4 - LA OTRA CARA DEL AMOR

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Verano del 2006

- Cómo tu novio, y cómo soy mayor mi deber será cuidarte. No debes dejar que otros chicos, ni chicas se acerquen demasiado a tí, y yo haré lo mismo...pero si podemos tener amigos...-

Emilio estaba sentado en el suelo, apoyando su espalda en un enorme y bello árbol que estaba en la parte profunda del bosque; tenía las piernas abiertas y a Joaquín estaba sentado entre ellas, mientras sus brazos rodeaban suavemente su cintura.

Llevaban cerca de 30 minutos creando una lista de las cosas que debían y no hacer ahora que eran "novios de verano".

Aunque la verdad más que una conversación aquello parecía un monólogo del mayor, dónde Joaquín asentía a cada dicho, y de vez en cuándo respondía en monosílabos.

- Y lo último son los besos... Yo aún no sé cómo dar un beso de novios, pero quizás podríamos practicar por las noches. ¿Te parece? -

- Si...- el castaño respondía con sus mejillas teñidas de carmín.

Y así de sencillo fué. No hubo pretenciones, ni temores, su historia de amor empezaba de la manera más inocente y genuina.

Las 2 semanas restantes sólo sirvieron para hacerlos sentir que de alguna extraña manera sus espíritus eran afines, y que todo se sentía mucho mejor cuándo estaban uno junto al otro.

¿Besos?, pocos y bastantes torpes, pero aún así se sentían cómo tocar el cielo, entre mejillas sonrojadas, cosquillas en el estómago y una sublime timidez.

Pero tristemente los veranos no son eternos, y el último día de campamento los sorprendía con una jornada bastante más fría de lo usual para la temporada estival.

Sin embargo, Joaquín y Emilio no se mostraban nostálgicos por la pronta despedida, ya que durante la última noche que compartieron nació la promesa de volverse a ver el año próximo, y que sin importar los largos meses de espera que les tocaba enfrentar para volver a estar juntos, ambos seguirían siendo, novios de verano.

El viaje de regreso fué muy similar al de ida; Joaquín se acomodó entre los brazos de Emilio, y las largas horas de recorrido pasaron inadvertidas a causa de un profundo sueño.

- ¡Hemos llegado! - la voz del conductor hizo que la mayoría de los pasajeros que dormían lograran despertar.

Emilio removió con cuidado a Joaquín, y prontamente ambos comenzaron a reaccionar para tomar sus pertenencias.

- Joaquín...- Emlip murmuró cuándo el castaño se disponía a avanzar por el pasillo del autobús - ésto es para tí...-

El menor se volteó, y su vista se fué directamente a las manos del rizado, quién con delicadeza tomaba una de sus muñecas para poner en ella un nuevo brazalete.

"N, D, V'", era las inscripción que había escrita en ésta ocasión en medio del nuevo regalo, y Joaquín ésta vez no necesitó preguntar por su significado.

La Otra Cara De La Luna // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora