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El chillido del silbato marcó el final del partido dominical, y los jugadores se dispersaron con sonrisas y bromas hacia la tradicional reunión postpartido. Axel, Emmanuel y Jean Paul lideraban las risas y las pullas habituales, especialmente dirigidas a Dan.

La energía era tan positiva que decidieron prolongar la diversión con una visita a la heladería local. Entre risas y alardes de quién podría lanzar el tiro libre de la orden, la suerte señaló a Dan. Sus amigos lo despidieron con burlas amistosas mientras se dirigía hacia a la heladería. Al llegar, Dan se concentró en elegir los sabores, ajeno a la sorpresa que le esperaba.

Mientras ordenaba, la campana de la heladería sonó suavemente, anunciando la entrada de un cliente más. Dan, absorto en sus pensamientos sobre qué helado elegir, se quedó sin aliento cuando escuchó una voz familiar. "- ¿Iván? ¿Qué haces aquí?", preguntó Dan, luchando por ocultar su sorpresa. Iván, con una sonrisa encantadora, respondió: "-Solo pasaba por aquí y pensé en disfrutar de un buen helado. ¿Te importa si me uno a ti?" Dan, nervioso pero emocionado, asintió con torpeza.

Mientras esperaban sus pedidos, charlaron sobre el partido, sus equipos y otros temas triviales. Dan se esforzaba por mantener la calma, consciente de la presencia de Iván, pero su corazón latía descontroladamente.

De repente, Dan, incapaz de contener su curiosidad, preguntó: "- ¿Por qué estás aquí tan sorpresivamente?" Iván, con una expresión cálida, compartió la revelación que hizo que el corazón de Dan se hundiera. "-Tengo novia, y vine a comprar helado para ambos. Es agradable tener estos pequeños momentos juntos."

Dan, a pesar de su habilidad para disimular, sintió un agudo dolor en su pecho. Sin embargo, trató de sonreír y asentir como si todo estuviera bien. "-Eso suena genial, Iván. Siempre es bueno disfrutar de esos momentos con alguien especial." Iván, ajeno a la tormenta emocional de Dan, asintió y le dio las gracias al heladero mientras recogía sus pedidos.

Se despidió con la misma amabilidad que siempre mostraba y se alejó de la heladería. Dan, con la bandeja de helados en la mano, se sintió abrumado por una mezcla de emociones. Regresó con sus amigos, quienes, sin conocer el encuentro con Iván, continuaron la velada como de costumbre.

A pesar de las risas y la camaradería, Dan no pudo evitar sentirse triste. Decidió retirarse temprano de la reunión, alegando cansancio. Sus amigos, ocupados con sus propias diversiones, apenas notaron su partida. En casa, Dan se sumió en una noche de reflexiones dolorosas. La revelación de Iván había desencadenado una desilusión profunda, pero sus sentimientos por él no cedían. En la oscuridad de la noche, Dan se enfrentó a la realidad de que, aunque el camino del amor parecía cerrado, su corazón se negaba a dejar de latir por Iván.

Hey gracias por acompañarme en este episodio lleno de sorpresas y emociones. La cancha ha sido testigo de risas, bromas y, como descubrimos, de giros inesperados en las historias de nuestros personajes. La vida, al igual que el baloncesto, nos presenta momentos desafiantes y reveladores.

¿Qué nos depara el destino en los siguientes capítulos? ¿Cómo evolucionarán las relaciones entre Dan, Iván y sus amigos? No se pierdan el próximo episodio para seguir explorando estos fascinantes entrelazamientos de la cancha y el corazón.

Hasta la próxima canasta, queridos lectores. 🏀✨

Amor en Doble JugadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora