veinticinco

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Macarena

— Estamos yendo a... ¿A dónde estamos yendo, Richard?— preguntó Gustavo a Richard, mientras Leandro los enfocaba con la cámara.

—Al Club Ciudad por que hoy, señoras y señores, Gustavo Cerati se presenta en el festival Pepsi Music. — respondió con la voz algo engolada como si fuera un locutor.

El clima que manejamos en la combi es de fiesta. Los chicos y Gustavo están muy contentos. Es lindo salir con ellos de gira, aunque toquen acá en Buenos Aires. El día se presta para eso: la primavera, de a poco, se empieza a sentir en el aire.

Una vez más, me tocó cubrir un festival. Lo bueno de esta vez es que somos varios en el equipo de RS y pude ingeniármelas para que me tocara a mi estar en el show de Gus. No quería perdérmelo por nada en el mundo.

—Hace años que no piso ese lugar.

— Lo remodelaron un poquito. Quedó lindo, vas a ver.— Richard además de tocar con Gus, sigue teniendo su banda, Los Siete Delfines; hace no mucho dieron un show acá. Hoy les toca compartir grilla: él va a tocar en el mismo escenario, unas dos horas antes, así que tiene que subirse dos veces. Estuvieron haciendo chistes con eso toda la semana: desde que Richard no iba a llegar a terminar el show de Gustavo por el desgaste físico, que la gente en realidad iba a verlo a él y no a Gus, y otras tantas boludeces que se les iban ocurriendo en el camino.

—¿Ya prepararon mi camarín?—Preguntó Richard.

— Como ¿tu camarín?— preguntó Fer, acompañándolo en el chiste.

—Pedí cosas, como las grandes estrellas de rock. ¿Vos no?— terminó preguntándole a Gustavo.

-—La verdad no pensé en eso.— respondió, aguantando la risa.

—Cuando me veas ser abanicado, no te quejes. — Una imagen bastante bizarra para tratarse de él. Richard, todo vestido de negro, tirado en algún sillón del back de esa forma... Imposible. Pagaría por ver eso.

—¿Te van a dar uvas también?— Preguntó Samalea, desde atrás de la combi y los demás rieron.

Cuando llegamos al lugar, a los chicos les tocó pasar por un lado y a mi por el acceso a prensa. Pensé que al tener la credencial de fotógrafa para la revista no iba a tener problema alguno en moverme por el back y los demás escenarios, pero cuando quise pasar al camarín de Gustavo a dejar la mochila que traje con mis cosas, no me dejaron. A las cansadas, mientras hacían la prueba de sonido, mandó a Fernando a buscarme.

—Los guardias de seguridad tienen algo conmigo — bromeé. Ya me había pasado en la presentación del disco; ahora, acá.

—Tenes que empezar a ser del staff— me dijo mi amigo, mientras caminábamos por el pasillo que nos llevaba atrás del escenario.

—No sos el primero que me lo dice.

Gustavo me pidió que empiece a trabajar con él en los shows. La verdad es que me sorprendió que me lo propusiera porque siempre dijimos que íbamos a mantener las cosas lo más equilibradas que sea posible. Por ende, cada uno trabaja en lo suyo y cuando se da la posibilidad, estar para acompañarlo en el tour no es mala idea. Pero trabajar con él es otra cosa. Otra cosa con la que yo no estoy tan segura de decir que sí.

"Quizás no sea la mejor idea ahora que entraste en la Rolling, pero sé que el mejor entrenamiento es estando en la cancha todos los días", me había dicho una de las primeras veces que lo hablamos. Le dije que lo iba a pensar, pero antes quería tener la oportunidad de mostrarle como se vería él en los shows a través de mi lente. Por esa razón es que los chicos querían acreditarme; al estar acá por  Rolling no se puede por un tema más de prolijidad contractual con la revista que por otra cosa.

médium ; gustavo ceratiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora