Cap 16: Hazme un favor. Final.

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Una vez el sol se ocultó por el lejano horizonte, el mundo exterior quedó sumido en una profunda oscuridad, mientras que dentro de la fortaleza infinita se mantenía la luz contaste que emanaba de cada lámpara ubicada en los miles de rincones.

En una especie de plataforma no muy cercana de donde se encontraba sentada la demonio del Biwa, se podía ver a un hombre alto con cabello largo y desordenado luchando con todas sus fuerzas para no arremeter contra los niños que ignoraban sus órdenes. Esta falta de respeto no debería pasar nunca por la educación estricta que les ha dado, pero el salvaje de Douma jodió todo cuando compró un pastel de dos pisos con chocolate y cerezas solo para esas dos criaturas.

— Niños...— Kokushibo estaba a punto de gritarles.

— ¡Jajaja! No puedes atraparme, no puedes atraparme. — Tanjiro gritó y rió con fuerza mientras corría de un lado a otro sin detenerse.

— ¡Oye! Ya verás— Senjuro iba pisándole los talones.

Los dos pequeños, Senjuro y Tanjiro, acababan de cumplir siete años, obviamente este hecho sólo le importaba a los padres, para Muzan era un año menos antes de conseguir la inmunidad al sol, mientras que para el omega se trataba de una ocasión de tristeza. ¿Entonces por qué Douma tuvo que entrometerse?

— Oh mis queridos niños, van a hacer enojar al tío Kokushibo, háganle caso, ya es hora de ir con su madre. — La voz de la segunda luna superior hizo eco en la fortaleza.

— Tío Douma! Gracias por el pastel. — Senjuro se colgó a la pierna del demonio, y luego Tanjiro dejó de jugar, sonriendo un poco con las mejillas sonrojadas.

— Fue delicioso. — Dijo Tanjiro.

El demonio les dedicó una pequeña sonrisa, mientras que su mirada de diversión se dirigió hacia la primera luna superior.

— Que sea la última vez que les das azúcar. — Kokushibo habló con molestia y agarró a los dos niños con cada brazo, como si fueran sacos de papas.

— Ah tío, nosotros...— Tanjiro quiso hablar, pero el demonio negó con la cabeza.

— Silencio. — Cómo la adrenalina ya había pasado, su tono fue suficiente para mantenerlos quietos.

— Lo siento, pensé que la idea sería maravillosa, la anterior vez todos estaban de buen humor. — Dijo Douma con la intención de molestarlo un poco más. — Por lo menos ellos son solo niños, imagínate lidiar con un casi ya no adolescente salvaje sin nada de educación. —

— ¿Sigues manteniendo al chancho? —

— Jabalí, de hecho. Es una compañía entretenida. Como sea, te quería decir que ayer me tope con un cazador de cabello amarillo, era muy llamativo, por desgracia demasiado débil, no me tomó mucho tiempo mat... —

— Ya lo sé. —

— Uh ¿te vas sin despedirte? — Douma se quedó hablando solo cuando el demonio desapareció.

° ° °

La pequeña casa estaba a oscuras, ni siquiera había mucho ruido además de la pesada respiración de Tomioka, quien estaba acurrucado en una esquina intentando mantenerse caliente incluso cuando no llevaba nada puesto e incapaz de moverse gracias a un par de cuerdas que lo mantenían quieto.

Estaba a punto de quedarse dormido, cuando el ruido de la puerta abriéndose le hizo saltar del susto, abrió sus ojos hinchados con bastante dificultad, vislumbrando a la primera luna superior entrando y luego rompiendo la cuerda con facilidad. Tomioka solo ocultó su rostro por la vergüenza mientras escuchaba a los niños saludar con rapidez antes de irse a su propia habitación.

El sufrimiento de TomiokaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora