Capítulo 4

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Siento unos brazos por la espalda, antes de quedar dormida.

Al despertar, veo que nuestros labios estaban a nada de besarse.

Me volteo rápidamente, cuando noto que nuestras manos se juntan, me sonrojé de nuevo.

- Buenos días, dormilona, veo que al fin despiertas.

- Buenos días willy.

- Cómo estás, linda.

- Todo bien ¿y tú?

- Claro que voy a estar bien, si al despertar veo tus ojos, me iluminas el día, bella.

Es que... simplemente... me siento bien al hablar y pasar tiempo con él.

Me sonrojo y él me pasa la mano por mi cara.

- Cada día más linda, ¿eh?

- Y tú cada día más tonto.

- ¿Y eso porqué?

- Tienes una araña al lado tuyo y no te has dado cuenta aún.
 
William dio un respingo, empujandome y cayendo ambos al suelo. Quedamos en una posición un poco incómoda la verdad, él arriba mío apoyándose en los brazos intentando no aplastarme y yo tiesa debajo suyo mirandolo a los ojos sonrojada.

- Eeeeh. -Digo en señal de incomodidad-.

- A mí no me molesta mucho estar así, eh.

De repente veo cómo mi hermana entra a la habitación, y me separo rápidamente de willy.

- Eeeeh... disculpen por molestarlos. - Dice y se va rápidamente.

- Oye! yo no veo ninguna araña!

- Por eso mismo eres tonto, te asustas muy fácil, eh!.

- No me asusté, solo me gusta estar contigo.

- Eso sonó un poco raro.

- No, lo que pasa es que eres malpensada.

- ¡No lo soy!

- Si eres, no lo niegues.

Bueno, tal vez si lo soy, pero no lo admitiré, obviamente.

- No te rendirás hasta que lo admita, ¿cierto?

- Nop, no soy una persona de rendirse fácil.

Aparecen de la nada mis gatitos, uno se llama presidente miau, y la otra kaira.

- No me habías contado que tenías mascotas, linda.

- Pues te los presento. - Digo mientras los cargo- Él se llama presidente miau, y ella kaira.-

- Parece que les caigo bien, eh.

Dice cuando se le acercan y se acuestan.

- Pues sí, a quién no le caes bien, podrás ser bastante odioso, pero eres buena persona.

- Y también lindo, ¿o no?, Admítelo 

Si, eres muy lindo willy.

- No, ¿cómo crees?

- Ajá, ya sé que estás loca por mí, no tienes que disimularlo, no se te da bien mentir.

Dice, y se acerca a mí, quedando cara a cara

- Cómo crees.

- ¿Te gusto?

Si William, me gustas.

- No. - Veo como él acerca más su cara a la mía.

- Dí la verdad, ¿te gusto?

Esos hermosos ojos clavaban su vista en mí.

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