capítulo ocho: fearless pt. 1

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Esteban describe a Felipe como un hombre muy inteligente, pero también un alma libre; Felipe cree que el amor no es más que una perdida de tiempo. Desde que se conocen, nunca ha tenido una pareja estable, de hecho, ni siquiera ha intentado tener una. Al menor de los tres no le gustan las etiquetas, mientras la persona bese bien, y le de una buena noche, a Pipe no le interesa el género. Es por esto que cuando Felipe los invita a desayunar antes de trabajar para contar algo importante, Esteban queda más que impresionado.

— ¡Chicos, en serio se los digo! Este tipo puede ser el próximo esposo de Felipe Otaño.

— Felipe, dices que puede ser tu próximo esposo, pero ni siquiera recuerdas como se llama —, Enzo le responde divertido. Esteban no hace más que asentir de acuerdo.

Enzo es casi todo lo contrario a Felipe; Enzo es un chico bastante romántico, Esteban perdió la cuenta de cuantas veces los obligó a ver Orgullo y Prejuicio. Desde muy joven, sueña con tener su propia familia, celebrar su amor con su futuro esposo o esposa a lo grande y tener dos hijos, que de hecho, ya les eligió hasta su nombre (para que Felipe no se burle, nunca los ha dicho)

Felipe le lanza una mala mitada a Enzo y decide enfocar su atención en Esteban. — Esteban, mi Kukito —, Felipe toma sus manos del otro lado de la mesa. Esteban mira alrededor de la cafetería, lo que menos necesita es que en la clínica ahora crean que está saliendo con Felipe. — Sé sincero. ¿Cuando le has visto así de enamorado?

— La semana pasada, cuando nos dijiste que te habías enamorado de aquella chica que conociste en un bar —, responde Esteban, haciendo que Enzo suelte otra carcajada y Felipe suelte sus manos indignado.

Esteban es distinto a ambos; si es sincero, no sabe cómo definir el amor. No sabes si es "una pérdida de tiempo" como dice Felipe o "lo más hermoso que puedes sentir" como dice Enzo. En su vida no ha tenido mucha cercanía con aquel sentimiento del que tanto se habla en las novelas y no está seguro si alguna vez quiere vivirlo. Cuando piensa en el amor, piensa en su mamá, y cómo está sufrió hasta el último por el mal amar de su esposo. También piensa en sus abuelos, a quienes ni la muerte los separó. Para Esteban, el amor es confuso.

— Quiero que sepan, que los detesto con todas las fuerzas de mi pobre corazón incomprendido.

Enzo está a punto de defenderse, pero es interrumpido por la aparición del doctor Jiménez, quien se acerca a su mesa acompañado de una chica.

— Doctor Kukuriczka, por fin lo encuentro —, el hombre le da una palmada amistosa en la espalda a Esteban, quien le dedica una leve sonrisa. — Ella es Mia Romero, la interna de neurología. Me contó que es muy fan de su trabajo.

Esteban decide no mirar a sus amigos, ya que sabe que estos tienen una sonrisa burlesca en sus caras. Se levanta de la mesa y le extiende la mano a la chica, quien tiene su mirada muy fija en él, causándole un poco de incomodidad.

— Es un placer conocerte —, Esteban intenta ocultar su incomodidad con una sonrisa, pero esta se deshace de inmediato cuando Mia no dice nada, ni suelta su mano.

Esteban voltea a ver a sus amigos en busca de ayuda, pero sus amigos están igual de confundidos que él. Es el señor Jiménez el que hace que Mia reaccione a soltarle la mano.

— Lo siento mucho, son los nervios —, Mia ríe nerviosa. Esteban solo le sonríe de manera amable para que se relaje un poco. — Gracias por aceptarme en la clínica, sé que no les gusta mucho tener internos por aquí.

Esteban niega con la cabeza. — No podíamos dejar que las grandes mentes como las del señor Jiménez se queden sin cederle conocimiento a nuestros nuevos colegas —, el doctor Jiménez le sonríe agradecido mientras Enzo, Felipe y Mia asienten de acuerdo.

— Bueno, entonces los dejamos terminar sus desayunos tranquilos —, anuncia el doctor Jiménez y junto a Mia se despiden de manera general para luego retirarse.

— Esta chica se me hace conocida —, comenta Felipe mientras los ve alejarse. Enzo suelta un gruñido que hace que los otros dos volteen a verlo confundidos.

— Por favor dime que no te acostaste con ella.

— ¡Por supuesto que no! No me acuesto con cada persona que se me cruce. Bueno, quizás sí, pero con ella nunca —, se defiende Pipe. — Igual, ¿no les pareció rara la chica? No miraba a Esteban, lo analizaba como si tuviera los secretos más grandes del país.

Esteban ve como Enzo asiente de acuerdo y dirige su vista a la entrada de la cafetería, por la cual el doctor Jiménez y Mia habían salido hace unos cuantos segundos.

La verdad es que Mia también se le hacía conocida. Esteban sabía que había visto unos ojos verdes tan hermosos como los de ella en alguna otra parte.

🫀

Francisco no sabe como, pero convenció a la secretaria de Esteban para que lo dejara entrar a su oficina mientras el doctor terminaba de atender a uno de sus pacientes.

Se toma el tiempo para analizar el lugar; hay muy pocas cosas para analizar, la verdad. La oficina está pintada completamente de blanco crema, en la pared detrás de la silla de Esteban cuelgan algunos de sus diplomas y en la mesa se encuentra la foto de una mujer muy parecida al médico. Eso es lo único que logra destacar del lugar.

Esteban entra a la oficina mirando su celular, su semblante esta igual de serio como siempre. Francisco sonríe un poco al verlo hacer un leve puchero mientras intenta descifrar lo que sea que haya en tu teléfono.

— ¡Mierda! —, Esteban da un salto al verlo sentado en su silla y Francisco termina soltando una carcajada.

— ¿Tan feo soy? —, bromea pero al parecer a Esteban no le hace nada de gracia.

— ¿Como entraste a mi oficina?

— Norma me dejó. Tu secretaria es un amor, yo digo que le subas el sueldo —, responde Francisco.

Esteban niega con la cabeza. — Se lo voy a bajar después de esto —, dice sin una pizca de humor en su voz. — ¿Que haces aquí, Francisco?

— Vine a invitarte a almorzar, en forma de disculpas por mi comportamiento.

Esteban niega con la cabeza. — No es necesario salir a almorzar para pedirme disculpas —, responde y Francisco se da cuenta de que Esteban está más enojado de lo que se esperaba.

Francisco se queda en silencio por varios segundos, debatiendo en su cabeza si insistir o no. Le molesta no conocer muy bien a Esteban, y logra entender un poco más porque el mayor se molestó después del beso, él tampoco estaría feliz si una persona con la que no tiene confianza alguna lo besa.

— Esteban... sé que lo que hice está mal, y aunque no me creas, lo lamento muchísimo. Por favor déjame compensártelo.

Cuando Esteban no le contesta, Francisco lo toma como un rotundo no. Sin decir nada, se levanta de la silla y camina con la mirada en el suelo hacía la salida de la oficina. Cuando está a punto de salir, Esteban habla.

— Solo tengo una hora para almorzar.

🫀

¡Cualquier comentario o crítica es bien recibida! ❤️

Me di cuenta de que habían dos señores Gutiérrez en la historia, pero ya lo cambié, ahora solo queda fingir demencia.

🫶🏻

love me right | esteban x francisco. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora