Unos años atrás.
—Me aburro mucho —exclamo Ámbar.
Se dejó caer al lado de Olivia, y está apenas alzó la vista.
—Me aburro —repitió susurrando.
—Lo siento, cariño. Pero debo terminar esto —dijo dando una sonrisa de pena.
Ámbar apoyo la cabeza en el hombro de su hermana, y se dedicó a ver lo que hacía. Se acercaban los días para cerrar etapas escolares, y entregar las notas a los directivos. Y Olivia andaba apurada, porque siempre extendía las fechas para que todos sus alumnos lograrán llegar a tiempo.
El señor Strickler le regañaba siempre por eso, porque no todos sus alumnos aprovechaban esa oportunidad de la señorita Dubois Hestigio.
—¿Terminaste tu tarea? Papá dice que no andas a tiempo —hablo.
—La hice con mamá —respondió—. ¿Lucero dónde está?
—Se fue con Circe y Baltimore a visitar a Nenet y Nat a Italia —dijo y dio una sonrisa—¿Por qué no vas con María?
—Tiene clases de natación —respondió—. Y Peter igual ¿Por qué no puedo hacer algo como ellos?
Se puso de pie, y Olivia tambaleó por el brusco movimiento. Le iba a regañar por eso, pero guardo silencio al verla ir y venir de una punta a la otra. De verdad estaba enojada, y no sabía bien la causa.
—¿Por qué no puedo . . .?
Una leve energía se alzaba a su alrededor. Era la primera vez que sentía eso en su hermana. Estaba segura que eso iba desembocar en algo que aún no se había hablado con Arabella e Hisirdoux, y había jurado no hacerlo sin ellos presentes.
Pues la magia era algo que Ámbar todavía no sabía. Y esperaban a que cumpliera doce años para dar el primer paso.
Dejo las correcciones a un lado, y se paró para ir por ella. La detuvo de los hombros, y la abrazó con fuerza. Si aquello funcionaba con ella, estaba segura que con su hermana menor haría lo mismo.
—¿Quieres decirme que ocurre?
Ámbar alzó la vista, y sus ojos brillaron por algunas lágrimas.
—Solo que estoy aburrida —murmuro—Es eso.
Hizo silencio, y volvió a abrazarla.
—Extraño a todos —murmuro.
—Oh, cariño —sonrió—. También extraño a todos, pero no tanto.
—¿Por qué?
—Porque sé que volverán. Igual que tú mamá que debe estar por llegar —respondió—. Así que, mientras esperamos ¿Me ayudas con las tareas?
Volvieron a donde estaban minutos atrás, y Ámbar tomo la mano de Olivia, mientras está seguía con las correcciones. Eso la hizo sonreír. Ámbar tenía esos gestos que le hacían tan feliz, y que le daban ganas de tenerla todo el día a su lado
Pero también, y a causa del aburrimiento, no se podía estar quieta, y hasta llegaba hacer preguntas que sacaban a Olivia de su órbita.
Y fue en ese momento, que hizo una que casi le hizo quebrar el birome con la mano.
—¿Algún día tendré un sobrino? —pregunto—. Así ya no me aburría más.
Olivia no dijo más nada. No sabía que decirle, más que guarda silencio. Y por suerte, después de esa pregunta, noto que su hermana estaba dormida.
•
Hasta que Marius llegará, ella no dejo de pensar en una posible respuesta. Y lo peor, es que ese día él no llegaría hasta después de la cena. Lo que le quitaba por completo el apetito, y aumentaba los nervios.
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Las Memorias de Olivia J.
Romansa120 años para un mortal es mucho. Para un mágico (entre brujas y trolls) podía ser poco. Y para Olivia Julia era uno largo camino repleto de historias. Llena de romance. Con muchos momentos felices, y otros que dejaban marcas mas allá de su piel...