21. LA OTRA CARA DE UN PLAN

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En una reseña bastante resumida, los días y semanas posteriores a que Joaquín se enterara de que Emilio estaba posiblemente enfermo, se vivieron con una superficial calma.

El suceso más importante era que Emilio había renunciado de manera abrupta y sin ningún tipo de explicación al equipo de fútbol.

Aquello fué un tema de conversación en toda la escuela, y generó diferentes especulaciones en torno a la figura del oji-café. Sin embargo, Emilio se mostró completamente decidido, y ni las múltiples súplicas por parte de la mayoría de sus amigos, ni tampoco una larga y profunda conversación con la profesora Caballero, lo hicieron replantearse la idea de volver al equipo.

Aquello había ocurrido 2 semanas atrás, y desde entonces Emilio había aumentado sus horas de trabajo en la pastelería, y aunque seguía compartiendo clases y la hora del almuerzo con la mayoría de los chicos del equipo, el rizado se mostraba algo distante.

Pero sin duda existía alguien que estaba notoriamente complacido con ésta situación; Diego Caballero. Apenas se confirmó la noticia de la salida de Emilio, la entrenadora Caballero propuso a Sian cómo el nuevo capitán del equipo, pero aunque todos estuvieron de acuerdo con ello, el ojiazul se negó a aceptar el cargo, señalando que no tenía el suficiente carácter para imponerse ante el grupo.

Finalmente fué el mismo Diego, quién terminó ofreciéndose cómo nuevo líder, y aunque no todos estuvieron de acuerdo, tuvo a los suficientes compañeros de equipo dándole su respaldo, para terminar por una pequeña mayoría siendo el nuevo capitán.

Su madre y entrenadora, le mencionó frente a todos que desde ese día le exigiría mucho más, tanto fuera cómo dentro de la cancha. Pero a pesar de no recibir palmadas en la espalda por parte de su madre, Diego estaba feliz.

Pero ahora a lo importante; Joaquín y Emilio.

Diciembre había llegado, y con él un intenso frío que no logró calar en el corazón de ambos chicos.

¿Su plan de ser amigos?; un soberano fracaso.

Finalmente terminaron, "reforzando" la amistad con demasiada frecuencia, y aunque siguieran diciendo que eran sólo amigos, ~quizás para calmar la ansiedad que a momentos los invadía~, la verdad era que continuaban con su rutina de verse a diario, y mostrarse todo su afecto en gestos y caricias.

Joaquín logró convencer a Emilio con palabras y también con hechos, que el estar juntos les haría bien a ambos. Y el rizado lo entendió, porque la verdad era que la compañía de Joaquín continuaba logrando que de cierta forma todos sus miedos y preocupaciones se borraran.

Cómo un pacto implícito ambos habían acordado disfrutar al máximo el presente, y cada momento que tenían para estar juntos. Y es que el futuro realmente no existe, y los "para siempre" en ocasiones pueden durar sólo un segundo.

Y aunque era evidente que habían momentos dónde la angustia aparecía y los hacía congelarse por el miedo y la incertidumbre, se esforzaban día a día por aprender a controlar aquellas emociones grises, y enfocarse en aquellas cosas simples y pequeñas que llenaban su vida de color.

Joaquín intentaba en todo momento ser el motivo de la hermosa sonrisa de Emilio; aunque en la soledad de las noches en su habitación se desvelaba entre lágrimas sin poder detener aquellos dolorosos pensamientos, en dónde se imaginaba teniendo un futuro sin la presencia de su amado.

Y a Emilio le pasaba igual; las tardes en las que descubría a Joaquín con los ojos algo enrojecidos y algo abultados por haber estado llorando, aunque tratara de ocultarlo con una amplia sonrisa, sentía una creciente angustia que quemaba en su pecho.

La Otra Cara De La Luna // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora