La sensación de pesadez me hacía caer cada cierto tiempo en un sueño profundo. El calor de un cuerpo sobre el mío, me hace tensar por completo, pero el aroma que me envolvía me hacía sentir protegida. Cuando volví a despertar la luz empezaba a filtrarse por mis parpados ante la intensidad de la misma.
Abrí mis ojos con cuidado, di una larga respiración que ni siquiera inmuto a la persona que dormía sobre mí. Estaba acurrucada sobre mi pecho, justo donde mi corazón late. Peino su cabello con cuidado mientras se remueve sin siquiera despertarse. Al ver la hora en el reloj de al lado.
Me asombre, faltaban pocos minutos para medio día. Todos los recuerdos de la noche anterior eran confusos, era estar en lugar y a los segundos estar en otro lugar distinto. La música era diferente, los gritos y luego ella frente a mí. Detalle la habitación, y los grandes ventanales daban vista a la mayor parte de Rio. La festividad empezaba a tomar vida.
Tratar de sacar mi cuerpo de su agarre fue un reto. Tal vez el cansancio era demasiado que ni siquiera se despertó. Su cuerpo estaba cubierto por completo, tan solo la cabellera resaltaba. Al entrar al baño, hice mi rutina lo más rápido, el poder refrescar mi rostro quito un poco la neblina de sueño que aún perdura.
Hacia un recuento de los primeros sucesos para saber en qué momento tome un trago con drogas. Ni siquiera la vez que Taylor confundió los tragos llegue a sentirme de esa forma. La pesadez de mi cabeza era intenso. Tome una ducha corta robando ropa de Anielle de nuevo. Al salir de la habitación estaba como la deje.
Arremangue las mangas de la camisa al caminar por el pasillo. Era como si solo las dos estuviéramos. Era un lugar inmenso a mi parecer. Logre ubicar la cocina, espere que alguien apareciera unos segundos, así que con el permiso de Dios me dispuse a ver que podía cocinar. Era algo tedioso cocinar con dolor de cabeza, así que una búsqueda de unos minutos llevo a que por fin encontrara la medicina.
Encontré un pequeño dispositivo y entonces mientras buscaba cómo funcionaba, encontré la forma de poner música. Al ver la cantidad de comida que había, me dispuse hacer algo que nos diera energías. Mientras sacaba la fruta y hacia dos bowl de frutas, prepare la mezcla para hacer panqueques.
Perdida en mi mente, y sin distracciones, evitando pensar en la mujer en la habitación. Cocine, era algo que se me daba demasiado bien y aunque tal vez era la primera vez que ella probaría mi comida. Quería hacer unos de los menús más extravagantes. Y todo eso se redujo a un desayuno tradicional, uno hecho con mucho cariño y más.
Sé que tendremos que hablar de lo de anoche, pero mientras más se retrasara la conversación no tendría problemas. La voz de Enrique Iglesias lleno el ambiente mientras la plancha despedía pequeñas chispas al momento en que la mezcla era agregada. Cante al son de la música perdida en la cantidad de panqueques que había hecho.
Talvez debí de haber cocinado menos. Incluso opte por hacer una tortilla española. Una torre de al menos veinte panqueques estaba a un lado mientras hacía un omelette con lo básico. El tocino llenaba el lugar de aroma, y mi estómago gruñía de hambre. Buscaba en la alacena un poco de crema batida.
― Bingo.
Saque el jugo de naranja y dude en hacerle un café. Pero eso se haría en cuestión de minutos, así que esperaría que ella decidiera. Saque la loza alternándome mientras volteaba mis omelette, espero que a ella le gusten al menos. Tal vez no le gustan, no creo, ella se ve que es amante de la comida. Mientras buscaba la miel, solté un gritito al encontrar kiwis y fresas. Son mis favoritos.
Me dispuse a servir la comida en diferentes platos para que ella tomara lo que deseara. En un momento la puerta se abrió y me quede inmóvil viendo a Carlo de la misma forma con una canasta. Aplaudí al ver cruasanes, galletas y cannoli. Tal vez después de todo si tomaría café.
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The Stars Guide Me To You | +18 | L2
RomanceEl destino se encarga de reunir a personas, ya sea para estar con nosotros en cada paso que demos. O tan solo para enseñarnos que somos humanos y cometemos errores. En un mundo donde hay millones y millones de personas, donde las estadísticas dicen...