Saludo, sonrío y observo. Hay varios camarógrafos cubriendo nuestra salida hacia Italia. Las personas extienden sus brazos, saludando con energía mientras nos llaman nuestras posiciones.
Es la primera vez que me muestro a la sociedad y ellos pueden conocerme en persona.
Casmichel toma mi mano y ambos caminamos juntos hacia las escaleras para abordar el avión presidencial. Los guardaespaldas nos cubren con paraguas. Es más de medianoche, hay algo de lluvia y tenemos un viaje de nueve horas por delante. Nos detenemos antes de ingresar, para, por última vez, despedirnos de la gente, otorgando contenido para la mañana siguiente.
Dentro el ambiente es similar al de la Casa Blanca. Vuelvo a estar atrapado en la mentira y en la incomodidad.
El presidente se excusa, debe continuar trabajando. Eric me ofrece enseñarme el avión, pero me niego. ¿Qué puede haber de interesante en este sitio? No se ve diferente de donde salimos. Más lujo, sobriedad y espacios cerrados. Es deprimente.
Lo único que le pido es llevarme a donde se encuentra mi familia. Cuando llego, hablo con mis madres por un rato, pero mamá está bastante cansada, así que me despido temprano y me retiro.
Lo que Julián ama más que a mí y a los viajes, es a su carrera. Es jueves, por lo que mañana debe asistir a clases. Está a unos exámenes de acabar su maestría y no se permite faltar.
"Este vuelo será más aburrido, a veces necesito de tu energía para poder vivir —le escribo un mensaje.
"Lo siento, pero ser bonito no es suficiente para poder graduarme. —Julián me envía una foto—. ¿O sí?
"Tendrían que exonerarte. ¡Eres el cuñado del presidente!
"Sí, una llamada suya habría sido suficiente para aprobarme. Pero ya ves. Te las apañas sin mí hasta el sábado.
"¿Cómo conseguiré vivir sin ti tanto tiempo?
"Te regalaré un peluche con mi cara la próxima vez.
Me rio antes de guardar el móvil. Si tuviera energía haría un tour por el avión para afligirlo más. Camino hacia una sala para buscar un sillón donde leer hasta que tenga que dormir. Mientras paso, percibo unas sombras seguir mis pasos, manteniendo la distancia. Al sentarme los veo a ambos detenerse. Evan se queda junto a Travis, justo en la entrada de la sala. Abro el libro fingiendo desinterés.
Todavía lo ignoro, no como si no existiera, pero si como si fuese un desconocido. Claro, ahora lo es.
De cualquier forma, no puedo dirigirle la palabra ni él a mí. Mientras Travis esté presente estoy seguro de que nada se saldría de control.
Su presencia me asusta constantemente y su propuesta resuena en mi mente cada que está cerca. Sin embargo, aún puedo seguir actuando como si no estuviera aquí. Lo conseguí todos estos años, lo haré una vez más.
Continúo la lectura tratando de centrar mi atención, pero no puedo acostumbrarme a sus presencias. Cierro el libro y me levanto, caminando hacia la suite. Lo malo de ir allí, es que el trayecto se encuentre conectado con la oficina del presidente, por ese motivo estuve evitando ir.
Lo encuentro como acostumbra a estar. Adecuadamente vestido, serio y ocupado. Trato de pasar con sutileza, pero él decide prestarme atención.
—¿Ya te vas a dormir? —me pregunta sin desprender los ojos de sus documentos.
—Voy a intentar —respondo siguiendo el camino.
—¿Miedo a las alturas?
Me detengo cerca de un sofá, parece que intento huir. Acabo sentándome para no ser un irrespetuoso.
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El esposo del presidente
RomanceEn un mundo donde las apariencias políticas se entrelazan con las problemáticas de la sociedad, Yan un omega, se encuentra atrapado en un torbellino de intriga y deber. Cuando el respetado presidente de los Estados Unidos, un alfa enigmático, lo eli...