Yo te diré.

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Luego de haberle contado a su novio acerca de un episodio que vivió en su adolescencia, noto que algo no le sentaba bien. No cuadraba con lo que sentía. Y fue en ese momento donde el mal humor la abordó.

Aunque en un principio su alegría fue genuina, y sintió un gran alivio al saber que estaba bien. Luego de aquello recordó su lenta desapareció hasta que dejó de ser parte de su vida.  De alguna forma no lo podía culpar, pues no sabía nada de lo que le había ocurrido. Pero su lado más sensible necesitaba hacerlo para no sentirse ella culpable de no haber hecho más.

Frente a su Krel le salía bien fingir que estaba bien con la aparición de alguien de su pasado, pero en cuanto esté se iba se dejaba embargar por él mal humor. Más aún cuando aquella presencia se hacía notar.

Al día siguiente, llegó de manera inesperada junto con Arabella. A la bruja mayor la esperaba, como casi todas las mañanas, pero a él no. Y al verlo dio una muy extraña sonrisa.

Arabella percibió la pesada energía del lugar, poniéndola incómoda.

—Yo, mmmm.— los vio.—Debería estar llegando a la biblioteca.

—Cierto, ahora lo hago.— dijo Olivia.

En unos minutos abrió una marca en el suelo que hizo desaparecer a Arabella. Casi siempre le daba tranquilidad que ella se fuera en cuestión de segundos, pero ahora que había alguien más ahí, hubiese preferido que se quedará un rato más.

—Creo que debí avisar antes de venir.

—No, está bien Marius.— dio una pequeña sonrisa.—¿Quieres desayunar algo?

—Claro, al final deje medio café sin terminar en lo de Arabella.

—¿Café?— pregunto apenada.—No tengo pero ...

Y antes que siguiera hablando sonó su celular. Era su hermana mayor. Se alejó para hablar con ella, y al cabo de unos minutos volvió.

—¿Sabes? Podríamos ir a Chicago a tomar un café, yo invito el viaje.— dijo un poco más animada.—¿Qué te parece?

Marius accedió. Esperaba poder salir de ahí, porque no sé sentía más cómodo que ella. Estaba seguro que algo así pasaría, pero una parte suya creía que todo sería como antes, cuando se veían así de la nada. Le costaba, pero debía entender los años de distancia, y que eso terminaría por afectar a la relación.

Luego de que Olivia se prepara, pues habían llegado justo cuando ella aún seguía en pijama, le pidió a Marius que se acercará. Debía hacerlo, si no quería salir lastimado del portal de mensajería debía estar lo más junto a ella posible.

—¿Cómo en los viejos tiempos, no?— pregunto, y puso una mano en su hombro.

—Claro, como en los viejos tiempos.— murmuró Olivia.

Y sin decir más nada hizo iluminar el portal en el suelo. En minutos ya se encontraban en la ciudad de Chicago, no tan cerca del centro. Aún no entendía porque debía ir hasta ahí. Hasta donde sabía Nenet no tenía ningún conocido en esa zona, y tampoco sabía que tantos conocidos tenía.

Pese a estar juntos con su hermana  mayor durante diez años, esta seguía siendo una caja de secretos y sorpresas.

—Wuau Olivia, eres increíble.— exclamó Marius en cuando el portal se apago.—Nunca imaginé que usarías para esto la magia.

Ella sonrió ante su entusiasmo.

—Si, tampoco estaba tan segura hasta que Baltimore me dio una mano.— contó.

Las Memorias de Olivia J.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora