20. LA OTRA CADA DE LA VERDAD

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Alan estaba parado en mitad del pasillo junto a algunos compañeros de clase. Se encontraba a sólo unos metros de la puerta de los vestidores, y sus ojos llevaban clavados en ella durante los últimos minutos.

Había visto entrar allí a Joaquín, y la verdad aquello no era casualidad. Alan llevaba pendiente del chico castaño durante los últimos 3 días. Sus ojos se perdían en él a diario y tan habitualmente que había podido notar con facilidad una actitud extraña en él.

El ojimiel se veía triste y apesadumbrado; y Alan podía apostar a que aquel cambio tenía que ver directamente con Emilio.

Había estado luchando durante las últimas dos jornadas contra el deseo de acercarse a él, y preguntarle cómo estaba. Sin embargo, no se atrevía a hacerlo, porque era consciente de que había sido bastante idiota en su manera de tratarlo luego de la fiesta de Halloween, y realmente se arrepentía por ello. Tenía que de cierta forma asumir que el ojimiel quería a alguien más, y no podía molestarse por eso. Finalmente nadie manda sobre el corazón.

De lo que no se arrepentía, era de su pequeña y reciente discusión con Emilip en la enfermería. Alan estaba convencido de que el oji-café era un imbécil, y que más temprano que tarde terminaría hiriendo los sentimientos de Joaquín. Así que la verdad, se sentía muy satisfecho de haberle dicho al futbolista todo lo que pensaba de él a la cara; aunque por dentro moría de celos por haber oído a Emilio confirmarle su relación con el castaño.

Los minutos pasaban, y Alan estaba a cada segundo más pendiente de la puerta de los vestidores. Pero ahora la razón no era sólo porque Joaquín se encontraba allí, sino porque había visto a Sian Chion ingresar minutos después y en una actitud bastante sospechosa.

Él al igual que todos en la escuela, sabían que Sian pertenecía a una de las familia más adineradas del pueblo, y no sólo eso, también sabía que aquella familia se caracterizaba por ser muy conservadora y religiosa, cómo ya muy pocas lo eran en la actualidad.

Sian siempre le pareció un chico lindo y educado, a pesar de no haber tenido la oportunidad de interactuar con él. Era evidente que él era muy diferente a toda la "banda de simios fifas", que tenía por compañeros de equipo.

Alan jamás llegó a pensar que Sian podía tener sus mismos gustos, a simple vista no había ningún indicio alguno que le dijera que aquel chico podía ser gay ó bisexual. Sin embargo en su pequeña charla después del último partido, el nerviosismo que mostró el deportista, le hizo cambiar un poco su percepción.

En conclusión, Alan jamás sospechó que Sian Chiong podía ser gay, entonces, muchísimo menos pensó ó imaginó que él podría convertirse en su nuevo contrincante en la batalla por ganar el corazón de Joaquín Bondoni.

Alan frunció el ceño, y su cuerpo completo se tensó.

La puerta de los vestidores se abría, y en el umbral de la puerta se podía dejar ver a un Joaquín con el rostro enrojecido, y que peinaba su cabello de manera rápida y algo nerviosa.

Pero lo peor no sería la imagen de Joaquín. Tras de él aparecía un Sian que lo miraba con ternura, y que después sin detenerse a observar que alguien los pudiera estar viendo, le daba un entrañable y prolongado abrazo al ojimiel.

Intercambiaron varias palabras más hasta que el menor saliera caminando a toda prisa, y Sian se le quedara viendo con ojos iluminados mientras se alejaba rápidamente por el corredor.

No volvió a ver a Joaquín aquel día.


















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La Otra Cara De La Luna // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora