Doble vida-Rubius y tú-(Fanfic)

Capítulo 1

[POV Tn___]
El backstage bullía de actividad mientras los últimos minutos antes de mi actuación se deslizaban como gotas de agua en un cristal. "En cinco minutos", anunció uno de los trabajadores, indicándome que era el momento de salir de mi guarida. Asentí con determinación, preparándome para enfrentar el torrente de emociones que se avecinaba.

Mis ojos se posaron en la gran imagen que adornaba la pared, capturando el momento en que mi padre legalizó la adopción que cambió mi vida. Una fotografía simple pero cargada de significado: mi padre con su gabán negro y yo, un vestido rosa abrazándonos, sonriendo con una complicidad inexplicable. No hay una palabra que pueda encapsular esa alegría.

Ser la hija del dueño de "Sony Music" tenía sus beneficios, pero también sus desafíos. La conexión innata con la música, heredada de mi padre, me llevó a participar en eventos de renombre mundial, como el esperado "Tomorrowland".

Cubriéndome la mitad del rostro con un pañuelo para preservar mi anonimato, salí del pequeño vestuario y me dirigí hacia la tarima. Agradecía a "Skrillex" por la brillante idea de evitar la fama abrumadora y los paparazzi. Al llegar a las escaleras que conducían al escenario, esperé mi turno mientras observaba la energía palpitante del público.

Con el control en mis manos, me sumergí en la magia de la música electrónica. La clave era el "Ritmo del Cavernícola", un conocimiento matemático y biológico superficial que permitía manipular el sistema circulatorio de la audiencia. Con precisión, ajustaba los latidos, guiándolos hacia un estado de euforia. Este era mi arte, mi vida, la capacidad de alegrar a la gente a través de la música.

[POV Rubén]
—No puedo creer que vaya a ver a la única e inigualable Dj Blue.—Verifiqué el bulto por última vez antes de dirigirnos al "Tomorrowland".

—Ya lo sé, Rubén, lo llevas diciendo desde que llegaron las taquillas.—Rodé los ojos ante la repetición de Mangel, mi mejor amigo. —¿Estás listo?

—¿Es necesario preguntarme eso?—Lo miré de reojo mientras cerraba el bulto. Él se golpeó la frente ante mi respuesta. —¿Por qué no te emocionas tanto?—Pregunté, colocándome el bulto sobre los hombros.

—No será que poco a poco me has quitado la emoción.—Balbuceó, limpiándose los espejuelos con la camisa negra que llevaba puesta.
—Al fin podrás ver el rostro de la chica misteriosa.—Musité, alzando las cejas con un toque de picardía.

—Si lo pienso bien, ella no se atrevería a mostrar su verdadero rostro a un fan, y menos si eres tú.—Señaló, algo hastiado. —Pero no lo niego, es algo curioso si uno lo piensa más y más.

—Te lo dije.—Golpeé su hombro suavemente para salir del departamento.

Aún no habíamos llegado y ya sentía la emoción revolviéndose en mi estómago. Esta vez, era diferente, como perros y gatos corriendo en mi interior. Los nervios eran más intensos que en aquel "Tomorrowland" de hace unos años, donde me saqué una foto con Skrillex o cuando Oliver Heldens me pidió mi número de teléfono.

Adoraba la adrenalina que solo el ambiente de un evento como este podía crear. Todos tratándonos como hermanos, el olor a alcohol, el humo de cigarrillos y de las tarimas. Era una sensación única e indescriptible, pero aquellos que habían experimentado un evento similar entenderían lo que sentía.

[POV Tn___]
—¡Gracias, Madrid!—Anuncié por el micrófono al poner la última canción y bajarme de la tarima. Necesitaba un buen masaje para aliviar la tensión de dos horas de actuación.

—En un par de minutos será la sesión de fotos.—Me informaron antes de que entrara en el troli.

—¿Me podrían dar una hora de descanso, al menos? Necesito relajarme un momento.—Cuestioné, buscando las llaves del troli. Al mirar a un lado, vi a uno de los trabajadores del evento y ya no había nadie más. Le hablé al vacío.

Una vez adentro, me senté en el asiento frente al espejo. Me quité la gorra y el pañuelo, observando el maquillaje que se había corrido. Tomé una servilleta con un poco de agua, limpiándome suavemente para no arruinar lo que quedaba del maquillaje. Un suspiro escapó de mis labios, una mezcla de alivio y desánimo. A pesar del esfuerzo, sabía que esta vez no valdría la pena.