hijos de los amigos de su padre; Enzo y Felipe, los tres se conocen desde el jardín de infantes. Fueron juntos a las mismas escuelas prestigiosas y como todas las familias a las que estaban acostumbrados, siguieron las carreras de sus padres.

— Jóvenes, los demás ya están listos para tomarse la foto.

Lucía, la empleada de la casa interrumpió el incómodo silencio que se había formado en el cuarto. Últimamente esta casa solo eran silencios incómodos.

"Al menos cuando estaba mamá nos reíamos un poco", pensó la menor.

— Gracias Lucia, ya bajamos —, Esteban le sonrió a la mujer, quien le devolvió una sonrisa algo nerviosa.

Esteban observó a su hermana por unos segundos. Claudia odiaba que Esteban la analizara, porque a pesar de que con los años, mejor dicho, desde que su mamá murió, ambos se habían distanciado, Esteban aún la conocía bastante bien.

— Yo sé que a tus ojos soy igual que nuestro papá —, Esteban bajó la mirada, con una risa que sonó más como un ahogo de llanto. — Y quizás tienes varías razones para creerlo, no te voy a debatir. Pero ahora te necesito a mi lado, porque aunque tú no me creas, yo tampoco quiero salir y sonreír enfrente de esos camarógrafos.

Claudia se quedó en silencio, esperando con gran ilusión que su hermano se abriera a ella, que por fin botara esas murallas que había construido estos treinta y dos años de vida. Esteban no dijo nada más, simplemente acomodó su ropa y le extendió su mano para que la tomara. Claudia no recuerda la última vez que ambos tomaron sus manos.

🫀

Esteban creció en un ambiente hostil; no se le tenía permitido llorar, porque eso no era lo que los hombres fuertes hacían. Tampoco, podía jugar mucho, su papá prefería que se sentara en un piano todas las tardes a aprender música clásica. Nunca se atrevió a ir a las fiestas a las que las invitaban Enzo y Felipe, pues temía que su padre lo regañara por eso.

En su vida ha recibido muy pocos abrazos; su mamá solo lo abrazaba cuando estaban solos y su papá no estaba para regañarlos por ser débiles. Claudia solía abrazarlo, pero luego fueron creciendo, y sin querer, su manera de actuar asustó a su hermana.

Hoy tomó la mano de su hermana por primera vez en años, rogando mentalmente que Claudia no notara lo temblorosas que estaban sus manos, que no escuchara ese suspiro de alivio cuando Claudia aceptó tomar su mano. Por primera vez, en años, volvió a sentirse acompañado.

Su padre y Julia están sentados frente a la cámara, mientras Claudia y él están parados detrás de ellos, acompañados de Martina, quien es la hija de Julia. El fotógrafo toma más de diez fotos, a su vez, Claudia y Esteban fingen felicidad.

— Estamos listos con las fotos grupales —, anuncia el fotógrafo con una sonrisa satisfecha. — Ahora necesito unas cuantas de la pareja solos.

Los tres hijos caminan a posicionarse detrás del camarógrafo. Esteban intenta con todas sus fuerzas ocultar la molestia que le genera ver a su padre tam feliz posando con aquella mujer, y Claudia pierde la compostura cuando la pareja comparte un beso.

— Yo no puedo seguir viendo esto. Ya tienen lo que necesitan de mi, así que me voy del circo —, Claudia dice molesta.

Martina y Julia suspiran sorprendidas, un suspiro que hace que Esteban quiera reír, por lo exagerado que fue. Su padre de inmediato se pone molesto.

— ¡Claudia!

Claudia ni siquiera mira a su padre, simplemente se retira corriendo a las escaleras.

— Papá, no te preocupes —, Esteban decide intervenir antes de que todo se haga más grande. — Yo hablo con Claudia, ustedes sigan con las fotos.

— Ay Estebi, tú tan caballeroso —, Martina chilla en su oído. Esteban solo finge una sonrisa y murmurando un "con permiso", se retira al cuarto de Claudia.

Antes de tocar las escaleras puede escuchar a su madrastra hablar.

— Como se nota que tu hija es nenita de mamá, por lo mal educada que está.

Esteban quiere devolverse, y gritarle que nunca más en su vida hable de su madre, pero no lo hace. Lamentablemente, él no es tan valiente como Claudia.

🫀

¡Cualquier comentario o crítica es bien recibida! ❤️

Quería presentar a Kuku antes de juntarlo con Fran, para que entendieran la dinámica de: chico que da mucho amor x chico que nunca ha recibido amor.

🫶🏻

love me right | esteban x francisco. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora