cuarenta y cinco

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15/12/07

Córdoba Capital, Argentina.

Macarena

Córdoba, qué lugar que me cuesta aceptar. No es que no me guste venir acá, pero cada vez que lo hago siento que vuelvo a mi infancia. Supe venir de chica más de una vez en esos veranos que parecían interminables, cuando mis viejos todavía seguían juntos; la última vez fue cuando tenía 13 años, la misma edad que Benito tiene ahora. Claramente los 13 años de Beni no son los mismos que los míos, pero verlo a él acá me hace recordar algo de toda esa época en la que con mi hermano íbamos a sacar fotos por la ciudad, buscando qué hacer. Pasábamos las tardes enteras en el centro, casi siempre con la excusa de ir a tomar un helado y liberarnos de la vigilancia sistemática de nuestros padres. Eso fue en 1995, el último verano que pasamos juntos: Valen se había ido a Capital a trabajar y ya no nos veíamos tanto como en Santa Fé. Unos meses después, mamá decidió dejar a papá , lo que hizo que nosotras termináramos mudándonos a Buenos Aires. Ese verano estuvimos muy pegados, casi tanto como estos dos seres hermosos que tengo al lado. La única diferencia entre Beni y Li con nosotros es que ellos así como se pelean también saben demostrarse todo el cariño que se tienen. En cambio, Valen tenía otra forma de hacerme sentir querida: lo suyo era comprarme alguna cosa que quería o dejarme usar su cámara. Aunque cada vez que me decía hermanita sabía que también estaba dándome a entender de alguna forma lo especial que soy para él. Hablo de él en presente porque sé que está, no se fue a ningún lado. Estoy segura de que me acompañó con su energía en todos los shows de esta gira, la gira de su banda favorita por lejos y con la que tengo la suerte de decir que pude trabajar. Siempre que tuve algún problema, algo o alguien aparecía al instante para solucionarlo y olvidarme de eso. Ni hablar de lo que pasó ese día en River, cuando todavía no tenía ni idea de que iba a terminar metida en toda esta locura. Todavía puedo verlo junto a Lucía extendiéndome su mano para que lo siguiera por el pasillo que nos llevaba a donde teníamos que ir con ella.

Veo a Benito al lado mío mirando a su padre tocar y no puedo evitar pensar en lo grande que está. Es muy lindo el hecho de que con Lisa hayan podido venir a este show, el penúltimo de toda la gira. Vinieron con su mamá y su abuela a pedido expreso de ambos y de Gustavo, que después de no verlos por tanto tiempo empezó a extrañarlos más de lo habitual. Yo no me esperaba verlos a ellos, mucho menos ver a mi ¿ex suegra? o ¿suegra? y a la madre los chicos otra vez así, de esta manera. Con Cecilia nunca tuve relación, las veces que llegamos a hablar fue por Benito y Lisa, y la verdad, no tengo ninguna queja. Siempre se portó muy bien conmigo y supo entenderme cuando salieron esas fotos de nosotros dos con ellos. No se enojó ni nada, cosa que pensé que no iba a pasar. Con Lilian formé una relación de mucho cariño pero también mucho respeto. Es una genia, tiene un carácter bárbaro. Sabe como decirte las cosas sin dejar lugar a malinterpretaciones de cualquier índole, algo que sus tres hijos supieron heredar muy bien.

Con ellas acá, no sabía muy bien como comportarme. Al estar con sus hijos, nos tocó tratar de ser un poco mas cuidadosos en como nos mostramos ante los demás, especialmente ante ellos. No quiero que se hagan ilusiones con algo que todavía nadie sabe a ciencia cierta que va a pasar. Una cosa es explicárselo a Lilian, pero Benito y Lisa son niños. Lo que menos quiero es jugar con sus sentimientos. Ellos algo intuyen, me lo hicieron saber en el backstage en ese rato que nos tocó quedarnos juntos donde logré sacarles alguna foto. La que más se prestó fue Lisa, que quería jugar a ser modelo. Entre retratos fugaces y alguna interrupción para disfrutar del catering fueron preguntándome que pasa con su papá. "Nos llevamos bien y nos queremos mucho. Ustedes ya lo saben.", llegué a responder ante esa pregunta. No quería ser yo la responsable de decirles algo que todavía está en proceso de definición; eso es algo que Gustavo tiene que afrontar, no puedo hablar por él sin que nosotros mismos lo charlemos antes.

médium ; gustavo ceratiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora