Capítulo 28

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-POV Tn___-
—Buenas noticias. —dijeron, despertándome de la pequeña siesta que había logrado. Max estaba frente a mí, con ropa limpia. —Tu amigo ha venido a recogerte. —avisó, dándome algo de energía para levantarme de la incómoda banca de metal.

—Espero no volver a ver tu cara. —dije, acercándome a la puerta de metal que Max abrió con una gran sonrisa. —Esa sonrisa me da ganas de golpearte por el coraje que tengo contigo. —mencioné molesta, saliendo de la celda después de un día largo y difícil.

—Sé que en el fondo me quieres. —se burló, colocando su mano en mi cabeza y dándome unas palmaditas. —Sígueme.

Caminé con él hasta la salida del cuartel, sintiendo la brisa fría de la noche. Efectivamente, había pasado casi un día entero aquí y no quería volver ni en mis sueños. Pero por otro lado, me sentía más tranquila sabiendo que pronto estaría en casa, como si nada hubiera pasado.

—Perdón por la tardanza, Rogel, pero aquí está ella. —llamó Max a Mangel, pero al ver a Rubén, mi corazón se detuvo por unos segundos.

No esperaba que fuera Rubén quien viniera a buscarme. ¿No se supone que los del cuartel pregunten por una identificación o algo similar? Inconscientemente, me escondí detrás de Max. No quería ser vista en este estado: resaca, dos días sin dormir, sangre seca de Max en mis brazos, olor a alcohol y sin bañarme. Todo esto me hacía sentir muy avergonzada.

—Anda, Tn___, ¿no te querías ir? —dijo Max, colocando su brazo sobre mis hombros y empujándome levemente hacia Rubén. Era un silencio incómodo estar entre estos dos hombres, especialmente porque había tenido una pequeña relación con Rubén. De repente, sentí unos brazos fuertes abrazándome y olí su perfume.

—Gracias a Dios que estás bien. —me susurró Rubén, abrazándome con una mano en mi cabeza, como un padre abrazaría a su hijo después de un acontecimiento importante. Una sensación que no había experimentado en muchos años.

—Bueno... mi trabajo ha terminado por hoy. Cuídense. —suspiró Max, retirándose.

—Gracias, Max. —agradeció Rubén, soltándome y tomando mi mano. —Vamos al auto, que la noche está fría. —caminó conmigo lentamente, sacando las llaves del auto y desactivando el seguro de la puerta. —Por aquí, señorita. —me abrió la puerta y entré, notando la limpieza del auto, el de Mangel.

—Los chicos estarán tan contentos de conocerte. —dijo al entrar y encender el auto. Yo estaba demasiado agotada para hablar.

El camino fue silencioso mientras las luces de los semáforos iluminaban el interior del auto. Rubén también estaba en silencio, lo cual era raro porque había estado muy hablador en el cuartel. Esta situación me causaba ansiedad, así que comencé a morderme las uñas.

—¿No piensas agradecerme por venir a buscarte? —rompió el silencio Rubén, deteniéndose en un semáforo rojo.

—Llamé a Mangel, no a ti. —respondí amargamente, mirando por la ventana y notando que estábamos a unos treinta minutos de mi apartamento. —Déjame aquí. —me quité el cinturón de seguridad, a punto de abrir la puerta mientras el auto seguía en marcha. Pero Rubén cerró la puerta de nuevo, haciendo que saltara del susto y accidentalmente lo golpeara en la cara.

—¡Agh! —chilló de dolor, llevándose una mano al rostro. —¿Te quieres matar? —dijo entre dientes, mientras un auto pasaba a gran velocidad.

—Perdón. —dije, notando que sangraba un poco de la nariz y soltó una leve risa.

—Después de tanto tiempo, vienes así, sin agradecerme, sin alegrarte y me golpeas la nariz. —susurró, frustrado. —He estado todo este tiempo muerto de miedo sin saber dónde estabas. ¿SABES CUÁNTAS NOCHES TE BUSQUÉ? —comenzó a alzar la voz. —COGIENDO AGUA, SOL Y SERENO, ESPERANDO SABER CÓMO ESTABAS, MIENTRAS TÚ VIVÍAS LA VIDA FELIZ COMO SI NADA.

—¡Y QUÉ SABES TÚ DE MI VIDA, RUBÉN DOBLAS! —grité, conteniendo las lágrimas.

—¡ERES DJBLUE, POR DIOS, TIENES UNA VIDA FÁCIL LLENA DE AVENTURAS Y DIVERSIÓN! —respondió, aún con la voz alzada. Pero ese comentario me hirió profundamente.

—¡DJBLUE AL CARAJO! ¿CREES QUE MI VIDA HA SIDO FÁCIL? NI SIQUIERA SABES LA MITAD DE MI VERDADERA VIDA. ¿CREES QUE POR SER UN ARTISTA VIVO FELIZ EN UNA MANSIÓN LUJOSA? ¿ACASO TE HAS VUELTO TONTO?

—HABLA LA PERSONA QUE JUGÓ CON MIS SENTIMIENTOS Y DESAPARECIÓ. AH, PERO CON MANGEL SÍ HABLAS A MIS ESPALDAS.

—Saca a Mangel de esto, él no tiene nada que ver. —bajé la voz, agotada de pelear. Recordaba cómo, en un día común, mi padre me golpeaba brutalmente a estas horas y gritaba igual que Rubén ahora.

—¿Estás saliendo con Mangel? —preguntó, con su voz aún molesta pero más baja.

Guardé silencio.

—¡ANDA, CONTESTA!

—¡NO! ¡NO TENGO NADA CON ÉL! —grité, suspirando rendida. —Tú no me entiendes. —dije, cubriendo mi rostro con las manos. —Todo esto se hubiese solucionado si me hubieras hecho caso. ¿Por qué me buscaste? —pregunté en voz alta. —Hay tantas mujeres que estarían locas por estar contigo. Soy un desastre con el que ni tú deberías estar.

—¿Pero por qué Mangel puede saber y estar contigo y yo no?

—Porque tú eres el problema. —confesé.

—¿Te hice algo malo en el pasado? —su voz volvió a ser la del Rubén preocupado, como cuando me cuidaba antes de que mi vida se convirtiera en un infierno.

—Te estoy protegiendo de mi padre.

—¿Qué? —ladeó la cabeza, confundido.

—Prométeme que no me odiarás más de lo que ya lo haces. —dije, decidida y segura de lo que iba a hacer. Quizás si le contaba la verdad, se asustaría y se alejaría de mí.

—¿Por qué dices eso? ¿Por qué te odiaría?

—Solo... mira, simplemente sigue mis indicaciones, ¿sí?

Doble vida-Rubius y tú-(Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora