Narra Douxie.
No podía creer lo que acabábamos de hacer. Fue un acto impulsivo por parte de los tres. Mas que nada, y principalmente fue un impulso de tu madre, que desesperada para que tuvieras un mejor futuro te entregó a Circe sin pensarlo dos veces.
Cuándo aterrizamos en ese frío departamento, y Circe se hizo humo frente a mi, temí lo peor. Estaba tan helado como el lugar, y paralizado. Hasta que tu llanto me devolvió a la realidad.
Te envolví con mi chaqueta y le pedí a Archie y a Cáliz que nos hicieran compañía. Tenias frío, yo también. Todo era nuevo, para ti, y para mi.
Nunca en los últimos tiempos pensé o se me paso por la mente ser papá, sin embargo ahí estabas, durmiéndote otra vez contra mi pecho, buscando calidez en un mundo que no te recibió como lo merecías.
-Bueno Livi, bienvenida a este mundo.- susurre, meciéndome con suavidad como me supo enseñar Arabella.-Es un poco oscuro ahora, pero pronto todo esto se iluminara.
"-Se hace así, como si tu fueras el mar calmo, y ella una pequeña balsa a la deriva que se hamaca en las olas." recordé sus palabras, y como logro calmar a Nenet. Aun que ella tenia esa magia con todas las criaturas recién nacidas.
Pese a que estabas dormidas, y que seguro no entendías nada de lo que te decía, comencé a hablarte de Blanca, tu mamá. Era una joven encantadora, estaba asustada, pero tenia una chispa de vida envidiable.
Si corres con suerte tendrás la misma mirada plateada que ella, y la sonrisa mas linda de todas.
Una ráfaga broto a mi espalda, no volteé, porqué sabia que era Circe. Su magia era difícil de ignorar. Y como si también buscara calor, me abrazo, hamacándose junto a mi.
-Le hablada de su madre, quiero que crezca con la idea de quien era ella, por si no llega a conocerla. No deseó que lo haga sin saber lo maravillosa que era Blanca .- le cuento sin dejar de ver como duermes en mis brazos.-¿Ésta todo bien Circe?
-Siempre supes que serias un gran padre. Aun que ella no sea tu hija, se que lo harás excelente.- me dice pareciendo ignorar mi pregunta, una de sus peores costumbres.-Estaba mal, asustada, cansada, con ganas de que mi vida se frenara.-
Eso último me sorprendió, a la par que me asustó, y estoy seguro que Circe sintió como mi cuerpo, mi espíritu se endurecía ante sus palabras, porque me abrazó con mas fuerza.
-Pero es un nuevo siglo, una niña nos necesita lo mas enteros posible, y creo que me quiero amigar con mi miedo.- agregó.
No soy de lágrimas fácil, pero la conmoción del momento me sobrepaso, y llore. No se bien cuando fue la última vez que lo hice de esa manera, como si se me desgarra el alma. Y eso que no era yo el recién nacido en un mundo tan hostil.
En realidad si soy de lágrimas fácil, solo que prefiero derramarlas a causa de tonterías, y no porque el mundo me esta sobrepasando.
Al final del día era solo un pobre hombre, o un joven, que perdía el rumbo mas seguido de lo que le gustaría. Y ahora estabas tu, iluminando un poco mas el camino en que queríamos yendo algo a ciegas. Entonces, ya no podía estar perdido. No tanto
-Tratare de hacerlo mejor.- susurré, viendo como descansabas con la calma del momento entre mis brazos.
Un año después.
La noche estaba demasiada tranquila. Circe venia de trabajar un largo día, y lo único que se podía oír era sus suaves ronquidos, que cada tanto era tapados por los intentos ronquidos de Hisirdoux.Tras una larga semana donde Olivia lloraba porque no quería dormir sola en su cuarto, ahora todo parecía curado.
Pero la sensación de bienestar no duró mucho. Quizás fue solo un pequeño ruido, o algo que cayo y retumbó en todo el departamento, tampoco hacia falta tanto para que Olivia despertara y su llanto inundara cada rincón.
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Las Memorias de Olivia J.
Romansa120 años para un mortal es mucho. Para un mágico (entre brujas y trolls) podía ser poco. Y para Olivia Julia era uno largo camino repleto de historias. Llena de romance. Con muchos momentos felices, y otros que dejaban marcas mas allá de su piel...