cuarenta

199 19 26
                                    

D.F, México

14/11/07

Macarena

Me desperté con muchas ganas, cosa que no me pasaba desde hace tiempo. Y es que México es pura adrenalina: aunque lo quieras evitar, su energía se te pega hasta los huesos. Es un país hermoso, inmenso. La primera vez que vine no entendía porque sentía tanto vértigo, habían tantos lugares para conocer y yo no me los quería perder. Me acuerdo que casi no dormimos nada con Gustavo, que está mucho más acostumbrado a venir pero supo hacerme el aguante y llevarme a cada lugar que quería ir. También supimos salir a bailar y divertirnos. Cuántas noches largas tuvimos acá, uff... muchas.
Pasó un año de eso. Y ahora estamos acá otra vez y ya todo cambió.

Mi celular sonó alternadamente por varios minutos. Las chicas se pusieron de acuerdo y me escribieron para saber como estaba. De las dos, Lucía fue la más insistente en que habláramos un ratito por llamada: no la veo desde el River de Octubre de Soda al que fuimos juntas, y aunque no pasaron muchos días de todo eso sé que ella me extraña. Nati es mucho más desapegada, sabe manejar mejor la distancia. Además, es muy probable que viaje en unos días para estar con Charly, así que seguro nos vamos a ver.

Atendí, mientras empezaba a cambiarme. La idea de hoy es hacer varias cosas en las que se mezclan el trabajo y algo de paseos por el D.F.

—Hola, Lulú.— le dije, con una sonrisa. Amo hablar con ella.

—Hooola Maqui. ¿Todo bien?

—Todo bien. ¿Seguís en el sur?

—Sip. ¿Vos dónde estás?

—En México. Llegamos hace unos días, ¿te acordás?

—Cierto, me contaste que se iban cuando estabas acá. — me dijo. Parece que sigue siendo algo colgada, pero es Lu: siempre está haciendo mil cosas a la vez. — Que lindo, ¿hace calor allá?

—No, amiga. Acá es otoño. —llegué a contestar después de evitar reírme por lo que había dicho. Parecía una nena hablando. —No hace mucho frío, pero tampoco hay tanta humedad como en Buenos Aires.

—Ay bueno, genial entonces. Y contame, ¿cómo te está yendo? ¿Cómo te sentís? —Que pregunta esa... Podría contestar muy escuetamente y decirle :" La verdad es que la estoy pasando muy lindo", pero suena demasiado bueno como para ser verdad.

Los primeros días en Chile fueron algo accidentados: mi llegada no le cayó en gracia a Gustavo. Todavía me acuerdo de cómo le cambió la cara cuando me vió en la prueba de sonido. Cuando acepté la propuesta de Daniel de trabajar con los Soda sabía que eso podía pasar, pero no imaginé que mis miedos se iban a ver reflejados en la realidad. Entre eso y el problema que tuvimos por qué él no quería hacer la televisación del último show en Santiago tuve con qué mantener mi cabeza ocupada. A pesar de que empezamos con el pie izquierdo, pude disfrutar algo de Chile: Zeta me llevó al shopping con él. Terminamos yendo a una tienda de discos y me compré varios cds, en especial uno de una banda que conocí allá y ahora no puedo dejar de escuchar: Los Prisioneros. Ellos no son el estilo de música que uno espera escuchar, es una especie de pop-rock con letras muy políticas. También aproveché a darme algún gustito con ropa, aunque sé bien que no podemos tener exceso de equipaje. Nando nos mandó un mail a todos recordándonos de que tratemos de no irnos al carajo comprando cosas, pero la verdad, eso no me importa mucho.

médium ; gustavo ceratiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora