PARTIDO 1

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–Ryujin, llegaremos tarde otra vez por tu culpa!

–Ya voy!–gritó desde el vestidor.

En 5 minutos empezaba el entrenamiento, como siempre, teníamos que irnos a cambiar después de clases y Ryujin siempre se demoraba en ponerse los zapatos. Finalmente salió del vestidor, un poco desarreglada y apurada.

–Vamos, rápido.–dije tomando mi bolso y dirigiéndome a la puerta.

Llegamos al entrenamiento justo a la hora, el entrenador nos regañó otra vez, miré a Ryujin de reojo al escuchar como él nos gritaba, parecía como si ella estuviera en otro mundo, no le importaba si era regañada o algo por el estilo.

–Odio hacer entrenamiento físico, los martes son los peores...–me quejé mientras trotraba al lado de Ryunjin por al rededor de la cancha.–Prefiero jugar mil partidos antes que esto.–añadí.

–No es tan horrible...–respondió Ryujin.

Tú amas el entrenamiento físico.–dije con una pequeña risa.

Cuando decía que odiaba el entrenamiento físico era verdad, odiaba tener que sudar por algo que no fuera jugar, tener que hacer pesas, correr, ya saben, como ir al gimnasio, es horrible.

–Han Seorin, levanta más las piernas, tienen que estar en un ángulo de 90 grados!

Maldito entrenador, puro habla y habla pero solo se tira las pelotas viendo como nosotras nos matamos entrenando.

Una hora y media de puro sufrimiento, no tengo ni idea de como sigo en pie, mis piernas están en modo automático.

–Me voy a casa.

–Fuerzas, Seorin..

–Gracias, las voy a necesitar.–suspiré con una pequeña risa.

Después de despedirme de Ryujin, salí del colegio a esperar el autobús, muchos estudiantes lo tomaban, ya que los talleres deportivos siempre eran a la misma hora. Jugadores de tenis, basquet, voleibol, fútbol, entró otros más tomaban el autobús.

Me senté en el lado de la ventana, me puse los auriculares y puse mi playlist, un chico se sentó a mi lado, no le presté mucha atención, pero parece que era basquetbolista.

Odiaba tener que pedir permiso a los que se sentaban a mi lado para bajar, pero por suerte el chico se bajó una parada antes de la que me bajaba yo.

Caminé un poco para llegar a mi casa, estaba mi mamá y mi hermano menor.

–Ya llegué!

–Hermana!–escuché un pequeño grito desde la cocina seguido de pasos rápidos.

–Seojun!–dije cuando vi a mi hermanito correr para abrazarme, lo tomé en brazos y lo saludé.

–Estaba ayudando a mamá a cocinar.–me contó entusiasmado.–estamos cocinando galletas!

Le di un pequeño beso en la frente y lo bajé, corrió de vuelta a la cocina. Dejé mi bolso encima del sofá y fui a la cocina a saludar a mi mamá.

–Hola mamá.

–Hola hija, ¿cómo te fue en el entrenamiento?–preguntó con una sonrisa.

–Fue muy agotador, subiré a mi habitación.

–Descansa.

Subí con mi bolso a mi habitación, las piernas me dolían, subir las escaleras los días martes siempre se sentía como subir el Everest.

Dormí unos cuantos minutos, después me di una ducha con agua tibia, me cambié de ropa y bajé a comer.

–Les quedaron deliciosas–hablé con la galleta en la boca, mamá me regañó.

–Me alegro de que te hayan gustado!–dijo Seojun muy feliz.

Compartimos un par de horas los tres, mi papá estaba trabajando y salía tarde, así que casi siempre eramos los tres. Lavé los trastes que ocupamos, mamá y Seojun ya habían trabajado mucho haciendo esas deliciosas galletas.

Me pasé el resto del día estudiando, me gustaba estudiar, me iba bien en la preparatoria, me gustaba tener buena reputación, ser bien hablada era como un logro para mi.

Encestar en tu corazón >𝘏𝘦𝘦𝘴𝘦𝘶𝘯𝘨< Donde viven las historias. Descúbrelo ahora