veinte

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Gustavo

Me quedé mirándola por un rato largo. No entendía nada. Fue como recibir un golpe de información muy grande y no tener ni la menor idea de como manejarla. No quería que ella se pusiera nerviosa o hacerla pensar que estaba loca. Nunca se me pasó por la cabeza creer algo así.

-No entiendo. ¿Cómo que sos medium?

-La historia es un poco larga, este no estaría siendo el mejor lugar para hablar de eso, y sinceramente yo...

-Vamos a casa. Me contás allá.

-No, mejor vamos a la costanera. El día está lindo y hay que aprovecharlo.

Unos minutos después ya estábamos caminando hacia donde habíamos dejado estacionado el auto. Mientras esperábamos a que la luz de semáforo cambiara de color y nos dejara cruzar, algo en ese instante me dió la sensación de que no estaba tan tranquila como parecía. Alcancé su mano y la entrelacé con la mía: estaba temblando.

Nos metimos adentro del auto. Esperé a que ella se sentara y dejara sus cosas en los asientos de atrás para volver a hablar.

-¿Podés manejar vos? -me pidió, con cierta distancia. cada vez estaba mas rara y cada vez me ponía mas nervioso.

-Sí, claro.

Me intrigaba saber qué estaba pasando. Justo ella, la persona mas racional del mundo, ¿ve cosas? pero, ¿qué clase de cosas? ¿porqué ella y no sé, cualquier otra persona? ¿porqué da tantas vueltas y no me cuenta todo de una vez?

Un suspiro largo salió de sus labios mientras prendí el auto de nuevo. Maca dejó la ventanilla del auto un poco baja, permitiendo que el aire pudiera entrar. Vi como cerró los ojos mientras echaba su cuerpo hacia atrás, tratando de calmarse y respirar. Por suerte, la costanera no estaba tan lejos y en menos de veinte minutos pudimos llegar. Hasta ese momento, ni ella ni yo dijimos mas nada. Busqué el lugar mas cuidado para poder estacionar. Pensé que ella iba a querer quedarse en el auto, pero se bajó sin que me diera cuenta. Cuando giré mi vista hacía donde ella estaba sentada, se había ido.

-Maca- la llamé, mientras salía del auto, buscando que me devolviera la mirada. -¿Te sentís bien?

-Sí.

-Estás temblando.

-Sólo estoy un poco nerviosa nada más. Vas a ver qué se me pasa.

-Mi amor, mírame. -pedí, mientras sostenía su cara entre mis manos. Al no obtener respuesta de su parte tuve que volver a insistir para que subiera la vista.- Tranquila, todo va a estar bien.

Seguí el impulso de abrazarla. Ella me correspondió, haciendo que nos quedáramos así por unos minutos. Su respiración estaba agitada, bastante diría yo.

-Es difícil acordarme de cada cosa sin ponerme mal.

-Pero, ¿es muy grave lo que tenés para contarme? ¿es algo feo?

-Sí. Bueno, no. En realidad, no sé.- terminó, mientras se tapaba la cara con sus manos.

-Vamos a sentarnos allá mejor.

Caminamos hasta un banco largo que está frente al río y nos sentamos ahí, casi de frente al agua. Hacía algo de frío pero sabía que a ella le hacía bien estar ahí y yo también lo necesitaba. Maca todavía estaba muy nerviosa y el hecho de no saber el porqué de su estado me desesperaba cada vez más.

De a poco fue contándome su historia con los sueños, lo que ve, los sueños que tiene con su hermano y como muchas veces terminan siendo una especie de premonición de algo que termina pasando después. Al principio me costó un poco escucharla porque no me gusta verla tan susceptible. Sus ojos estaban vidriosos y la voz se le entrecortaba en muchos momentos.

médium ; gustavo ceratiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora