Cap 3: Los hermanos kamado

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La chica recién convertida en demonio se acercó a pasos lentos hacia Tomioka, del fondo de su garganta lo único que salían eran gruñidos desagradables que indicaban el hambre que tenía. Definitivamente, ella iba a devorarlo sin dudar ni un segundo, hasta su boca estaba desbordada de saliva espesa.

El peligro era inminente, pero aun así, el omega apenas pudo reunir las fuerzas para moverse cuando la demonio estaba a solo un par de metros de distancia.

Su katana estaba demasiado lejos, tenía un brazo dislocado y su cuerpo en general estaba exhausto. La cabeza le daba vueltas haciendo que su visión se nublara, no sabía cuánto tiempo iba a aguantar antes de desmayarse otra vez, pero ya estaba al límite y el frío solo empeoraba su condición.

Tenía que pensar en algo.

Sus ojos se desviaron de ella hacia donde estaba su katana y entonces se tomó un momento para reunir todas sus fuerzas, los segundos ya eran contados, uno, dos, tres…

La demonio se abalanzó hacia él, pero antes de que lo atrapara se impulsó para salir de su alcance e ir por su arma.

Le dolía bastante de la cadera para abajo, así que tropezó luego de pocos pasos, entonces ella lo agarró del pie, hundiendo sus uñas y jalándolo para acercarlo.

— Ahg! No— Gruñó e hizo fuerza con su brazo bueno, agarrándose de la nieve aunque el frío de esta le quemara la piel.

Y así poco a poco acercándose hasta que alcanzó la hoja filosa, se cortó la mano cuando la agarró y el rojo otra vez se esparció por el blanco, el olor de su sangre inquietó aún más a la demonio, pero ya no había escapatoria para ella, lamentablemente su vida acababa aquí.

Entonces, con un movimiento rápido, jaló la katana, agarrando por fin la empuñadura para luego darse la vuelta y con viada apuntar directo a su cuello.

— Malditos demonios— Dijo en voz baja para sí mismo, pero entonces, sus ojos se abrieron con sorpresa.

— ¡Espera! — Gritó una figura que vestía de cuadros verdes y negros.

La hoja estaba a solo una pulgada del cuello de la demonio cuando el chico se tiró sobre ella, abrazando su torso, forzándola a estar en el suelo y a su vez salvándola del ataque.

— ¡Nezuko! Oh, dios, Nezuko, cálmate por favor.— El muchacho lloró mientras la demonio se retorcía en su agarre.

Tomioka frunció el ceño y con enojo le alzó la voz — ¡¿Qué crees que estás haciendo?! Es peligroso, aléjate…— empuño de nuevo su espada e intentó reincorporarse otra vez.

— ¡No! Ella es mi hermana, es solo que— El joven de cabello rojo oscuro se detuvo en media frase y lo miró con una expresión que en el momento no pudo describir.

Pero no importaba, ya estaba listo para volver a tomar el control de la situación, sin embargo, penas hizo un movimiento para acercarse, el joven abrazó con fuerza a la chica y su cuerpo desprendió un fuerte aroma de alfa.

El aroma lo hizo tensarse de nuevo y por un momento sintió a su corazón saltar con brusquedad, inconscientemente empezó a temblar y otra vez se desmoronó sobre la nieve.

Fue como si su dolor de cabeza se multiplicara por mil y su estómago se revolvió causándole náuseas.

— Uhg— en su aturdimiento alzó levemente la cabeza.

Por un lado, pudo divisar a su cuervo, quien lo veía preocupado, ¿desde cuándo había estado ahí?

Por el otro, el chico solo tenía una expresión de confusión y sorpresa mientras sostenía a Nezuko, la demonio, que ahora estaba quieta y calmada solo por oler las feromonas que había desprendido su hermano.

El sufrimiento de TomiokaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora