19. Día bipolar

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Mordió fuertemente su labio inferior, para luego levantar la vista y ver a las personas amontonadas... Conocía perfectamente dónde estaba, en la estatua de la sirena, prácticamente en el centro del pueblo.

Hace aproximadamente treinta minutos les pidió a todos los ciudadanos ya sea del pueblo verde pueblo naranja que vinieran y que era importante.

La verdad es que era raro que hayan aceptado el encuentro repentino.

Tartamudeo debido al nerviosismo y Spreen lo noto, así que acaricio sutilmente la mano de este. volteo la mirada al híbrido y este lo estaba viendo con cariño.—¿Qué coño se supone que les diré?—pregunto mientras se escondía más atrás de la estatua, causando que el azabache soltara una pequeña risa.

Este mismo lo vio con tranquilidad, ¿Por qué coño el maldito oso estaba tan tranquilo?—a ver, podemos decirles que Auron y tú están de vacaciones, y yo estoy trabajando en un proyecto.

Juan bufo frustrado.—¡Si fuera así no tendría sentido! ¿Por qué verga los reuniría por algo tan simple?—pregunto enojado.

El argentino tardo más en contestarle.—¿Y por qué no les decimos que encontramos un portal y entramos, pero Auron se quedó adentro? En plan, sería parte verdad—le dijo en un tono de igual manera tranquilo, y Juan asintió repetidas veces.

Este mismo subió la mirada hasta encontrar a los ojos del híbrido.—¡Si! Estaría perfecto, además ellos no se pueden entrometer porque les inventare algo, ¡Dios mío! Gracias—agradeció para luego abrazar al azabache, quien no respondió instantáneamente si no después de unos segundos.

¿Por qué los brazos de Spreen eran tan malditamente suaves? Podía quedarse dormido en cualquier momento, últimamente no ha dormido bien.—no agradezcas—le dijo en un tono dulce, mientras acariciaba ligeramente el pelo castaño del contrario.

No se quiso separar, pero tenía que hacerlo, odiaba todo.—no lo hago—le respondió con una sonrisa, para luego separarse del beso y proceder a mirar a los ojos del híbrido.

Este le sonrió dulcemente, para luego cambiar su expresión a una que intentaba ser enojada.—e-eh... ¡Tenés que ir a explicarle a los pelotudos esos! Ve, ve—le ordenó en un tono nervioso, y Juan solo rio burlon para luego caminar lentamente hacia donde estaba la multitud.

Había demasiadas personas, algunas gritaban y otras murmuraban, suponía que iban a estar así. Se subió arriba de las banqueta que tiene la estatua, con miedo de caerse pero la suficiente confianza para no pensar en ello, se giró hacia las personas y pudo divisar a una Ari, quien le brillaron los ojos al ver al hechicero.

Se aclaró de la garganta, tratando de llamar la atención—eh-chicos—hablo en un tono nervioso, pero nadie le prestó atención.—¡Chicos!—hablo otra vez, y solo diviso a unas cuantas personas voltear hacia el.—¡A ver putos animales de granja!—grito frustrado, y las personas rápidamente voltearon a el.

De nuevo se aclaró la garganta.—¡Se han de preguntar! ¿Qué verga hace el brujo del pueblo ahí parado como si fuera el profeta? O ¿Dónde mierda esta Spreen y Auron? Posiblemente algunos no se hayan dado cuenta de la falta de estas personas—hablo en un tono fuerte, y sorprendentemente las personas lo escucharon, pero pudo escuchar algún que otro insulto.

No le iba a prestar atención a esos imbéciles.—¡Yo les daré la respuesta!—grito en un tono firme, y escucho la voz chillante de Ari tirarle un insulto. Que gratuito eh.—¡Hace unas horas Spreen, Auron y yo encontramos un portal! Decidimos entrar a este, ya que yo ya tenía experiencia en ese tipo de cosas. Cuando entramos encontramos un mundo-e-eh... ¡Un mundo interesante! Así que decidimos explorar, pero alguien se tenía que quedar ahí, ¿No?

┌ミ¿𝙌𝘶𝘦́ 𝙩𝘢𝘭 𝙪𝘯𝘢 𝙖𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘢?━𝙎𝘱𝘳𝙪𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora