cuarenta y dos

326 21 18
                                    

Colombia / Panamá

26/11/07

Gustavo

Me costó un poco despertarme. Parecía que mi cuerpo sí estaba cansado pero yo no. Después de estar juntos, dormir no era una opción: quería quedarme con ella toda la noche o el resto del tiempo que pudiéramos llegar a pasar en la cama.

Mi mirada se encontró con la suya, que también estaba volviendo a abrir los ojos. Sonreí, estaba tan linda así.

-Buen día. - llegó a decirme con la voz algo adormecida aún, mientras se acomodaba, subiendo un poco las sábanas para taparse más.

-Buen día. - contesté, acercándome un poco más hacia ella. -¿Dormiste?

-Algo. ¿Vos?

-Algo. - respondí, copiando la forma en la que ella había hablado antes.

Me acerqué para dejar un beso corto en sus labios. Sus brazos pasaron a rodear mis hombros, lo que hizo que tuviera que volver a reacomodarme en la cama. Maca me sonreía de una manera en la que no podía entender porque estaba tan contenta. Si hay algo que quería que pasara en todos estos meses, era estar de nuevo con ella. Que hayamos tenido sexo está incluído, obviamente, pero eso no es lo más importante. Extrañaba besarla, abrazarla, tenerla recién amanecida en mis brazos. Verme en sus ojos y sentir que no hay un mejor espejo para mirarme que ese.

Maca acunó mi cara en sus manos y volvió a besarme, apretando un poco mi mandíbula.

-Sos hermoso. Lo sabés, ¿no?- me dijo mientras me miraba y se mordía el labio inferior.

Todavía estábamos desnudos. Ninguno de los dos tuvo tiempo a poder ponerse algo para no pasar tanto frío. Bueno, eso era lo de menos: teníamos las sabanas y el calor de nuestros cuerpos para ayudarnos a batallar con eso.

Cada vez que me cruzaba con ella por los pasillos de los hoteles donde nos quedamos o que la veía en camarines mi mente solo podía pensar en una cosa: volver a besarla. Sé que ella no es la misma de antes, yo tampoco. Algo cambió en los dos en estos meses. Lo único que puedo hacer ahora es no dejar de mirarla, casi como buscando la manera de que ella misma sea la que me confirme que no estoy soñando y que esto está pasando de verdad.

-¿Qué pasa que me mirás tanto? - me preguntó, sacándome de mi ensimismamiento. Volví a besarla antes de responder.

-Extrañaba estar así con vos. No pensé que esto fuera a pasar.

-Yo tampoco pensé que íbamos a terminar así. No me digas que te estás arrepintiendo... - ¿Pero qué estás diciendo?

-No, para nada. Al contrario, te iba a decir de quedarnos acá.

-Gustavo, tenemos que ir a Panamá. No podemos.

-Ya fue, viajemos después.

-Dale, amor. Dejate de joder. - después de que lo dijo se quedó un poco paralizada. Es tan lindo escucharla llamarme así. Quería volver a escucharla decir esa palabra, como cuando suena una canción que me encanta y que puedo repetir una y otra vez. - Perdón.

-¿Me estás pidiendo perdón por decirme amor?- Me reí, buscando ocultar que por un segundo tuve miedo de lo que pudiera llegar a responderme. Estando así no es el mejor momento para hablar sobre lo que nos pasa. Ayer lo pudimos hacer un poco, con interrupciones de los demás y música de fondo, pero algo se dejó a entender.

Macarena se puso algo roja; estaba nerviosa. Verla así logró tranquilizarme un poco, no se arrepentía de haberme llamado así. Lo que le pasaba era otra cosa.

médium ; gustavo ceratiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora