The Stars Guide Me To You | +18 | L2

Capítulo 23

«Así se siente.»

La sintonía entre la música y mi cuerpo me transporta a un estado de euforia. La forma en que podía liberarme, dejar atrás todo y tan solo existir. Hay momentos como estos en que no existe una forma mejor para expresarme que bailar. Dando rienda suelta a lo que la música podía transmitirme. Una mano en mi cintura hace que el mundo se detenga.

― Quiero ver... La sonrisa de tú boca ―canto al saberme la canción ― El sabor... de tu piel...

Veo esa mirada oscura, una sonrisa adorna su rostro mientras yo tal vez sea un desastre sonrojado, pero aun así me observa como algo que le gusta demasiado. Tomo sus manos entre las mías levantándolas hacia el cielo. Junto nuestros cuerpos, sintiendo como mi pecho sube y baja antes mis respiraciones profundas.

Muevo mi cintura al ritmo de la canción que muchas veces Jared ponía a todo volumen. Ella suelta a reír siguiendo mis pasos, y no me asombro para nada al ver que copia mis pasos a la perfección. Suelto sus manos entrelazando las mías detrás de su nuca, sus manos caen en mi cadera.

El torbellino de emociones que despierta va desde diversión hasta una excitación tremenda. Creo que puedo sufrir incluso fiebre de ella. Algunos vítores llaman nuestra atención para ver a una pareja moverse de maravilla. Amo enserio cuando las personas son buenas en algo y lo enseñan al mundo. Entonces inicia una melodía.

«Zamba»

El sonido de tambores y guitarras inicia en algun punto del lugar. Muchas más mujeres se unen en medio de la calle trayendo consigo a sus parejas. El ambiente es vibrante y contagioso, lleno de tantos colores al ver a cientos de brasileños con sus trajes. Tomo a Anielle de la mano que se deja guiar de nuevo para ver a una brasileña moverse demasiado bien.

El movimiento de cadera es suave con su pareja, ambos tiene una postura relajada y sus cuerpos se mueven como uno solo. Una mano en mi cintura me voltea para verla a ella. Toma mis manos entre las suyas, y entonces inicia. Decir que me quedo con la boca abierta es quedarse corto.

El vaivén de cadera va al ritmo de los tambores, su postura sigue siendo elegante. Suelta una de mi manos, abriendo los primeros dos botones de su camisa, bailar enserio lo hace sudar a uno. Suelta mi otra mano, me toma de la cintura pegándome a ella. Nos movemos, buscando el equilibrio de nuestros movimientos. Esta mujer al parecer sabe bailar de todo.

Nuestras miradas vuelven a cruzarse, y la conexión es tan palpable. Me transmite confianza. Quito sus manos de mi cadera, volteo quedando de espaldas. El ritmo de la música aumenta, y el movimiento de sus caderas igual. Su mano se desliza en mi vientre pegándome más a ella.

Suelto una risa inclinando mi cabeza hacia atrás, su boca cae en mi cuello sonriendo sobre mi piel. El control que toma, me prende de una sobremanera. Entonces me alejo volteando a verla, ella en ningún momento detiene su baile. Me observa con admiración, y yo con deseo. El ser una chica curiosa, me enseñó a andar en todo y querer aprender lo que llamara mi atención.

Cuando la música disminuye, tengo la certeza que otra canción iniciara. La tensión es palpable en el viento, la electricidad que se genera ante su presencia, sentía o percibía, podía sacar chispas con solo su toque. Suelto una risa al reconocer la canción.

«Gracias Sandy.»

Mi cadera se mueve al compás de Magalenha, mi cabello era un desastre. Con el pasar de los segundo, una sonrisa adorna mi rostro, y el de ella igual. No era una competencia, era solo bailar a nuestro propio ritmo. Cuando giro, siento su mirada sobre mí. Nos acercamos hasta sentir el calor que nuestros cuerpos desprenden. Era un juego entre las dos.