27. LA OTRA CARA DE AMAR

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Emilio sostuvo a Joaquín desde sus muslos y lo alzó repentinamente, poniéndolo sobre una mesa en dónde Nikolás parecía tener un pequeño santuario, con inciensos, velas e imágenes de diferentes tipos de deidades.

Pero a ninguno de los chicos pareció importarles profanar el altar de su amigo. Allí seguían besándose tan suave y lentamente, disfrutando de cada roce de sus labios, de la calidez de su lengua, haciendo que pareciera que nada a su alrededor podía importar.

Y es que era así; Joaquín se sentía completamente necesitado de la atención de Emilio, de su contacto, de su afecto. Y por su parte el mayor, aunque pudiera fingir muy bien, había estado durante todo el día con una molesta opresión en el pecho, al no poder estar cerca de quién más amaba.

– Amor, Niko puede entrar en cualquier momento...– Joaquín murmuró mientras sentía cómo Emilio daba suaves mordidas  y pequeños besos a su labio inferior, dejándolo completamente rojo y abultado.

– Me gustan tanto tus labios, bebé...– El mayor pareció ignorar completamente las palabras de su novio. Se veía obsesionado en seguir marcando la boca del castaño.

– Y tú, tienes los ojos más hermosos que jamás haya visto...– Joaquín murmuró con una enorme sonrisa. Se sentía tan bien poder estar junto al rizado, aunque fuera de esa forma; ocultos en el salón más aislados de la escuela.

– ¿Quieres comenzar una competencia de cumplidos, Bondoni? – Emilip se separó con una sonrisa bastante sugestiva. Frunció el ceño en un gesto seductor, antes de proseguir – porque no creo que tengas oportunidad contra mí... la labia es uno de mis tantos dones.

Joaquín soltó una carcajada tan adorable. El sonido dulce de su risa retumbó en todo el lugar, haciendo que a Emilio se le iluminara el rostro.

– Créeme que noté ese don en tí, la primera vez que fuimos de campamento y no dejaste de hablar por 2 horas seguidas...–

–Era completamente adorable y lo sabes...– Las manos de Emilio buscaron las del menor, y se entrelazaron suavemente. Joaquín continuaba sentado sobre la mesa, con el rizado justo entre sus piernas – además, fué ahí cuándo te enamoraste de mí...–

Joaquín volvió a reír con fuerza. – La verdad Emi, creo que me enamoré en el momento en el que dijiste, "Hola Joaquín, Hola mamá de Joaquín"

Emilio bufó, y rodó los ojos. – Ya cállate, y bésame –

Bastó un segundo para que Joaquín obedeciera, y ambos cayeron siendo nuevamente seducidos por un apasionado beso.

– ¡¡Por la Sanatana Dharma!! – La voz algo aguda y sorprendida de Nikolás, hizo que Joaquín y Emilio se separaran de golpe, y que el menor bajara de un salto de la mesa – ¿Pero que aberración espiritual impulsada por sus hormonas han cometido frente a mi Buda?–

– Lo siento Nik... estábamos aquí, y de pronto una energía cósmica nos atrapó – Joaquín respondió entre risas, haciendo que Emilio soltara una carcajada y asintiera, mientras que el ojiverde rodó los ojos.

– Tienen una bendición de los Dioses, de que haya sido yo el que entrara, porque ya deben venir en camino los alumnos del taller de yoga para principiantes...–

– ¿Cómo?, ¿Ya sonó el timbre de salida? – Joaquín preguntó algo asombrado al darse cuenta de cuánto tiempo había transcurrido desde que estaba allí con Emilio.

– Así es... – Nikolás respondió con su clásica sonrisa llena de luz.

– Oh mierda, debo irme... quedé de acompañar a Sian a comprar un pastel para su madre...– Emilio añadió de pronto tan sorprendido cómo el ojimiel.

La Otra Cara De La Luna // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora