26. LA OTRA CARA DE LA ENVIDIA

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- No estuvo tan mal, ¿verdad, amor? - Joaquín preguntó mientras se acurrucaba junto al cuerpo de Emilio en la cama.

- La comida te quedó exquisita...- el mayor respondió sin mucha expresión en su rostro y en sus palabras.

Hubo un silencio de largos segundos, en los que ambos parecían ser conscientes de lo que el otro estaba pensando.

- Tranquilo Emi, me dijo antes de irse que no diría nada...-

La cosa estaba así; La cena de navidad había partido siendo terriblemente incómoda para todos los que compartían aquella mesa.

Joaquín en principios no entendía cómo es que su padre había terminado siendo amigo de su maestra de artes, y mucho menos cómo habían terminado siendo tan cercanos cómo para querer compartir una ocasión tan importante cómo la cena de navidad.

Finalmente se enteró por ambos adultos, que durante una tarde se conocieron de casualidad en una pequeña tienda del pueblo; simpatizaron y luego de unos minutos Uberto terminó descubriendo que la agradable mujer era maestra de su único hijo, y que además sentía un gran cariño y admiración por el carácter y el talento del castaño.

Finalmente la maestra terminó en la casa de los Bondoni viendo con bastante asombro el cuarto dónde Joaquín guardaba sus cuadros.

Todo sonaba bastante casual, y al ojimiel le pareció que la señorita Lisa sin duda era una buena influencia para su padre. Y pensó que si su presencia lo ayudaba a mantenerse más sobrio y atento a la realidad, él debía sentirse contento y agradecido por ello.

La profesora por su parte, no pudo ocultar su asombro al menos durante los primeros minutos. Ella era bastante cercana a Joaquín en la escuela, y era conocedora así cómo todo el resto de los docentes de su eterna rivalidad con el alumno Osorio.

Había sido testigo, y había incluso interferido en decenas de discusiones entre el castaño y el oji-café y sus amigos. Por lo que realmente parecía no poder creer que ellos compartieran fuera de la escuela, y muchísimo menos de aquella forma. Joaquín Bondoni y Emilio Osorio tenían una relación sentimental secreta, era evidente; y sólo de pensarlo sonaba extraño y casi imposible de creer para la mujer.

Uberto por su parte se mostraba algo nervioso. Era demasiado evidente que la actitud de su hijo e incluso la de Emilio había cambiado abruptamente desde la llegada de Lisa.

Era inevitable pensar para el hombre, que su hijo no estaba contento con la presencia de su amiga, y probablemente su novio solidarizaba con aquel sentimiento.

Uberto era totalmente ajeno a la realidad escolar de Joaquín. No tenía idea de lo mal que lo había pasado los primeros 2 meses, ni muchísimo menos que la relación que mantenía con Emilio estaba oculta de la realidad de su escuela, por lo que pensar que aquella extraña actitud de la pareja de chicos era por su culpa, le parecía bastante probable.

Romina no estaba ajena a la tensión del ambiente. A diferencia del padre de Joaquín, ella era consciente que la relación de los chicos era todavía secreta, por lo que no le fué muy difícil sacar conclusiones de lo que ocurría.

La castaña decidió ayudar a su amigo y a su hermano, y en todo momento se mostró amable y sonriente; sacando diferentes y casuales temas de conversación, los que ayudaron mucho a distender el ambiente.

Y finalmente Emilio. De todos sin duda era el rizado el que más tenso e incómodo se mostraba. Guardó silencio durante gran parte de la comida, y se mostraba distraído cada vez que alguien se dirigía a él para intentar entablar conversación.

La Otra Cara De La Luna // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora