La Toscana, Italia.
Había pasado bastante tiempo desde que Hisirdoux le dio aquel anillo. Lo llevaba a todos lados, y nunca encontraba la manera perfecta de dárselo a Olivia.
Menos entendía que clase de significado le quería dar. Olivia no le había dado ningún tipo de señal de hacia dónde llevar la relación, y parecía bastante cómoda como estaban en ese momento.
Sin embargo, la propuesta de ella de huir por unos días, le cayó como anillo al dedo. Y allí esperaba alguna clase de revelación o solo disfrutar las vacaciones.
Ahora se encontraba en alguna calle de Volterra, disfrutando de un helado bajo la sombra de los edificios viejos. Olivia no paraba de decir lo sorprendida que estaba con el lugar. Era la primera vez que pisaba Italia, aunque a menudo mandaba correspondencia.
Y él no podía hacer más que prestarle atención a cada cosa que decía. Sabía que era difícil que se entusiasmé con algo, y aquel pueblo fue una grata sorpresa.
-Marius.- lo llamo.
Cuando notó, Olivia agitaba una mano frente a él. Y sonrió, un poco distinto a lo que lo hacía con frecuencia.
-¿En qué piensas?- pregunto.-Sabes hoy creo que podemos ir a cenar afuera. Es nuestra última noche.
-Me parece una excelente idea.- sonrió.
Olivia se abrazó a su cintura, y continuaron caminando. En silencio, por alguna razón, no dejaba de sonreír viendo al suelo. Era como si algo supieran los adoquines, y ella coincidía con eso.
•
En la noche, Marius esperaba a Olivia a los pies de la escalera del hotel en donde paraban. Estaba nervioso, e inquieto con las manos en los bolsillos. Cada tanto inflaba sus mejillas y largaba el aire entrecortado. La joven bruja no daba señal de aparecer, cuando minutos atrás dijo que ya casi estaba lista.
-Ti dirò di sì.- dijo una señora (Te dirá que sí)
-¿Disculpe?
-Non preoccuparti, ti dirà di sì.- insistió (No te preocupes, te dirá que sí)
Y antes de seguir con la conversación, sintió a alguien acercarse. Siguió el sonido de los zapatos, y en lo alto de la escalera, Olivia sonreía con evidentes nervios.
Vestía un elegante vestido negro que no había visto antes, y llevaba el cabello recogido con algunos broches brillantes. Si la veía hermosa, pero algo más hizo que el aliento se cortará. Quizás era la magia que se apoderó del lugar en cuanto puso un pie ahí, o cómo es que todo brillaba diferente cuando entraba a cualquier sala.
Otra vez veía esa aura que la hacía tan mágica, y le robaba el aliento.
Mientras Olivia se mantenía estática a lo alto de la escalera, sentía que sus piernas pronto la traicionarían. Marius no le quitaba la mirada de encima, y esta brillaba más que otras veces. Su corazón palpitaba con fuerza, como si supiera que algo pasaría.
Estaba segura que así sería.
Aunque pudo esperarla, subió a su encuentro. Olivia tomo la mano que le ofrecía, y con la libre tomó su mejilla.
-Marius.- murmuró con voz entrecortada.
Su sonrisa brillaba, y para el joven mago fue eso el pequeño empujón que necesitaba. La señal divina para saber qué significado darle aquel anillo.
Ella era su razón, y estar a su lado era otra.
-Cásate conmigo.- dijo al fin.
No era lo planeado, y el tono de su voz solo expresaba una clase de adoración y sonaba a un deseo confesó.
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Las Memorias de Olivia J.
Romance120 años para un mortal es mucho. Para un mágico (entre brujas y trolls) podía ser poco. Y para Olivia Julia era uno largo camino repleto de historias. Llena de romance. Con muchos momentos felices, y otros que dejaban marcas mas allá de su piel...