Cuidados

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Dagon pasaba mucho tiempo junto a Aziraphale cuando Crowley no estaba, la beta había pasado algunos cursos de enfermería y siempre decía que estaba junto a él por si se sentía mal. Azi le agradecía su compañía, aunque aveces ella debía hacer otras cosas. Ya tenía casi nueve meses, se preocupaba por cuando daría a luz, también estaba emocionado por saber al fin si tendrían una niña o un niño.

La madre de Crowley paseaba con Aziraphale por los alrededores de la mansión, aveces iban a la ciudad para comprarle dulces al omega. Otras veces la tía Esther se la pasaban tejiendo junto al omega enseñándole tipos de puntos, Crowley mimaba a su pareja haciéndole regalitos de vez en cuando y pasando tiempo de calidad a su lado.

Shax aveces leía poesía con él, o le enseñaba como cargar un bebé de juguete, también a cambiar pañales y la forma correcta de amamantar. Aziraphale podía decir que era un experto con el bebé falso, pero aún le daba algo de miedo tener al bebé real entre sus manos. Dagon y Dayana le complacían los antojos, dándole dulces y comidas cada que decía tener hambre.

Los días pasaban y Aziraphale siempre estaba siendo cuidado por la familia, cuando su panza comenzó a crecer la madre alfa le mandó a confeccionar unos vestidos para que usara ropas más cómodas.

Se encontraba en la habitación del bebé, frotaba sus dedos por las superficies limpias, mirando alrededor, acomodaba las cortinas, estaba de buen humor. Crowley subía las escaleras cuando escuchó la melodía de la caja musical, se dirigió hacia donde la música viendo la puerta del cuarto del bebé abierta, se asomó.

- ¿Qué haces cariño?

Preguntó Crowley, apoyado en el umbral de la puerta mientras miraba a su esposo. Le resultaba muy bonito verlo con aquellas prendas, ahora que su panza y pecho habían crecido debía usar ropa más cómoda y suelta. Zira sonrió en cuanto escuchó la voz de su amado, girando el rostro hacia Crowley negó con la cabeza.

- Nada, sólo miraba la habitación del bebé, me gusta mucho como la adornamos.

- ¿Ya te dije hoy lo hermoso que te ves y lo mucho que te amo? -preguntó en tono meloso, acercándose a besar su cuello, justo detrás de su oreja-. Últimamente te noto algo preocupado, ¿estás ansioso porque el bebé puede nacer en cualquier momento?

- Siempre me lo dices, en verdad sabes como enamorarme una y otra vez eh -una sonrisita se dibujó sobre sus labios, agarrando las manos de su esposo-. Ya tengo casi nueve meses, si me preocupa cuando pueda nacer. Pero debo admitir que también me preocupa lo que viene después.

- ¿Hablas de la crianza del bebé? -agarró sus manos, mirándole fijamente-. Te amo muchísimo, y sabes que no voy a dejarte solo en esto. Siento que vamos en ascenso cada día, no tienes que preocuparte, seremos los mejores padres y cuidaremos de nuestro hijo con mucho amor.

- Sabes bien que decir en estas circunstancias, me sorprende como entre tantos otros omegas me terminaste escogiendo a mi -se colgó de su cuello, abrazándolo-. Tú y el bebé son las dos personas por quienes daría todo.

- No habían otros, tú has sido el único con una luz irradiante capaz de hacerme mirar en tu dirección -pegó su frente a la de su esposo, frotando sus narices-. Es bueno saber que el sentimiento es mutuo.

- ¿Cómo deberíamos ponerle a nuestro bebé?

- ¿Qué te parece un nombre tradicional? Eva si es una niña -sugirió Crowley.

- ¿Y si es niño podemos ponerle como tú padre? Cristopher es un nombre muy lindo.

- Estaría muy orgulloso de llamarlo así, mi madre también estaría feliz. Pero debe gustarte a ti también, no sólo hacer feliz a los demás.

- Está bien, a mí me gusta Cristopher.

Crowley besó su frente, brindando su brazo para llevarlo a dar un paseo por el jardín, sabía que su esposo debía hacer ejercicios de caminata para que a la hora de parto no fuese tan doloroso. Se estaba ocupando muy bien de aquello, sabía que les iba a ir bien.

Aquella tarde recibieron una visita de Gabriel, se presentó solo porque Beelzebub había tenido que ir a resolver ciertos asuntos. El hermano mayor había llevado algunas cajas de regalo, zapatos y ropas para el bebé, también algunos utensilios como platitos y cucharas, tazas y algunos biberones. Le llevó peluches y juguetes, aunque Aziraphale y Crowley le habían dicho que no eran necesarias tantas cosas ya que aún no nacía, él insistía en que debía ser el tío de los regalos.

- Beelzebub envió algunos presentes también, están en aquella caja.

- Hermano muchas gracias, pero no debes gastar el dinero de esa forma -se preocupó Azi-. No sé cómo agradecerte.

- No tienes que preocuparte, sólo asiste a mi boda con Beelz el próximo año.

- ¡¿Van a casarse?! Oh por Dios, eso es magnífico.

- Lo es, ¿cierto? -sonrió con orgullo-. Ya quiero que nazca el bebé y poder cargarlo, ¿qué nombre le darán?

- Se llamará Cristopher. Estoy seguro de que tendrás mucho tiempo para cargarlo.

Gabriel sonrió pensando que aquél nombre era bastante bonito, sentía gran orgullo de que su hermano hubiese logrado formar una familia feliz con el alfa que amaba. Tras la visita a su hermano se dirigió a la casa del abuelo Metatron, solía visitarlo de vez en cuando ahora que ya no vivía con él. Al entrar lo primero que escuchó fue al abuelo discutiendo con una de las sirvientas, suspiró dejando a un lado el sombrero y fue hacia el anciano.

- Hola abuelo, ¿cómo se encuentra hoy?

- Enojado, fastidiado, ¿y tú, traes buenas noticias? -le miró, sosteniéndose del bastón.

- Quizás para el próximo mes Aziraphale de a luz, es una maravillosa noticia, ¿no cree?

- Jm, que maravilloso -dijo con sarcasmo-. ¿Y, eso es todo?

- Es mejor que nada, ¿a caso esperabas un aborto? Que desgraciado eres aveces.

- No dije nada, ya quiero conocer a mi bisnieto -rodó los ojos, tomando un vaso con agua-. Espero se parezca a nosotros aunque sea físicamente.

- Espero que no se parezca a ti -dijo Gabriel, yendo a prepararse un té.

No le diría sobre su boda para evitarse disgustos, siguió adelante con sus cosas personales, sin importarle en esos momentos su abuelo.

Omega y AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora