treinta y siete

203 22 20
                                    

Macarena

Estábamos las tres charlando desde hace rato, juntas en el mismo lugar, como hace mucho tiempo no lo hacíamos. Habíamos quedado en terminar de ayudar a Lucía con los últimos detalles que quedaban ajustar para su casamiento: Lulú se nos casa dentro de quince días y con Nati nos cuesta caer en esa realidad. Al ser la mayor, siempre tuvo probabilidades de ser la primera de las tres en dar ese paso para nosotras. Una de las bromas que nos hacemos en estos días es tratar de adivinar quien va a ser la segunda: para ellas, claramente soy yo. Para mí, ellas están locas. Me gusta la idea de verme vestida de blanco con un ramo de flores (si son margaritas, mejor, porque son mis favoritas), con un peinado bien lindo y toda la felicidad del mundo caminando hacia el altar, no lo voy a negar. Pero de ahí a que eso pase es tan improbable como que Gustavo y yo volvamos a estar juntos.

-¿Trajiste torta?-pregunté, mientras chusmeaba la bolsa que Lucía había dejado sobre la mesa. Era de chocolate todavía. Natalie se acercó para ver qué era lo que me llamaba tanto la atención.

-Me parece que alguien está con ganas de bajonear. -largó, mientras pispéabamos lo que había ahi adentro.

-Un poco. -admitió Lu, trayendo al living la pava que estaba en la cocina. - Necesito algo dulce, no puedo más de los nervios.

-¿Qué hacés con eso?- preguntamos las dos al unísono, mientras la veníamos sosteniendo la pava.

-Pensé que íbamos a tomar mate. ¿No dijimos eso?

-Por mí tomamos lo que quieran. - respondí, restándole importancia.

-Que raro que no elegiste el mate. -me dijo, mientras sus ojos se achinaban. Ya sabía por qué lado venía su intención.

-Que esté tomando mate más seguido no significa nada. - respondí, ya sentándome en el living. Lucía y sus celos... Dios. Esta mujer no cambia más.

-¿Sabés que pasa? -se sumó mi otra amiga -Nosotras no lo preparamos como lo hace el uruguayo. -Obviamente, lo estaba diciendo por Emiliano. - Por eso no quiere tomar mate con nosotras.

-No empiecen, por favor. Me tienen harta. Ya les dije que no es uruguayo. - advertí, algo cansada por las bromas que venía aguantando desde hacía días con él. No me estaban ayudando en nada a aclarar mi mente, que después de la sesión de fotos con los chicos estaba más confusa que antes.

Se quedaron mirándome en seco, parecía llamarles la atención la forma en como reaccioné. Nunca les doy bola cuando me molestan, pero realmente me estaba cansando. Que Emiliano esto, que Emiliano lo otro... BASTA.

-Perdón. - dijo Lucía, algunos minutos después de que mi respuesta generara un silencio incómodo. Se suponía que estábamos juntas para hablar sobre ella y yo la estaba casi puteando. - No queríamos que te enojaras.

Ellas no eran la verdadera razón de mi enojo sino yo misma. No puedo dejar de pensar en Gustavo desde el día de la sesión de fotos. Sabía que volver a verlo podía generarme cosas pero nunca imaginé que iban a ser en este nivel de angustia y deseo tan grande. Verdaderamente no se cómo hice para no ponerme más nerviosa de lo que ya estaba, especialmente después de que nos quedamos encerrados y a mi me dió esa especie de ataque mezclado con vértigo por confirmar que efectivamente había tenido una visión, la más realista y clara hasta ahora de todas las que tenido. Pero, ¿porqué justo con él? ¿Acaso hay una especie de mensaje que tenga que saber sobre nosotros dos?
Todavía sigo estando movilizada por esa situación, aunque hayan pasado unos cuantos días de todo eso. Ni Natalie mucho menos Lucía saben lo que pasó ese día en específico: las dos estaban trabajando, totalmente absorbidas por sus rutinas habituales. Claro que tuve ganas de llamarlas ni bien salí de ahí para contarles lo que había pasado: necesitaba hablarlo con alguien, y quién mejor que ellas dos para hacerlo.

médium ; gustavo ceratiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora