Capítulo 46

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Con un semblante que no reflejaba nada, Liam apareció en la entrada de la cocina; sigiloso, escuchó la revelación de los labios de su amigo mientras se miraban a los ojos, finiquitando el daño. Irreversible, caminó hacia la espalda de Louis; acarició sus hombros y le besó la sien. Esperó una reacción violenta, un golpe, quizá un intento de huída, pero el chico aún estaba con los pies enraizados, sin dar crédito.

—Es cierto —Sus palabras le perforaron los tímpanos. Su aliento quemaba. Louis se apartó, observando a ambos hombres con una mueca del desprecio que apenas se forma, y aumenta a cada pulsación, hasta volverse insoportable.

—Son unos cabrones— Musitó, sin mover los labios, tampoco parpadeando, pues un afluente de lágrimas se desbordaría.

—También es cierto — Liam encogió las espaldas, Niall ahogó una risilla.

— ¿Todo éste tiempo me mentiste? ¡Te burlabas! Desde el café...

— ¡No! — Niall se levantó, tambaleante y silencioso restó su presencia bajo la orden implícita en la mirada de Liam — Fue coincidencia. Nunca mentí acerca de mis sentimientos o intenciones.

— ¡No te creo nada! ¿Por qué lo hiciste? — Sofocó una exclamación de horror — Me utilizaste para llegar hasta Zayn ¿verdad? ¡Me usaste!

—No supe nada de ésta... desagradable casualidad, hasta que te investigué, después de la golpiza que te metió el muy miserable. Me enteré que estuviste en la cárcel y de tu posible relación con él. El resto me lo confirmó Niall. — Suspirando, de pronto, su rostro había envejecido algunos años. —Me lo tuve que tragar, todo, hasta que tú me lo contaras ¿sabes lo que es eso?

Su voz adquirió tono de reproche, y sus ojos, los pozos oscuros, estaban en llamas. Louis caminó hacia atrás, como un lobezno atrapado por su cazador. Todo pareció encajar.

—Liam Malik —Dijo, entrecerrando los ojos. El apellido le sentaba, la sensación de colocar todas las piezas de un rompecabezas en su lugar, afloraba.—Yo ya te conocía —Recordó, en un jadeo — Fuiste a visitar a Zayn, te vi por un segundo y me pregunté por qué parecías tan molesto, por qué estabas con él... ¿Cómo lo pude olvidar? Y luego, cuando te vi en la cafetería sabía que te conocía de algún lugar, pero no recordé de dónde.

Observó a Liam, tan claro, ¿cómo pudo cegarse?

—Payne, soy Liam Payne, el perro de mi hermano es un desagradecido nunca ha llevado su apellido legal. —corrigió— Yo nunca mentí, en cambio tú, aún creyendo que ignorabas de mi relación con Zayn hasta hace días, aún así, me mentiste en todo.

Envalentonado, se irguió, acusando con índice y corazón directo al pecho. Liam los sintió como agujas atravesándole.

— ¡¿Con que empresario, no?! ¿Señor Hughes? ¡Maldito seas! —Escrutó su aspecto, lleno de desdén. El cabello engominado peinado hacia atrás, las facciones duras, los ojos vacíos que habían observado tantas personas antes de morir; llevaba una camisa sin mangas, pegada al cuerpo, sus tatuajes relucían como fuego en la oscuridad, y un pantalón gris, un tanto suelto, con sus manos en los bolsillos, relajado pero serio. Todo su ser gritaba peligrosidad, era igual que Zayn, ni más, ni menos. Los mismos productos de una mente más siniestra, y sello en particular, por el que de una extraña y enfermiza forma, Louis se sentía atraído.

—Lo hice por ti ¿no te das cuenta? —Liam le sujetó las manos, con fuerza —Éste apellido es una maldición y sólo tiene dos efectos en las personas: los atrae, o les aleja. Te oculté la verdad porque sabía que me abandonarías y no quería perderte.

Louis se agitó, recargando su cabeza sobre el amplio pecho. Tenía razón, si hubiese sabido de su apellido desde el principio, habría salido corriendo sin mirar atrás.

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