Capítulo 5

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[POV Tn___]

Esta situación por la que estoy atravesando es algo que no le desearía a nadie. Es una experiencia desagradable, como una persecución de perros y gatos, solo que en este caso, los animales tiernos y domésticos se han transformado en una horda de fans y paparazzi que nos siguen como si fuéramos presa. Un centenar de personas corre tras nosotros, o mejor dicho, tras Rubén, conocido popularmente como "El Rubius".

Miro hacia atrás para ver cómo los fans y paparazzi se acercan cada vez más. Sin embargo, me doy cuenta de que he perdido de vista a Rubén. Mis nervios aumentan al ver que no lo encuentro, y finalmente, detengo la patineta, resignada, anticipando lo que parece ser mi inminente captura. En ese momento, una mano me agarra y me jala hacia un callejón, haciendo que choque contra la pared. Desesperada y asustada, intento liberarme, pero la mano del desconocido cubre mi boca, mientras la otra me acorrala contra la pared.

Respiro agitada, observando al desconocido. Viste de manera cómoda con una chaqueta negra, jeans azules, zapatillas Nike y una gorra, casualmente similar a la mía. Sus ojos, que ahora son de un verde intenso, contrastan con su cabello alborotado. Su nariz está perfilada y sus labios, perfectamente delineados, tienen un atractivo indescriptible. A su lado, su altura imponente parece hacerme ver diminuta.

Mientras la multitud de fans pasa a nuestro lado, ganamos un día más de vida. Ruben retira su mano de mi boca aliviado, buscando recuperar el aliento.

—Eso estuvo cerca —dice, quitando sus manos de mis hombros—. Debes quedarte en mi casa.

—¡Espera un momento! —respondo, cruzando los brazos y arqueando una ceja—. ¿Acaso perdiste la cabeza? Ni siquiera te conozco.

—No puedes quedarte por ahí a estas horas y menos con esa gente persiguiéndonos —explica, gesticulando exageradamente—. En serio, Tn___, esos fanáticos seguirán buscándome en la ciudad hasta mañana.

—No sé si puedo confiar en ti —digo, mirando a un lado mientras pienso en mis opciones.

—¿Cómo que no? Escuchamos la misma música, patinamos juntos y hasta tenemos las mismas gorras —insiste, quitándose la gorra desesperado—. ¿Confías en mí?

—Está bien —acepto, tirando mi patineta a un lado y saliendo con cautela para evitar ser vista.

(...)

—Perdón por el desorden —se disculpa al entrar, recogiendo algunas cosas del suelo.

Su apartamento es mucho más acogedor que el mío, con un sillón cómodo, una mesa pequeña y un televisor. Me muestra el baño, su habitación y la habitación de huéspedes donde me quedaré. Luego, me lleva al final del pasillo, donde unas escaleras conducen a un lugar especial.

—Lo que estás a punto de ver es donde sucede toda la magia —advierte antes de abrir la puerta, asiento, preparándome para lo que encontraré tras ella.

Al entrar, me quedo boquiabierta al ver todas las figuras de personajes ficticios, posters, libros y, lo más sorprendente, la computadora acompañada de una torre GTX PC de NVIDIA. Mi atención se centra en cada detalle, especialmente en la computadora que siempre quise tener, pero que nunca pude permitirme.

—¿Te gusta? —pregunta, mirándome por encima de mi hombro.

No puedo evitar maravillarme ante la perfección de la computadora. Toco la torre, sorprendida por su calidad.

—Es la torre... —comienzo, pero él me interrumpe.

—La personalicé recientemente, uno mismo puede personalizarla —explica, y continúa mostrándome otra parte de la habitación, donde tiene consolas de juego.

—¿Haces música electrónica con ella?—pregunto, acercándome a un aparato en particular.

—Algo así —responde, levantándose y caminando hacia mí—. Mi equipo dejó de funcionar la semana pasada, así que tendré que comprar uno nuevo.

Al revisar el equipo, descubro que el problema es un cable roto.

—¡Bingo! —exclamo al ver el cable mordido.

—Eso solo pudo haberlo hecho... Wilson —gruñe, mostrándome a un gato amarillo obeso. Sacándolo de la habitación estando los dos solos. 

—¿En dónde íbamos? —pregunta, volviendo a colocar sus manos sobre la mesa.

Mis ojos se desvían a sus brazos, observando las venas tonificadas que parecen gotas de agua. De repente, me doy cuenta de que estoy perdida en mis pensamientos.

—A si este...tape este...adhesiva negro, si eso lo puede arreglar—Tartamudeo saliendo de mi trance mirando a un lugar sin importancia.

—Adhesivo negro por ahí viene.—Se va de la habitación y luego de los minutos me lo entrega en las manos. Corto un pedazo con mi boca, después coloco la cinta alrededor del cable.

Después de solucionar el problema, Rubén me elogia y apaga el equipo.

—Eres genial —dice, apagando el aparato—. Te debo una.

—No fue gran cosa —respondo, quitándome la gorra y acomodándome el cabello.

—Voy a darles de comer a mis crías en la cocina —avisa, saliendo de la habitación, y lo sigo confundida.

—Pensé que solo tenías a tu gato obeso —comento, señalando a Wilson.

—No. Tengo otro gato llamado Raspberry, pero no sé dónde está —explica, buscando la atención de su gato desconocido.

De repente, un gato negro y blanco salta de la nevera y se posa en el hombro de Rubén, causando que todas las croquetas caigan al suelo.

—Realmente me odias —le dice a su gato mientras recoge las croquetas.

Doble vida-Rubius y tú-(Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora