14. LA OTRA CARA DE UNA DISCUSIÓN

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El partido continuó mientras Emilio se alejaba del campo de fútbol sosteniendo a Joaquín por la cintura. El menor tenía dificultad para poder apoyar su pié en el piso, y cada vez que intentaba hacerlo, un agudo quejido se hacía presente.

Pero aunque el dolor era mucho, había algo que tenía a Joaquín muchísimo más afligido; Emilio.

El rizado seguía sin darle la cara, y aunque lo sostenía con cuidado, no había mencionado palabra alguna durante el camino. Al menos hasta ese momento.

Ambos dejaron de avanzar al mismo tiempo justo frente a la entrada posterior de la escuela cuándo notaron las largas escaleras que deberían subir para lograr ingresar.

– ¿Te duele mucho?, ¿quieres que te cargue? – Emilio preguntó mirando hacía el frente. Su voz se sentía fría, y continuaba sin mirarlo.

Joaquín se moría internamente por pedirle que lo cargara, y en lo posible que lo abrazara con fuerza, y si quedaba algo de tiempo, que también lo besara. Pero no, apesar de que le dolía la indiferencia del rizado, y que era consciente de que éste tenía sus buenas razones para sentirse ofendido, el ojimiel aún no encontraba las palabras para disculparse.

~Perdón amor, pero me pareció obvio pensar que tú y tu novia de 1 año follaban cómo cualquier otra pareja~. No, no había manera de hacer sonar bien aquello, al menos no lo hacía en su cabeza.

– Duele, bastante... pero puedo subir sólo – Joaquín respondió en un murmullo.

– Eso creí...– Emilio respondió con ironía y crispó sus labios.

– ¿Perdón? – el menor frunció el ceño. Aquel comentario del oji-café claramente buscaba molestarlo, pero aún así lo sentía mejor que su total indiferencia.

– Si Diego hubiera querido te partía el tobillo en 3 partes; sólo fué un planchazo...–

– Entonces, ¿le agradezco por no golpear lo suficientemente fuerte cómo para fracturarme? – Joaquín preguntó en tono irónico.

– Yo no dije eso... pero puedes hacer y pensar lo que quieras. Claro está que mi opinión no te importa...–

Hubo un silencio bastante incómodo después del directo comentario del oji-café. Joaquín se sintió fatal, y pensó que era momento de dar una disculpa, aunque ésta sonara cómo la mierda. Pero el mayor pensaba diferente.

– Emilio, yo...–

– No Joaquín... De verdad, no tengo ningún interés en escuchar lo que sea que quieras decir...–

El menor bajó la mirada. Su corazón había pasado las últimas horas con esa dolorosa sensación de opresión, pero aún así en aquel momento Joaquín quiso romper en llanto. No podía evitar preguntarse si aquello era el fin, ¿Emilio ya no quería estar con él?.

Pero no permitió romperse. Tampoco permitiría que Emilio pudiera verlo de esa forma, tan frágil, tan enamorado. Sabía que se había equivocado, y entendía los sentimientos de Emilip, pero no creía merecer ese trato, porque finalmente un error lo comete cualquiera, y la verdad es que su pensamiento tenía justificaciones.

Joaquín comenzó a avanzar por su cuenta. Le costó mucho, pero no se dió por vencido, él también tenía orgullo. Se quejó, gruñó, maldijo, y finalmente soltó un fuerte alarido... pero lo consiguió; subió el primer peldaño.

Escuchó a Emilio suspirar tras su espalda, pero no se atrevió a voltearse para encararlo.

Lo siguiente que sintió fueron unos brazos rodearlo por la espalda y la parte alta de sus piernas. Para cuándo logró reaccionar, ya estaba entre los brazos de Emilio, quién avanzaba con increíble facilidad.

La Otra Cara De La Luna // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora