Capítulo 33

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-POV Tn___-
—¿Podemos saber cómo demonios está este hombre en mi casa? —cuestiona Rubén, un poco molesto.

—Me pediste buscar a alguien de confianza que nos pudiera ayudar, así que te traje a Max —sonrío levemente, poniendo mis brazos sobre su hombro y dirigiéndolo a la mesa para nuestra pequeña reunión de hoy.

—Tanto tiempo, Miguel —saluda Max a Mangel con un apretón de manos, mientras se sienta en la mesa, dejando a Rubén perplejo al darse cuenta de que su amigo sabe quién es.

—¿En serio? —habla, ofendido, Rubén ante su amigo.

—Es una larga historia, Rubén —ríe nervioso su amigo.

—Ok, chicos —aplaudo varias veces, llamando la atención de los tres chicos en la mesa—. Esta reunión se está llevando a cabo para acabar con Tommy Motolla, a.k.a. mi padre —comienzo a dar la introducción.

—¿El plan es encontrar una forma de meter a ese hombre en la cárcel y que pague por lo que está haciendo? —habla Rubén después de mí—. Es un hombre manipulador, abusador, explotador y muchas cosas más.

—Entonces yo estoy aquí para darles mi opinión sobre su idea —aclara Max su duda y Mangel asiente—. Para eso necesitamos pruebas de que lo que menciona el chico aquí presente sea cierto —lo señala Max sin mirarlo a la cara.

—Me llamo Rubén, señor policía —habla entre dientes Rubén, molesto, mirándolo de una manera que, si las miradas pudieran matar, ya este hombre estaría en el cielo, pero Max lo ignora completamente.

—Bueno, por el momento lo único que tenemos son las pruebas de lo último que le hizo a Tn___ —saca Mangel el móvil de su bolsillo, mostrando las heridas del primer día.

—¿Él te hizo eso? —pregunta Max con un tono de preocupación y molestia al saber esta información por primera vez. Asentí sin decir nada. Él se levantó de la silla y se acercó a mí—. ¿Por qué no me dijiste nada? Si lo hubiera sabido, te habría ayudado —me sostiene el rostro con cuidado.

AHEM

—¿Podrías quitar las manos de la chica? —pregunta Rubén, aunque más bien era una orden para el hombre que tenía delante de mí.

—¿Por casualidad este hombre es tu novio? —me pregunta en un susurro Max, quitando las manos de mi rostro.

—Es algo complicado si venimos al caso —me rasco la nuca riéndome nerviosamente.

—Pues el beso que pasó aquel día cuenta en el sentido de que tú y yo... —ladea su rostro en forma burlesca, sabiendo perfectamente que está molestando al de ojos verdes detrás de él.

—¿Qué beso? —preguntaron Mangel y Rubén al unísono, mirándome seriamente.

Estoy rodeada de completos niños.

—Estaba borracha y, con toda honestidad, en un momento muy vulnerable —comienzo a defenderme—. Además, ustedes dos son casi idénticos —cruzo los brazos.

—No nos parecemos en nada —ambos chicos de ojos verdes hablan al unísono, molestos por el comentario.

—Fuera de relajo, sí se parecen —me defiende Mangel, ganándose una mirada asesina de su mejor amigo—. Lo siento mucho, pero es la verdad, cabrón —alza los brazos en modo de defensa.

—¿Podríamos tomarnos esta reunión en serio? De verdad me gustaría que esto funcio...

¡RING! ¡RING! ¡RING!

—¿Quién es? —pregunta Mangel. Todos atentos a mí, ya que el sonido de mi teléfono después de tantos días no podía ser algo bueno. Saco el móvil y veo en la pantalla grande cómo el nombre de mi padre alumbraba.

—Es mi padre —respondo, sin saber si es una buena idea contestar después de casi dos semanas.

—Respóndele. Estamos aquí contigo —habla Rubén, y luego de unos segundos respondo, poniendo la llamada en altavoz para que todos los chicos escucharan.

—¿Hola? —digo con voz temblorosa.

—Ah, por fin contestas —la voz fría de mi padre resonó al otro lado—. Tengo una invitación para ti. Hay una entrega de premios la próxima semana, algo grande, como los Grammy, y quiero que asistas. Será una noche inolvidable, te lo aseguro.

—¿Por qué querrías que yo vaya? —intento mantener la calma.

—Digamos que hay una posibilidad de que has sido nominada. Y créeme, será mejor que no faltes —su tono amenazante me puso los pelos de punta—. Nos vemos ahí.

Antes de que pudiera responder, colgó. Me quedé mirando el teléfono, sintiendo cómo la ansiedad crecía en mi pecho.

Los chicos me miraban expectantes, esperando que dijera algo.

—¿Qué vamos a hacer? —pregunté, finalmente, rompiendo el silencio.

—Primero, necesitamos planear una estrategia —dijo Max, tomando la iniciativa—. No podemos ir sin estar preparados. Si él te quiere ahí, es porque tiene algo en mente.

—¿Crees que pueda ser una trampa? —preguntó Rubén, cruzando los brazos.

—Es posible —asintió Max—. Pero también podría ser nuestra oportunidad de obtener pruebas.

—Lo dudo mucho, mi padre es muy impredecible —dije con ansiedad.

—Estamos contigo, Tn___ —dijo Mangel, poniéndome una mano en el hombro—. Vamos a hacer esto juntos.

—Bien, entonces empecemos a planear —dijo Rubén, con una chispa de entusiasmo en sus ojos—. No le daremos ninguna oportunidad de salirse con la suya.

Doble vida-Rubius y tú-(Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora