Omega y Alfa

Unión

7

La madre de Crowley estaba tan alegre cuando vio a su hijo llegar con el omega, que olvidó completamente su enojo porque se había pasado dos días fuera, sin avisar a donde iba siquiera. Mayor fue su alegría cuando Crowley le dio la noticia de que ahora estaban casados legalmente, mostrando el acta de matrimonios. La señora, más que feliz, enseguida mandó a preparar un festín para esa noche, la tía y primas del alfa se emocionaron con demasía al saberlo, festejando.

— Seguro están cansados por el viaje —dijo Dayana, hermana de Dagon—. ¿No querrán descansar?

— A decir verdad salimos muy temprano y si me gustaría que Aziraphale duerma un poco —contestó Crowley—. Está agotado, y yo también, hemos pasado muchas emociones en pocos días.

— Gracias querido, eres muy considerado.

Besó su mejilla, siendo conducido por la tía de Crowley a la habitación de invitados donde normalmente se quedaba. Ahora posiblemente comenzaría a dormir con Crowley, aunque aún era tímido respecto a cualquier cosa que tuviese que ver con dejar expuesto su cuerpo, lo superaría. Durmió una parte de la mañana y cuando despertó lo primero que recibió fue a su suegra, dispuesta a hacerle pasar la mejor tarde de su vida.

Planearon entre todos los presentes qué le darían a los recién casados, pero en especial a Aziraphale, el primer esposo omega en aquella familia. Dagon tocaría el piano y su hermana Dayana se ocuparía de preparar los postres, la tía buscó a un fotógrafo, mientras la madre de Crowley procuró que la pareja recién casada estuviese lista para la pequeña ceremonia. El omega rió por lo bajo al ver como su nueva madre sacaba de un baúl ropas y más ropas en búsqueda de la ideal.

Aziraphale se vio de pronto vestido como si fuese a asistir a un acto ceremonial, los bordados en las prendas eran hermosos, le hacían relucir sus rizos rubios y sus ojos azules resaltaban. Sentaron al omega en un sillón y trajeron al fotógrafo para que tomaran una foto de recuerdo, toda la familia se juntó después tomando una segunda foto, y finalmente una foto de los recién casados.

Pese a que no era una ceremonia de bodas, si era un acto tradicional de los Holloway's donde la familia hace regalos a los recién casados, en su mayoría cosas de valor sentimental. La madre de Crowley le extendió una pequeña caja de madera pulida, con adornos enchapados de plata y oro, al omega. Este abrió la caja encontrando diferentes llaves en su interior.

— Este es mi regalo, la primera vez que viniste aquí supe que serías mi futuro hijo, así que mandé a hacer estas llaves para ti.

— Muchas gracias, son muy bonitas, ¿y qué abren? —preguntó curioso, frotando sus dedos sobre ellas.

— Son las llaves de la casa. Ahora que eres parte de la familia y vivirás con nosotros, tendrás tu propio llavero, así podrás abrir las puertas que necesites cuando desees... Es una tradición.

Aziraphale lo agradeció pensado que era un bonito detalle, nunca había tenido sus propias llaves, ahora parecía ser mucho más libre que cuando vivía con su abuelo. La ceremonia continuó, Crowley le brindaba agua, refrescos y dulces, ocupándose de que estuviese satisfecho. La fiesta llegó a su fin después de cenar, yendo cada quién por su lado, Aziraphale planeaba bañarse para dormir en la habitación de invitados, pero su nueva madre lo detuvo.

— ¿A donde vas, Aziraphale?

— A mi habitación...

— Ahora que estás casado puedes compartir habitación con Crowley, si así lo deseas —le sugirió—. ¡No te sientas presionado! Puedes hacer lo que desees.

— ¿Segura? Es que igual Crowley y yo nunca...

— Hijo no te preocupes, se puede compartir habitación y solamente dormir. Crowley respetará tu espacio, de todos modos, no estás obligado.