Nerissa
Ya llevamos dos semanas en esta escuela, al menos para mí, no ha sido un cambio tan drástico y complejo, pude incluirme rápido en el grupo, al contrario de Willy, que aún no puede integrarse bien.
Hice nuevas amistades, hay un chico que me cae bien, es este típico niño tímido, pero ya he intercambiado varias palabras y conversaciones, parece que es más amigable que lo que se ve a simple vista, creo que podría crear una bonita amistad con él.
- Nerissa.- Se escucha la voz de la profesora Margaret pasando asistencia.-
Al finalizar las clases, como todos los días, me iba caminando con mi novio a casa.
- Princesa, he visto que te estás juntando con el chico ese...- Dejando las palabras suspendidas en el aire-.
¿Y este tema de dónde salió?
- James, se llama James, ¿Por qué sacaste el tema de la nada?
- ¿Acaso no puedo preguntarle a mi novia sobre sus amigos?
¿Acaso lo que tiene es lo que creo que es?
- Estás...- No me dejó terminar la oración, cuando responde-.
- No, no estoy celoso, Nerissa.
Sí, estás celoso o enojado, nunca me llamas por mi nombre completo.
- Claro, como digas, sí, somos, ¿Amigos? No sé muy bien, no hablamos tanto.
- Okey, entiendo.
- ¿Por qué esa cara?
- Por nada
Estoy segura de que pasó algo.
- Cuéntame.
- ¡NO ES NADA, NERISSA, ENTIENDE! ¡No siempre puedes apoyar a todos y creer que los estás ayudando, esa ayuda no sirve de nada!
No era necesario decirlo así...
Me quedé callada sin decir nada, cuando de pronto lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, ¿Por qué debía ser tan sensible?
- Disculpa... no fue mi intención gritarte.
- Pero lo hiciste, William.
- En serio, discúlpame.
No pude decirle nada y fui corriendo a la habitación, unos minutos después, él entró.
- También es mi habitación.-Dice sin verme a los ojos-.
Al día siguiente fue muy incómodo el desayuno, no intercambiamos ninguna palabra y la suegrita nos miraba de reojo desde la punta de la mesa.
- Ya nos vamos, cuídense. -Dice William.-
Nadie habló en todo el camino, el día estuvo extraño, no nos juntamos en ningún receso, tampoco hablábamos en clases, en verdad lo extrañaba.
- Bien, alumnos, vamos al gimnasio.-Dice el profesor de educación fisica-.
Estábamos jugando a las carreras de salto con obstáculos, cuando me tocó competir con James.
Claro que todo debía salir mal, uno de los obstáculos, cuando él saltó, salió disparado hacia mi dirección, haciendo que me tropesara, para colmo, mi pierna se estaba inflamando por el golpe.
- Profesor, ¿puedo acompañar a Nerissa a la enfermería?-. Dice James-.
- No es necesario, James, yo puedo ir sola.
- No se preocupe, Nerissa, no le podré anotación.- Dice el profesor, casi adivinando la razón de mi respuesta-.
- Okey, vamos.
Teníamos que recorrer media escuela para poder llegar a la enfermería, todo el camino él sostuvo mi brazo pasándolo por su cuello.
- No era necesario que faltaras a la clase, James.
- Fue mi culpa, debía hacerlo.
- Yo fui la torpe que no vio por donde iba.
- No te heches la culpa, sabes que fui yo, discúlpame en serio, ¿Segura estás bien?
Bueno, en verdad fue él y tan bien no estoy, sinceramente, me duele mucho caminar.
- No, me duele mucho la pierna.
Entramos a la enfermería y James le dijo lo que pasó a la enfermera.
- Usted tiene un muy buen amigo, Jovencita.
No lo consideraba como un amigo, pero, tal vez podría serlo.
No sabía qué responder, así que no dije nada.
Luego de unos treinta minutos y bastante hielo, regresamos a la clase.
- ¿Qué te pasó, mi amor?
- Me caí y me golpeé la pierna, pero nada serio.
- Fue ese tal Julián, ¿no?
- Se llama James y fue sin querer.
¿Por qué de la nada se comenzó a comportar así?
- Yo vi cómo él empujó ese obstáculo para que te tropesaras.
- Qué dices, William, fue sin querer, me tropecé, ya está.
Los días siguientes fueron igual de incómodos, no podíamos mantener una conversación simple sin comenzar a discutir y la gran parte de esas discusiones se trataban sobre una persona, sobre una nueva amistad.
Ese miércoles, había una actividad para comprar chocolates, junto con una frase literaria, para enviar de forma anónima o con el nombre, a alguien de la misma escuela.
Yo envié dos, una para William, de color rojo, que significaba amor y otra para James, ambas anónimas.
El día de la entrega, llegaron a la sala con una caja llena de chocolates y fueron mencionando de a uno, mientras se levantaban a buscar el suyo.
- Nerissa, tienes dos.- Dice una de las chicas-.
Me levanto extrañada y al ver de qué tema era, me quedé asombrada.
Me habían enviado dos, uno de amor y otro de amor platónico...
ESTÁS LEYENDO
Nuvole
RomanceNerissa, una chica de 15 años, que trabaja en una librería, de repente, se encuentra con alguien que le cambiará la vida.