2-Segunda

1.4K 128 40
                                    

Narradora

No había excusa, solo desapareció. Ni un adiós, ni una razón para saber si el había hecho algo mal y por eso se fue.

Ya había pasado dos meses pero el locutor seguía con la esperanza de que volvería y podría explicarle que hizo mal, y cuando lo supiera haría todo lo posible para mejorar.

Esto no va a funcionar, ¿Enserió creíste que funcionaria? Por favor Alastor solo perdimos el tiempo.

Dicho escrito que encontro cuando recién salia del estudio de radio, regresando a su hogar para verlo en la mesa. No hubo reacción solo pudo llamar a su amistad más cercana.

Husk fue el primero en enterarse, era de madrugada y salió del bar corriendo para buscar a su amigo. Lo encontró afuera de la casa del mismo, con las manos en la cara intentando ocultar las lágrimas que brotaban de sus ojos.

El mayor maldijo para sus adentros.

Al es hora de irnos hablo el mayor de todos con preocupación. Al parecer el menor se había quedado afuera con la lluvia cayendo esperando por aquella persona.

El va a venir yo lo ... Siempre a esta hora nos reunimos Husk lo miro con pena.

No puede irse de la nada ¿verdad? Quería buscar una respuesta.

El bartender solo le nego con la cabeza y lo hizo entrar. Bien claro le había dejado a ese maldito que no dañara a su amigo y mira lo que sale haciendo.

No te preocupes Husk, Alastor es el amor de mi vida no haría nada para dañar lo le dijo con una sonrisa.

Ahora el locutor se encontraba llorando en los brazos de su amiga preguntándose que hizo mal, por que ni a vuelto. Solo una mísera nota diciendo que terminaban, la cual termino siendo pisada por el mayor de todos y a la basura.

Los demás se miraron entre sí, que podían hacer. Su estimado tenía el corazón roto y lo peor era que no sabían la ubicación de Adam, pero obvio que no era para remediar las cosas, era para matarlo y torturar lo por romper el lindo corazón de su angelito.

Lo hago picadillo y se lo doy a los perros, no sirve para ser comido por los humanos pensó Rossie -solo espero que no les de indigestión fue lo último antes de intentar alegrar a su querido.

Y ahí estaba Adam mirando desde em cielo a su amado, no podía decirle la verdad pero tampoco quería irse de esa forma.
Le partía el corazón verlo llorar por su culpa, quería bajar y le valía si su padre lo castigaba, solo quería volver a abrazarlo y ver la sonrisa que a el solamente le mostraba.

Y los meses pasaron y eso luego se convirtió en años. Alastor ya había dejado de lado ese mal recuerdo de su primer amor, de su primer todo.

No iba a cometer los mismos errores nuevamente. Estaba dando una caminata por la ciudad, y como era de esperarse nunca le faltaba la risa al escuchar las tonterías que decían los que se hacían llamar predicadores en eso tiempos.

Como ejemplo estaba el parlachin que pedía arrepentimiento por si actos, que el fin del mundo llega. Tal vez si había algo de lo que se arrepentía pero ¿y qur pada con los asesinatos? Nada, ¿del canibalismo? Menos, admitía que le daba gracia, entonces se puso entre la multitud para ver el espectáculo de hoy.

El diablo camina entre nosotros pronuncio el que tenía el micrófono.

No se esperaba que alguien le respondiera.

-Reverendo, no tiene ni idea de lo acertado que está -hablo un joven de traje blanco con sutilez toques rojos- Pero no hay razón para estar molesto, disfruta el viaje.

-Alguna vez has visto la cara del diablo -hablo señalandolo con la mano-

-Ah, todas las mañanas en el espejo -había un cansancio fingido en su respuesta-

El charlatan siguió hablando, hay que decir que Alastor se aguantaba las ganas de reír por el toque de satan que según el estaba en este mundo.

-Oh, no no no no, no me de crédito por eso, los humanos hacen bastante ustedes solos.

Al famoso de radio le empezó a interesar aquel tipo, luego el que hablaba de Dios se le acercó. No pudo escuchar lo que conversaban pero al parecer salió corriendo soltando dinero por todas partes diciendo que era el diablo el muchacho al frente suyo.

-Es cierto, si es cierto -se dispuso a decir-

La multitud lo tomaba como ironia y recogia los billetes del suelo.

-Ja, ja, gracias a todos, si aquí estaré hasta el fin de los tiempo -fue lo último que dijo-

Al parecer termino la diversión hablo acercándose a aquel sujeto un poco más bajo que el. El de baja estatura lo miro, preguntando que quería.

Nada, solo que no debe hacer que el espectáculo termino tan rápido príncipe del infierno respondió para luego irse del lugar.

Algunas personas empezaron a murmurar, decían que de seguro el locutor se iria al infierno por homosexual. Lucifer solo los podía mirar con cara de incredulidad.

Aunque la curiosidad era mutua, y decía aumentar la velocidad de su paso para caminar al lado del desconocido e iniciar una platica.

Al parecer pronto se harían más cercanos de lo que esperaban. Y tal vez el locutor cometería el mismo error de encontrarle su corazón a otra persona demasiado pronto.

Volvería a arrepentirse y seguir con su vida luego de recuperarse del dolor. Al parecer aquel príncipe solo estuvo con el dos años y desapareció como aquel sujeto de mismo nombre que el primer ser humano en la tierra.

No me llevo bien con el amor al parecer río un poco recordando sus amores mientras hacía sus prácticas de vudú.

Amores Prohibidos Pero No ImposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora