Capítulo 7

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[POV Tn___]

—Papá, ¿me podrías prestar la casa por un tiempo?

El tiempo había pasado como un suspiro desde los eventos en Tomorrowland, casi tres meses llenos de encuentros frecuentes en los parques de patinaje con Rubén. La amistad floreció rápidamente, pero las mentiras y la carga emocional se volvían abrumadoras. Invitar a Rubén a mi "casa" fue un error, y la única solución era obtener las llaves de mi padre, así que lo llamé.

—¿Para qué las necesitas? Ni siquiera vives allí.

—Te lo explicaré más tarde, es de suma importancia.

—¿Tan grave es, Tn___ Mottola?

—Depende. Cuando pueda, te lo explico. Estoy ocupada ahora.

—Está bien. Llamaré al chofer para que te busque en tu apartamento. Él tiene las llaves, así que se supone que las tendrás el sábado.

—¿Podría ser mañana por la mañana?

—No, Tn___.

—Por favor, papá. Es súper importante. El domingo por la noche te las devolveré, lo prometo.

—Mañana a primera hora. Me tengo que ir ahora, estoy en medio de algo importante. Adiós.

Guardé el celular en mi bolsillo, suspirando aliviada. Los nervios se disiparon, pero la ansiedad persistía. Aquella casa fue vital en mi infancia, y recordé la discusión con mi padre antes de mudarnos a Nueva York por su trabajo en SonicMusic, una herida que aún dolía.

Flashback

—No pienso irme de esta casa, papá. ¿Cuántas veces te lo tendré que decir? —Bajé las escaleras detrás de él, sus manos detrás de la espalda, ignorando mis palabras.

—Por más que lo digas, Tn___, te irás como quiera. Eres mi hija, vives gracias a mi dinero y yo mando en esta casa, no tú. —Paró, volteando un poco el ojo.

La ofensa en sus palabras me hizo sentir como una "cualquiera", incapaz de manejarme sola. A mis diecinueve años, con un trabajo que me daba alrededor de dos mil dólares, me sentía capaz de independizarme.

—Tengo diecinueve años, sé manejarme sola a la perfección. —Cruzé los brazos unos escalones más arriba.

—¿Estás segura de lo que dices? —Sacó las manos detrás de su espalda, poniéndolas en su pantalón de vestir.—Porque si es así, puedes largarte de la casa desde ahora.

Bajé las escaleras corriendo, enfrentándolo.

—Créeme, sé lo que digo. —Sonreí irónicamente, viendo cómo arqueaba una ceja y sonreía sin mostrar los dientes.

Por fuera estaba molesta, pero en el fondo temblaba de miedo ante la posibilidad de quedarme sin nada.

—Si te vas de la casa, juro que no heredarás la casa ni la mitad de la herencia cuando muera. —Abrí los ojos al escuchar esas palabras.

Él sabía que desde pequeña quería esa casa. Se alejó, dándome la espalda.

—Entonces, ¿qué esperas, señorita Tn___? ¿Te irás o no?

Fin del flashback

Sacudí mi cabeza, encontrándome en el lobby donde Emma, la señora del mesón, me observaba. Mi celular sonó, confundiéndome al ver que era Rubén.

—Rubén —pensé confundida al contestar.

Deslizó el dedo sobre la pantalla, poniéndolo en mi oído tembloroso.

—¿Hablo con la mejor DJ del mundo?

—Sí, Rubén. No me llames así, solo por mi nombre.

—Como tú digas. Sobre mañana, ¿a qué hora?

—A las ocho y media de la mañana, más o menos.

—¡Wow! Eso es demasiado temprano, ¿no crees?

—No, pero si no quieres, lo dejamos para...

—Ok, mañana a las ocho y media no hay problema. Te espero.

—Está bien, hasta mañana.

—Que no se te olvide que eres la mejor del mundo.

—Que no. —Despegó el celular de mi oído al escuchar el pitido de la llamada finalizarse.

Emma me sacó del trance, preguntándome sobre un supuesto novio.

—No es nada. Solo estoy un poco contenta —le respondí, sentándome en el mesón.

—¿Desde cuándo tienes novio? —preguntó de nuevo, cruzando las manos sobre el mesón. Nunca le había contado sobre Tomorrowland ni mis salidas con Rubén.

—Corrección, es un amigo. —Alcé el índice, con los ojos cerrados.—Por si acaso, él sabe quién soy. Es una larga historia que te contaré luego. —La miré de nuevo, negando antes de que se volviera a su trabajo.

—Sabe que tu padre te roba dinero —dijo, alzando una ceja. Siempre tenía algo de razón.

—Aún no lo sabe. Le he estado mintiendo sobre ese asunto todo este tiempo —confesé, bajándome del mesón y pasando las manos por mi rostro.—Tengo miedo de que descubra la porquería de vida que llevo y me trate como basura.

—Escuché que van a salir. ¿A dónde irán? —cambió de tema, viendo la incomodidad creciente.

—Larga historia. Nos quedaremos este fin de semana en mi casa antigua —respondí con las manos en los bolsillos.

—¿Tu papá sabe que habrá un hombre en su casa? —preguntó de nuevo, con los brazos cruzados.

Negué con la cabeza a su advertencia.

—Ya verás que resolveré todo pronto. —Dije, y añadí—. Me voy a dormir.

Golpeé levemente el mesón y fui a mi apartamento. Busqué mi alcancía para contar el dinero guardado, encontrándome con seiscientos dólares. Suficiente para reparar mi auto. A pesar de las advertencias exageradas de Emma, consideré sus palabras antes de calmarme y decidir buscar una solución.

Tomé mi celular y busqué en Google el mecánico más cercano y asequible. Pronto, me encontré en el estacionamiento con un hombre de unos treinta años.

—No es tan grave, solo hay que arreglar el tanque de aceite y algunos fusibles. —Informó, cerrando la capota del auto y limpiando sus manos en su camisa negra.

—¿Cuánto sería más o menos? —Pregunté, sacando el dinero de mi bolsillo.

—Aproximadamente unos cuatrocientos dólares. —Respondió, asegurando el auto en la grúa que había traído.

—Perfecto. —Le entregué el dinero.— Si puedes terminarlo antes del domingo por la noche, déjalo aquí y entrega las llaves a esa señora. —Señalé a Emma, que observaba desde la puerta del lobby. Asintió, guardando el dinero y subiéndose a la grúa, llevándose mi auto.

—Ahora debo buscar un trabajo. —Concluí, decidida a resolver mis problemas y recuperar el control de mi vida.

Doble vida-Rubius y tú-(Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora