Ganando

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Metatron continuaba sin entender que había pasado, pero ahora tenía sentados a la mesa a tres alfas, dos de ellos miraban al tercero con recelo, si a Lucier no le caía mal la comida sería un milagro. Con tanta miradera ya cualquiera se hubiese acomplejado. Pero él se mantenía firme allí, comiendo aquél plato de garbanzos (que si la mirada de los alfas no hacía que le cayera mal la comida, comer garbanzos en la noche si que iba a hacerlo) sin preocuparse de nada.

Aziraphale se reía de aquello internamente sabiendo que ya había ganado. Al terminar de cenar se levantaron dirigiéndose cada uno hacia sus habitaciones de descanso. Cuando Lucier se metió a su habitación, Gabriel llamó a Crowley y Aziraphale metiéndolos a su despacho, él vestía un traje negro con camisa y corbata púrpuras, lucía muy formal.

Los jóvenes se asustaron por un momento, ¿por qué la vestimenta? No entendían nada, pero Gabriel estaba tan sereno que daba miedo, el mayor les miraba sabiendo que ambos estaban nerviosos.

- No se preocupen, los traje aquí para que firmen este acta de matrimonio. Tengo el poder de casarlos aquí y ahora.

- Sabes que no puedes -rió Azi, viendo a su hermano apoyado en el bastón-. ¿Si puedes?

- Pues mira tengo un contacto que maneja esto de las actas matrimoniales, le acepté una noche de pasión si firmaba todos los documentos para ustedes dos -sonrió haciendo a los otros dos mirarse-. ¿Qué, nunca han tenido que intercambiar su cuerpo a cambio de algo?

- No, nunca -contestó Azi.

- ¿Eso en que me ayudaría? -Crowley se encogió de hombros.

- Bueno se dice gracias, mira que Dios me tiene como su guerrero favorito -suspiró, extendiendo los papeles-. Firmen, así mañana Aziraphale podrá irse contigo y le ganaremos a Lucier y al abuelo.

Crowley dudó por un momento, sí quería casarse con Aziraphale y era cierto que firmando aquello tendrían ventajas, Metatron jamás imaginaría ese trucazo. Pero tenía miedo de que Aziraphale no fuese a desear aquello. Sin pensarlo dos veces el omega tomó la pluma firmando los papeles, le extendió la pluma a Crowley quién sorprendido y sin más que decir también firmó.

- Ahora pueden besarse y todo eso -se tumbó en el asiento viendo a los recién casados-. Pero aquí en mi despacho no vayan a consumar el matrimonio eh.

- ¿En serio estás de acuerdo con todo esto? -preguntó Azi.

Crowley también lo miró, expectante ante la respuesta del mayor, Gabriel asintió con la cabeza y levantó el pulgar aceptando sin más. La familia de Lucier era tan horrible como él, y Gabe prefería que Aziraphale pasara toda su vida con la familia tranquila y bien posicionada de Crowley antes de que con la horrible familia millonaria de Lucier. Los recién casados sonrieron cómplices, salieron del despacho y guardaron silencio estallando en risas unos segundos después.

- Nunca creí que tu hermano estaría de nuestra parte.

- ¡Mucho menos yo! Dios esto es increíble, entonces ... Ahora eres mi esposo -agarró su mano, acercándose un poco.

- Somos esposos, cuando mi madre se entere va a querer hacer una boda enorme -rió por lo bajo, atrayendo al omega contra su cuerpo-. Pero hagamos lo que tú quieras cuando desees, señorito Aziraphale Holloway.

- Me encanta como suenan mi nombre y tu apellido, deberíamos practicar decirlo un poco más -se arrimó a besarlo cuando Gabriel abrió la puerta tosiendo.

- Ejem... Esperen a mañana si quieren, digo, no me gustaría saber qué mi futuro sobrino fue concebido contra la puerta de mi despacho.

La pareja bajó la cabeza con pena, separándose para así cada uno ir a sus habitaciones, Azi sabía que en la mañana tendría que recoger algunas de sus cosas, y Crowley estaba consciente de que al llegar a casa con Aziraphale de forma definitiva su familia armaría una gran fiesta.

Durante la mañana Gabriel se encargó de mostrarle a Lucier y su abuelo el acta de matrimonio firmada y el consentimiento del propio príncipe Beelzebub para aquello. La sorpresa de Metatron fue enorme al escuchar que el príncipe Beelzebub aceptaba aquello, pero por vergüenza ante el invitado no dijo nada más.

Aziraphale recogía sus cosas en las maletas, ayudado por unas sirvientas que Gabriel había enviado a su habitación, el omega miró por la ventana notando que los tres Alfas estaban en el patio debatiéndose algo. Al parecer un juego, o algo por el estilo, uno en el que Lucier terminó revolcándose con Gabriel por el suelo, volviéndose una pelea. Crowley los intentó separar pero los otros dos parecían muy aferrados, los comentarios indebidos de Lucier colmaron la paciencia de Gabe.

- ¡Repítelo, si tienes coraje repite lo que dijiste!

- Ja, ¿tengo que repetirlo? Pensé que lo tenías claro, obtuviste esos papeles gracias a que le lamiste el trasero al príncipe -rió, acto seguido Gabriel impactó el puño en su rostro, Lucier escupió al lado, un poco de saliva y sangre-. ¿Te ofendiste? ¿O no quieres que hable de Beelzebub?

- No digas imbecilidades, y no pongas el nombre de Beelz en tu sucia boca.

Se pelearon un poco más, rodando por la hierba en lo que los puñetazos iban y venían, parecían dos niños pequeños, pero eran Alfas adultos, y eso significaba peligro. Crowley tuvo que usar sus feromonas para separarlos, tensando el ambiente de esta forma y haciendo que ambos se sientan asqueados por feromonas ajenas. Lucier se levantó entrando a la casa indignado, Gabriel bajó la mirada limpiándose la sangre de los labios.

- Oye Gabriel, a mí no me importa quien sea tu pareja, o si lo que dijo él era cierto o no, no es mi incumbencia, no le diré a nadie -apoyó la mano en su hombro-. Te lo debo.

- Gracias Crowley, sabía que hacía bien al permitir que ustedes se casaran -le sonrió de medio lado.

- Y una última cosa -dijo antes de entrar-. No te avergüences por amar a alguien, cuando creas que no lo mereces, recuerda que todos merecemos ser amados.

Gabriel asintió y le vio ir hacia adentro, quedando él un rato más allí. Crowley subió a la habitación de Aziraphale para ayudarle a recoger las cosas que se llevarían, Metatron no quería hablarles, y con razón, habían fastidiado sus negocios.

Más tarde en la mañana Gabe ayudó a la pareja a subir sus cosas al carruaje, ya Lucier se había marchado así que fue un alivio no tenerle presente. Crowley y Aziraphale se despidieron de su hermano, quien prometió visitarlo al menos dos veces al mes. Gabriel al verse solo en aquél lugar, sin su hermanito y con nada más que la compañía distante de su abuelo, decidió visitar a Beelz.

Era su escape, su lugar seguro y cuando menos lo pensó, ambos estaban enredados en algo más que satisfacerse mutuamente. Hablaban de una relación, evitaban encontrarse con otras personas, y aunque no se estaban cortejando de la misma forma que Crowley había cortejado a Aziraphale, se demostraban amor de una forma diferente.

Beelz abrió la puerta viendo en frente suyo a Gabriel, tenía algunos golpes en el rostro y parecía algo pensativo. El más alto se abrazó al otro, sorprendiéndolo así, no habló, frotó su gran espalda y cerró la puerta y le guió hasta el sofá para así consolarlo.

Omega y AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora