Capítulo 2

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«Bibliosmia»

El olor de la historia, del pasado, presente o futuro, un olor que puede gustar mucho a algunas personas. Es como la droga para los lectores, el sueño de cualquier chica es poseer lo que yo admiro. Tomo el primer libro sin detallar siquiera en el nombre, tan solo sé que es de genero romántico. Las hojas amarillentas en las orillas, una pasta que aun con el paso del tiempo, sigue estando muy bien cuidada.

Será posible mantener algo tan bien cuidado, se requiere demasiado detalle y amor al tomar estos libros. Es sostener en tus manos, siglos de historia, teniendo la certeza que tal vez en el pasado alguien más penso que en un futuro alguien sostendría ese mismo libro. Es saber que mujeres, hombres o ancianos sostuvieron estos ejemplares, esos que son únicos y de los cuales pocos han sobrevivido con el pasar del tiempo. 

― A veces desearía que fuera un aroma en una pequeña botella ―suelta Sandy desde el otro lado con libro en mano ― Tinta, pegamento y una mezcla de componentes químicos. Amo los libros nuevos.

Sonrió viendo como acerca el libro a su nariz, como si fuera el aroma más delicioso de todo el mundo. A veces hasta creo que ella sería cien por ciento feliz teniendo ese aroma. Busco el sofá más cercano para poder relajarme después de una mañana con Vieira. Trabajar a su mando, es como si la vida se encargara de que sufra el peor de los destinos.

« ¡Exageras! »

Era como si de todas las personas presentes en la cocina, yo fuera el blanco para sus enojos. Por mi bienestar y evitar que me echen, tan solo tocaba sonreír imaginando lo que haría si fuera la antigua Marley. Mi vida cambio tanto, que pensé que sería diferente, ver todo lo que he hecho desde que tome ese avión es una recopilación de tantas aventuras que soñé.

Las palabras de Anton rondan mi mente desde que tuvo la grandiosa idea de recordarme que aún no pertenezco a un solo lugar. Que todo lo que pensé que sería de una manera mucho más fácil, ha sido más complicado de lo que recuerdo. Tengo todo lo necesario para construir mi futuro, ese legado que alguna vez desee dejar.

Y aun así es como si no tuviera la valentía de volver a ese lugar. Las palabras de mis padres, siempre son un salvavidas cada fin de semana que llaman de sorpresa. Asegurando que serían muy felices si regresara con ellos. Es como si la parte dócil, mansa y disciplinada dentro de mí fuera quien ha tomado el mando.

Dejando de lado la parte indomable y precipitada, esa que rasguña con salir de nuevo. Añorando ser esa impulsiva, arrebatada e impetuosa de hace más de un año. La misma que me dio las mejores aventuras de mi vida, y también las peores elecciones sin siquiera pensar bien en las consecuencias. Las reflexiones de todo lo que pude haber hecho de una manera diferente, es algo que arrasa con mis noches, noches donde solo la luna ha sido testigo de las cosas que por mi mente pasan.

Donde ver un punto fijo en la habitación no funciona, donde contar ovejas o la cantidad de ladrillos que hay no logran distraerme. Donde la música siempre trae recuerdos del pasado, donde la plenitud de las olas del mar son las únicas que logran calmar lo que pasa dentro de mí.

Es sostener el celular en tus manos, justo en el chat de la única persona que crees que puede ayudar. Las noches se vuelven largas, tratando de descifrar lo que ya se. Es tratar de buscar otras respuestas a las mismas preguntas, es creer que todo puede ser igual después del dolor. 

Desde que decidí viajar, sin la intención de volver a Valencia, de tener esos reencuentros con las personas. El querer soltar por fin ese pasado y poder avanzar, es algo a lo que siempre decido ponerle una fecha lejana. Las veces que he tomado esos pedazos de papeles que son las únicas despedida que tuve. Es como si el releerlas me diera nuevas respuestas, o al menos eso quiero creer.

The Stars Guide Me To You  | +18 | L2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora